A comer insectos ante amenaza
La Tierra se está calentando, los insectos se están multiplicando, y tienen hambre. Plagas de sabandijas comerán una mayor porción de nuestros cultivos, reduciendo las cosechas de alimentos básicos como el arroz, el maíz y el trigo.
“Los insectos han consumido casi una de cada ocho barras de pan antes de que siquiera exista”, dijo Curtis Deutsch, profesor de la Universidad de Washington, a The New York Times. “Si la Tierra se calienta cuatro grados, que es lo que los modelos climáticos típicamente predicen para finales de este siglo, entonces eso significa que los insectos se comerían dos de nuestras ocho barras de pan en vez de una”.
Pero puede haber una solución. Podríamos poner a los insectos en nuestros platos.
Comer insectos tiene sus ventajas. Son ricos en nutrientes esenciales y proteína, y sus rápidos ciclos de vida los hacen sustentables y fáciles de criar.
El creciente número de insectos es “una historia de terror si los consideramos enemigos, pero una bendición si reconocemos que podrían mantenernos vivos”, escribió Ligaya Mishan en The Times.
Alrededor de 2,000 millones de personas comen insectos regularmente, y los disfrutan. Se dice en Perú que las larvas del gorgojo de la Amazonia, ricas en aceite de palma, se caramelizan muy bien cuando se queman sobre una fogata. En el noreste de Japón, los chapulines hervidos a fuego lento en tsukudani son una botana dulce y salada.
La gente en Occidente no ha demostrado un apetito por un plato de hexápodos o un tazón de larvas. Esto se debe en parte a la escasa biodiversidad de Europa —ahí los insectos nunca han proliferado. Y hay un consejo en el Antiguo Testamento: si pulula, no lo comas. -Levítico.
Pero en una era de dietas paleo, eso podría estar cambiando. El año pasado, los estadounidenses gastaron más de 55 millones de dólares en insectos comestibles, reportó The Times. Y a medida que nuevas empresas anuncian los beneficios de la entomofagia para la salud y el medio ambiente, se espera que esa cifra crezca un 43 por ciento para el 2024.
Los productos horneados hechos con harina de grillos asados y pulverizados, que están libres de gluten, han ido ganando terreno en Silicon Valley y entre proveedores en línea como Exo Protein Bars. Así, ¿quién necesita pan tostado con aguacate? Pero si el mercado de los insectos comestibles va a superar la marca de los mil millones de dólares, más gente va a tener que comerse a las criaturas enteras.
Seattle podría estar en el camino correcto. Los aficionados al béisbol en el estadio de los Mariners han estado devorando miles de chapulines. Importados de Oaxaca, México, estos insectos se hierven, se secan y se pelan antes de servirse con chile y unas gotas de limón.
En la Ciudad de México, los turistas gastronómicos pagan mucho dinero en el restaurante Quintonil por una comida que puede incluir tártara de aguacate tatemado en adobo de chapulín con escamoles, o larvas de hormigas.
Este platillo muestra “los ingredientes más emblemáticos de México”, de acuerdo con el chef Jorge Vallejo: aguacates e insectos.
Vallejo comparó los escamoles con el caviar, pero con un sabor a nuez y hierba —que invoca el terruño de San Miguel de Allende, de donde provienen.
“Realmente no usamos ingredientes muy costosos”, dijo Vallejo. “El verdadero valor viene de las historias que puedes contar”.
Así que hazte a un lado, pan tostado con aguacate: ahí vienen los insectos, y son deliciosos.