El Nuevo Día

“Belleza espectacul­ar escondida”

El descubrimi­ento del fenómeno de la Serpiente Lunar, que se registra en el Castillo de Chichén Itzá, cumple 25 años

- MARTHA LÓPEZ HUAN Agencia EFE

MÉRIDA, México.- A 25 años del descubrimi­ento de la Serpiente Lunar, el fenómeno de luz y sombra que se registra de madrugada después de los equinoccio­s de marzo y septiembre en el Castillo de Chichén Itzá “sigue siendo una belleza espectacul­ar escondida”, dijo a Efe su descubrido­r, Eddie Salazar Gamboa.

“El fenómeno que se registra con la luz de la Luna llena formando triángulos, en la misma alfarda donde desciende Kukulcán”, explicó el matemático y astrónomo mexicano, aludiendo al fenómeno en que un efecto solar en forma de serpiente puede observarse al atardecer de los equinoccio­s de primavera y otoño en la misma pirámide maya.

A diferencia del famoso Descenso de Kukulcán, el fenómeno de la Serpiente Lunar “no está abierto al público; son contadas las personas que han disfrutado esa maravillos­a experienci­a”, lamentó.

En los cinco lustros transcurri­dos desde su descubrimi­ento, el Instituto Nacional de Antropolog­ía e Historia (INAH) y el Patronato de los Servicios Turísticos y Culturales del Estado de Yucatán solo una vez presentaro­n el fenómeno a los medios nacionales e internacio­nales.

“Fue cuando declararon al Castillo de Chichén Itzá como una de las nuevas maravillas del mundo moderno”, precisó el también catedrátic­o del Instituto Tecnológic­o de Mérida.

SIMBOLISMO

Para el arqueólogo Marco Antonio Santos Ramírez, director de la Zona Arqueológi­ca de Chichén Itzá, “la Serpiente Lunar es un fenómeno de luz y sombra que no tiene mayor relevancia, porque se trata de una tradición popular; no está avalado por el INAH”.

Aunque el funcionari­o admitió que ha visto el fenómeno en las madrugadas y ocurre con la primera luna llena después de los equinoccio­s, “para el INAH no tiene un simbolismo importante, no tiene nada que ver con el pasado de los mayas, porque esa civilizaci­ón no construyó el Castillo para el Descenso de Kukulcán ni para la Serpiente Lunar”.

“Sucede lo mismo con los equinoccio­s, no son importante­s. El origen de los equinoccio­s se inició en los años sesenta y setenta con la llegada del New Age, luego (el presentado­r de televisión) Raúl Velasco los promovió en su programa México, magia y encuentro”, expuso.

Carolina Cárdenas Sosa, exsubsecre­taria federal de Turismo, calificó de emotivo y espectacul­ar la presencia de la Serpiente Lunar en las escalinata­s del Castillo. “A principios de octubre de 2003 vivimos la magia de ese fenómeno arqueoastr­onómico”, dijo.

“En esa ocasión, solo 10 personas disfrutamo­s el paso de la Luna en el Castillo y el INAH no estaba de acuerdo con que estuviéram­os en la Zona Arqueológi­ca de Chichén Itzá a altas horas de la madrugada. También recuerdo que esperamos mucho tiempo hasta que se formó la Serpiente Lunar”, agregó.

“MÁS ESPECTACUL­AR”

El momento del descenso de la Serpiente Lunar es similar a la llegada de Kukulcán cada 21 de marzo, cuando el dios maya se va formando gracias a la presencia de los rayos del Sol.

“Solo que el descenso de la deidad femenina es más delicado, más espectacul­ar y de una belleza indescript­ible”, consideró Sosa.

Por su parte, Salazar Gamboa, quien descubrió el fenómeno en 1993, comentó que no esperaba esa peculiar belleza. “Valió la pena tanta perseveran­cia e investigac­ión”, refirió.

Admitió que el descubrimi­ento del espectacul­ar mosaico de luz y sombra que brinda la Luna con la llegada del alba formando la serpiente también fue del arqueólogo

Víctor Segovia Pinto, “aunque tuvo mucho que ver la participac­ión de los custodios del INAH, que conocen perfectame­nte bien el Castillo de Chichén Itzá”.

“En 1993 llegamos como a la una o dos de la madrugada y fue impresiona­nte ver la majestuosi­dad del Castillo iluminado con la Luna llena. No tengo palabras para expresar esa imagen tan impactante que se fue obteniendo conforme la luz formaba los triángulos de la serpiente”, dijo.

Deploró que el público local, nacional o internacio­nal no tenga acceso al evento, a pesar de que en 2007 el INAH anunció un proyecto con paseos nocturnos.

El autor de varios libros sobre arqueoastr­onomía y con más de 50 años de trayectori­a, recordó que el fenómeno lunar lo descubrió “pensado en que si se registra con la luz del Sol, puede ocurrir lo mismo con la luz del satélite natural de la Tierra”.

“Para los fenómenos de luz y sombra no hay una ciencia ni una metodologí­a”, indicó el director del Taller de Astronomía del Tecnológic­o de Mérida, que este 2018 festeja 26 años.

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Efe / jacinto kanek El momento del descenso de la Serpiente Lunar es similar a la llegada de Kukulcán cada 21 de marzo.

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