Territorio incorporado: impuestos sin representación
Territorio incorporado no es la descolonización o ideal del estatus político del movimiento fundado por José Celso Barbosa en 1899.
Ni siquiera en aquel tiempo contemplaba necesario el liderato estadista un espacio preparatorio para admitirse a la Unión, que recibía un Puerto Rico civilizado y organizado como provincia autónoma española.
“We The People” es la consigna que encabeza la Constitución porque en Estados Unidos de América, el ciudadano es el soberano.
Territorio incorporado es un registro de propiedad, y aunque así lo haya descrito la Corte Suprema en los “Casos Insulares”, los ciudadanos Americanos de Puerto Rico no somos propiedad de nadie.
Incorporarse como antesala del proceso de admisión impone violar uno de los principios fundamentales de la democracia Americana – “Taxation without representation” – pagar contribuciones federales sin el derecho de compartir el poder que las impone; sin representación legítima en el Congreso y sin la facultad de unir el voto para elegir al presidente. ¡Eso es peor de lo que somos!
La incorporación se ha propuesto y rechazado desde aquellos orígenes barbosianos por cuestión de principios; pero con igual fuerza, por el factor indisputable de que lo necesario es habilitar económicamente a la isla para la estadidad.
Esa ha sido, y hasta donde sé es hoy, la posición histórica adoptada por todas las entidades políticas portaestandartes del ideario estadista de Barbosa a Rosselló. ¿Cuándo cambió? ¿En qué asamblea se aprobó?
La estadidad para Puerto Rico cada día adquiere mayor apoyo moral acá y allá. Gracias a María, nos hacemos espacio en la conciencia moral del pueblo estadounidense que descubre, incrédulo, que sus conciudadanos puertorriqueños viven en desigualdad económica y política.
Decirles ahora que aceptamos la minusvalía territorial sin las prerrogativas de la democracia, es un autoinfligido insulto.
El territorio incorporado es una blasfemia antidemocrática que rechazo con la energía acumulada por toda una existencia consagrada a la causa estadista.
“El territorio incorporado es una blasfemia antidemocrática que rechazo con la energía acumulada por toda una existencia consagrada a la causa estadista”