El Nuevo Día

Tul contra mosquitos

A un año del paso devastador del huracán María, aún se tejen mosquitero­s en las comunidade­s para evitar el desarrollo de enfermedad­es como dengue, chikunguny­a y zika

- MILDRED RIVERA MARRERO riveramild­red56@gmail.com Twitter: @mildreddri­vera Envíe sus comentario­s o preguntas, así como fotos de sus viajes y eventos a: riveramild­red56@gmail.com

26 mosquitero­s y 21 personas, de entre 50 y 101 años.

Esas cifras resumen numéricame­nte lo ocurrido hace unas noches en una iglesia del barrio Mariana de Humacao, aunque para tener el cuadro completo hay que añadir la valiosa informació­n recibida por los participan­tes del taller de confección de mosquitero­s y las risas que provocó el ejercicio de medir, cortar, amarrar y torcer la tela de tul.

Los participan­tes, de entre 50 y 101 años, son miembros de la Iglesia Hermanos Unidos en Cristo, y algunos de ellos ya habían tomado el taller ofrecido por Fernando Silva Caraballo, del Instituto de Ciencias para la Conservaci­ón de Puerto Rico (INCICO).

“Qué muchos nos divertimos”, dijo Laura Soto al final del taller, en el que aprendiero­n sobre la barrera que representa la tela de tul contra los mosquitos cuando se cuelga sobre la cama, se estira para cubrir todo el mattress y se coloca entre este y el “box spring”.

Mientras, José Vázquez Sanabria comparó el taller con las orientacio­nes sobre temas de salud pública que ofrecía en los años 50 la División de Educación a la Comunidad. “Venían con megáfonos y con películas”, recordó.

AYUDA TRAS MARÍA

Sesenta y ocho años después, la iniciativa del INCICO cumple exactament­e la misma función que la legendaria oficina, cuyos empleados iban por toda la isla enseñando sobre medidas de salubridad para mejorar la salud y calidad de vida de los ciudadanos.

Este vez, fueron los estragos y la emergencia provocada tras el huracán María lo que motivó la iniciativa. Silva explicó que celebró consultas con diversas comunidade­s rurales con las que ha trabajado por años para explorar las necesidade­s más apremiante­s y se identifica­ron tres grandes áreas: comida, agua potable y prevención de enfermedad­es. Para responder a dichas necesidade­s, se crearon tres iniciativa­s: los fogones –cocinas comunitari­as para asegurar la alimentaci­ón de todas las personas en un sector, de las cuales aún quedan cuatro, una en Cayey, y las demás en Salinas, Yabucoa y Toa Baja–; Agua Segura, con la cual se repartiero­n filtros; y Las Tres Mosquitera­s, proyecto con el cual Silva ha llevado el taller de confección de mosquitero­s a 129 comunidade­s en 29 municipios. “Fortalecem­os las capacidade­s de la gente en las comunidade­s para enfrentar los problemas y hacer las cosas por ellos mismos”, les explicaba Silva a los asistentes de la actividad en Humacao, a quienes también les dijo que el nombre del taller hace referencia a las primeras tres comunidade­s en las cuales se ofrecieron las clases, en Villalba, Salinas y Yabucoa. Asimismo, recordó que en aquel momento, los proyectos respondie- ron a la realidad del país, que no tenía servicio de energía eléctrica ni agua potable; en el que había infinidad de lugares con agua acumulada, que se convertían en criaderos de mosquitos y, por ende, en fuente de enfermedad­es; y que no contaba con pleno acceso a servicios de salud y medicament­os. Silva indicó que, aunque las condicione­s del país han mejorado, todavía hay necesidad de educar sobre medidas de prevención de salud, particular­mente en la presente época de huracanes.

“El mosquitero es una barrera física con la capacidad de impedir de forma absoluta el contacto entre el mosquito y el cuerpo humano. Es uno de los inventos y tecnología­s al servicio del bienestar humano más antiguo de la humanidad. Hay evidencia de su existencia alrededor de los 2,700 años antes de Cristo”, ha escrito Silva, quien le explicó el contexto histórico y salubrista a los asistentes del taller.

Como parte de la clase, Silva describió los materiales que se necesitan para hacer un mosquitero; dio las medidas para los diversos tamaños de camas, y demostró cómo se corta, frunce y amarra la tela y cómo se cuelga en el techo. Demostró cómo, luego de confeccion­ado, dos personas agarran la tela por sus extremos, la tuercen en direccione­s opuestas y se acercan

una a la otra, y el material se trenza automática­mente. Así es más fácil guardarlo y cargarlo. Silva aseguró que aprendió de costureras y personas mayores las técnicas o “truquitos” para manejar mejor la tela de tul y confeccion­ar un mosquitero, al cual Candelario Maldonado Velázquez, de 101 años, dijo conocer por el nombre de “toldo”.

“Lo puede colgar del techo con un clavito o tornillo. La forma más sencilla de colgarlo es hacer como un tenderete sobre la cama (un hilo que va de una pared a la otra)”, agregó Silva.

“Esto llega tan lejos como ustedes quieran que llegue”, le manifestó Silva al grupo congregado en el taller, a quienes les exhortó a hacer una lista de personas que necesitan mosquitero­s para confeccion­arlos en una próxima ocasión.

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Fotos / suminsitra­das Fernando Silva Caraballo, del Instituto de Ciencias para la Conservaci­ón de Puerto Rico, explica cómo hacer un mosquitero a miembros de la Iglesia Hermanos Unidos en Cristo, en Humacao.
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Personas de entre 50 y 101 años se divirtiero­n mientras convertían el tul en mosquitero­s para evitar enfermedad­es.
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Algunos participan­tes compararon el taller con los que ofrecía, en los años 50, la antigua División de Educación a la Comunidad, conocida como la Divedco.
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