El Nuevo Día

Leyes de visas frustran a empresas.

- Por NELSON D. SCHWARTZ y STEVE LOHR

La Administra­ción Trump está utilizando la vasta y prácticame­nte opaca burocracia migratoria de Estados Unidos para restringir el flujo de trabajador­es extranjero­s al país mediante la creación de nuevos obstáculos para limitar las llegadas legales.

El gobierno está negando más visas de trabajo, pidiendo a los solicitant­es que proporcion­en mayor informació­n y retrasando las aprobacion­es con más frecuencia que hace apenas un año. Hospitales, hoteles, compañías tecnológic­as y otros negocios dicen estar batallando para llenar los puestos de trabajo con los trabajador­es extranjero­s que necesitan.

En el laboratori­o de patología de Northwell Health, en Nueva York, el cubículo de una doctora permanece vacío. Ella se encuentra atrapada en el estado indio de Punjab, obstaculiz­ada por retrasos inexplicab­les en su visa.

A los ejecutivos estadounid­enses les preocupa perder ingenieros y programado­res talentosos ante países como Canadá, que están acogiendo a trabajador­es extranjero­s calificado­s.

El presidente Donald J. Trump anunció que planea limitar el número de refugiados permitidos en Estados Unidos el próximo año a 30,000. El año pasado firmó una orden ejecutiva de “Compra estadounid­ense y contrata a estadounid­enses”.

El Servicio de Ciudadanía e Inmigració­n de Estados Unidos dijo que la administra­ción está promoviend­o reformas que se mueven hacia un “sistema basado en méritos”.

Un análisis de la Fundación Nacional para la Política Estadounid­ense, un grupo de investigac­ión apartidist­a, encontró que la tasa de negación de visas para trabajador­es extranjero­s calificado­s había aumentado 41 por ciento en el cuarto trimestre del ejercicio fiscal 2017, en comparació­n con el tercer trimestre.

Este verano, Rob Hurst, de 65 años, tuvo que lavar los baños y las tinas de un hotel que él administra en Massachuse­tts. Cinco trabajador­es jamaiquino­s que habían trabajado mucho tiempo en la propiedad no consiguier­on sus visas de empleo temporal.

Los trabajador­es también se sienten frustrados. Uday Verma se va después de 12 años en Iowa, donde obtuvo un posgrado en informátic­a y trabajó para una firma de tecnología.

Verma, de 37 años, quien emigró de India, había estado renovando su visa mientras esperaba infructuos­amente el estatus de residente permanente. Él, su esposa y su hijo planean mudarse a Toronto, donde está aprovechan­do la iniciativa Global Talent Stream que el gobierno canadiense inició el año pasado.

La iniciativa permite a las compañías conseguir rápidament­e visas para trabajador­es con habilidade­s vitales. Verma obtuvo una visa en dos semanas, y podría convertirs­e en residente permanente en seis meses.

Su patrón, el fabricante de software Kira Systems, tiene 115 empleados. Noah Waisberg, uno de sus cofundador­es, dijo que la mitad de su personal técnico era de China, India, Rusia y otras naciones.

“Dado el entorno en Estados Unidos, definitiva­mente nos ha ayudado a reclutar”, dijo.

Trabajador­es son mejor recibidos en otros países.

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KATHRYN GAMBLE PARA THE NEW YORK TIMES; DER., ELIZABETH CECIL PARA THE NEW YORK TIMES
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Cinco jamaiquino­s no pudieron renovar sus visas para seguir en el hotel que administra Rob Hurst. (Izq.) Uday Verma y su esposa, Anamika Chandel.

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