El Nuevo Día

Humor y pasión en el cierre del Festival de Teatro del Tercer Amor

La obra “Ropa vieja” cierra con amor y humor el Festival de Teatro del Tercer Amor

- PATRICIA VARGAS CASIANO patricia.vargas@gfrmedia.com

Luego de ganar dos premios, por Mejor actor a Leandro Peraza, y Mejor director a Eddy Díaz Souza, por “Mal tiempo y un poema sombrío”, la compañía de teatro de Miami Artefactus regresa a presentars­e este fin de semana en el 13vo. Festival del Teatro del Tercer Amor de Coribantes.

En esta ocasión, la pieza a presentar es “Ropa vieja”, de la autoría de Díaz Souza, con la que esperan repetir los éxitos anteriores. Protagoniz­an la actriz Adela Romero y los actores Leandro Peraza y Marcial Reyes.

“A principios de año, Rafael (Rojas) me llama para decirme que el festival se va de comedia este año porque cae en el número 13 y porque ya tuvieron mucho drama con el huracán María. Como soy dramaturgo, escribí varios proyectos de comedia, pero esta es la primera obra que escribo pensando en este festival. De ahí se desprende ‘Ropa vieja’, que no es sobre el conocido plato cubano, sino se trata de la moda”, explica Eddy.

La historia, según describe el autor, es como una mirada satírica a la familia Ortiz Prieto, que está integrada por la madre de 70 años y su hijo de 40.

“La madre está enferma, presiente dentro de su tragedia que se cree que se va a morir, y decide poner a su hijo en manos de un diseñador famoso, que ella instruyó cuando niño, y lo invitan a la casa luego de 20 años de no verse. Esta comedia es una especie de conversaci­ón pendiente”, indica.

La actriz cubana expone que el hijo de esta mujer manipulado­ra y sin valores fue un diseñador famoso “pero le cae la debacle emocional de su familia y hace que pierda la oportunida­d de presentar su colección ante el mundo, y que el diseñador le pone ante sí”.

El actor cubano Leandro Peraza, el protagonis­ta de esta historia de humor negro, explica que el diseñador y su personaje mantuviero­n un romance en su adolescenc­ia, una cercanía.

“Más allá de eso, lo que mi personaje busca es su salvación como ser humano y su realizació­n como artista de la moda. Esta es la oportunida­d que él ve que llega de este, su primer amor, de su nueva oportunida­d de ser, lo logre o no, ya el público dirá”.

EL DOLOR DEL EXILIO

Hace una década que Leandro salió de Cuba donde se dedicaba a la pantomima hasta que migra a Miami cuando comienza a trabajar como actor de la palabra.

Adela, entrenador­a de actores, por su parte, tuvo que salir de su natal Venezuela en el 2005 al sentir que su vida estaba en peligro.

“Tuve problemas para trabajar porque era activista en contra del gobierno de Hugo Chávez, al tiempo que me divorcié. Fueron años fuertes, no conseguía trabajo, tuve agresiones físicas fuertes. No he podido volver ni siquiera cuando murió mi madre, un dolor que siento cada día en mi alma”.

Para Eddy, salir de Venezuela tras 12 años, fue un doble exilio.

“Llegué a Venezuela de Cuba muy joven. Ahí me formé como individuo, escritor y artista exitoso. Era todo distinto a lo que conocía, y me hace un hombre libre, me da madurez y me hace entender el mundo de otra manera. Cuando me di cuenta que el modelo político de Cuba se iba a repetir alerté a los venezolano­s. Mi fe en el cambio me aguantó, no quería irme, pasar por un segundo éxodo, y en el 2007 salí del país, y si el primero fue difícil el segundo fue peor. Siento que es p mi segunda patria”, culminó.

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Suministra­da La obra es un pretexto para reír y para mostrar el rumbo de una sociedad que reverencia la imagen y se empeña en alcanzar el éxito a toda costa.

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