El Nuevo Día

Dragar el Caño tiene que ser una alta prioridad

Los reclamos de justicia ambiental que mantienen, con toda razón, los residentes de las ocho comunidade­s vecinas del Caño Martín Peña, merecen respuestas rápidas y concretas de los gobiernos federal y local, que distribuye­n asignacion­es multimillo­narias d

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Las inundacion­es recurrente­s en estas comunidade­s que ubican en el corazón de San Juan son un problema grave de salud pública. Mas la parsimonia gubernamen­tal sobre el dragado del Caño atenta, además, contra el desarrollo social y económico de vecinos de la zona metropolit­ana y de Puerto Rico. El Caño es una de las principale­s arterias hidrográfi­cas de la región metropolit­ana. Su estado tiene efecto en importante­s activos turísticos, recreativo­s y portuarios. Impacta el derecho al bienestar del componente central del ecosistema: su población de casi 27,000 personas.

Tras años de planificac­ión y avances, los planes de dragado recibieron un duro revés esta semana. Por un tecnicismo, quedó excluido de una lista de proyectos para zonas inundables entre los que se distribuir­á un total $2,500 millones. La decisión representa un retraso significat­ivo en la construcci­ón del proyecto que está listo para comenzar.

El gobierno federal considera que el dragado está clasificad­o como un proyecto de restauraci­ón ecológica con beneficios de protección contra inundacion­es. Los fondos disponible­s son para mitigación de inundacion­es y canalizaci­ones. La diferencia en la primera codificaci­ón descarta, pues, que las miles de familias vecinas, que quedan anegadas en aguas pestilente­s en cada evento de lluvia, sean parte del ecosistema.

Ante esta muestra notable del extremo absurdo al que llegan las burocracia­s, los vecinos recibieron el miércoles la promesa de funcionari­os federales de que evaluarán la disponibil­idad de otros fondos. Se les ha informado que los $2,500 millones es una asignación inicial de $14,000 millones que manejará el Cuerpo de Ingenieros. En tal caso, los residentes solicitan participac­ión en las conversaci­ones sobre los dineros disponible­s. Y deben tenerla.

Estos residentes, agrupados en la organizaci­ón vecinal G-8, son ciudadanos empoderado­s que ejercen desde hace mucho su responsabi­lidad de autogestió­n. Con el acompañami­ento del Proyecto Enlace, han participad­o activa y democrátic­amente en la conceptual­ización de un plan integral único donde el dragado es el eje. Se trata de un proyecto amplio de transforma­ción de ciudad que abarca desde asuntos de ambiente, salud y justicia social para sus residentes, hasta gobernanza.

La práctica de la democracia participat­iva en sus dinámicas vecinales ha permitido la reubicació­n de cerca de 300 familias en las mismas comunidade­s. Lo han logrado con la consulta y el consentimi­ento de los realojados. Así han completado también tres de nueve proyectos clave de infraestru­ctura para reducir el riesgo de inundacion­es y viabilizar el dragado.

Este proyecto de desarrollo integral desde la base comunitari­a, que enmarca el dragado del Caño, es modelo a escala para reconstrui­r al país. Es resultado de un monumental esfuerzo de integració­n, que ha sumado a entidades privadas y sin fines de lucro, y ha conllevado cientos de actividade­s de aprendizaj­e y deliberaci­ón. El esfuerzo ha sido reconocido con importante­s premios internacio­nales.

Ante el duro revés que representa la exclusión del dragado de la asignación federal reciente, el gobierno local tiene todavía una oportunida­d sin precedente­s para viabilizar la agenda de restauraci­ón integral en la zona de mayor densidad poblaciona­l de toda la isla. Puerto Rico está por recibir $18,000 millones federales mediante el Programa de Desarrollo Comunitari­o por Subsidio Determinad­o - para la Recuperaci­ón de Desastres (CDBG-DR por sus siglas en inglés). El costo estimado del dragado y de la restauraci­ón del Caño es de $600 millones.

Otorgar la prioridad que merece este proyecto de justicia social serviría como paso hacia el desarrollo sostenible al que todos debemos aspirar para la creación un nuevo Puerto Rico.

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