Pacquiao noquea a Matthysse y al almanaque
En un domingo mañanero en Malasia, específicamente en Kuala Lumpur, y sabatino nocturnal en el hemisferio occidental, el filipino Manny Pacquiao noqueó en el séptimo asalto al argentino Lucas Matthysse, quitándole la faja welter regular de la AMB, evidenciando que aún le queda cuerda, talento, pasión y hasta cierto punto pegada a los 39 años, a la misma vez que borraba su derrota, pintada de robo, ante el australiano Sam Horn, en julio de 2017, en que cedió la de la OMB.
Con dominio pleno desde el primer tañido de la campana, Pacquiao, que fue su propio promotor, dejando a un lado a Bob Arum y Top Rank, se apuntó tres caídas frente al noqueador: uppercuts de izquierda en el tercero y en el definitivo, más una arrodillada de Matthysse en los últimos segundos del quinto tras recibir dos jabs de poca fuerza, lo que denotó una parrillada de desasosiego y frustración.
Ciertamente, el perdedor, que tenía récord de 39-4, con 36 triunfos antes del límite, mostró ser un blanco fácil por no mover la cabeza y telegrafiar su derecha potente, que solamente hizo diana en tres ocasiones, y en una debajo de la cintura que fue tildada obviamente de foul por parte del referí estadounidense Kenny Bayless, conceptuado el mejor del mundo en la actualidad, en la sexta vuelta.
De hecho, Pacquiao recibió más besos y abrazos sobre el cuadrilátero que golpes del apodado La Máquina, ratificando además que su separación del entrenador Freddie Roach, que databa desde 2001, no afectó su concentración, ni su condición corporal.
Asimismo, superó al soberano universal 23 en sus ocho títulos, que comenzó en 112 libras, saltando los de 115 y 118, y llegando en sucesión hasta 154, amén de sumar su KO 39, siendo Miguel Cotto el 38 en noviembre de 2009.
Por el momento, esta leyenda viviente continúa evitando combatir en USA, ya que adeuda más de $20 millones al IRS, aunque en 2016 su capital neto era de $190,000,000, pero tiene al resto del planeta rendido a sus pies.
Tenemos, pues, que llegar a imaginar que su puesto de senador en su país lo podría llevar eventualmente a la presidencia por su popularidad y activismo social.