Himno optimista
La cantante británica Sarah Brightman está a punto de estrenar un nuevo disco seguido de una gira mundial de conciertos que tendrá una parada en la Isla
Mangas de murciélago, coronas con rayos como el sol, “maang tikka” (el ornamento que usan las mujeres de la India en la partición del cabello, que cae sobre la frente), botas de cuero rojas con tiras amarradas hasta el muslo, rizos marrones prerrafaelitas hasta más abajo de la cintura, maquillaje gótico... Sarah Brightman, la pionera del “crossover” clásico, los ha lucido todos.
Su voz aterciopelada ha resonado por el mundo con su famoso registro de tres octavas en inolvidables musicales del West End y Broadway como Cats y El fantasma de la ópera. Primero, de la mano del genial compositor Andrew Lloyd Webber (con quien se casó en 1984 y de quien se divorció amistosamente en 1990) y posteriormente, haciéndose un brillante nombre por sí misma, hasta en la China.
Con todo, Sarah Brightman se considera simplemente una intérprete musical, sobreviviente de una crisis familiar tras el suicidio de su padre y dice que su mayor sueño es volar. Literalmente.
Quizás por eso en sus conciertos se columpia por los aires y sube casi hasta la estratosfera en plataformas hidráulicas con tacones de infarto. No le tiene miedo a las alturas. Como tampoco se amedrentó a la hora de someterse a ejercicios en una centrífuga y en un plato giratorio, cuando se entrenaba para cosmonauta y turista espacial.
A pesar de que dichos planes quedaron truncados -por causas no muy claras- y la soprano inglesa no pudo convertirse en la primera en grabar una canción desde el espacio, la artista prefiere pensar que lo ocurrido fue solo una pausa. Porque cada ser humano debe salirse de su zona de comodidad. A fin de cuentas, la vida misma se encargará de los remezones.
Entretanto, Brightman está resuelta a regresar a las listas de éxitos con un nuevo álbum “Hymn” y una homónima serie internacional de conciertos patrocinada por Master Card.
Sobre “Hymn”, la británica ha dicho: Siento que el mundo ahora es algo distópico, [por eso] quise hacer algo seguro, familiar, divertido, con luz”.
Y para enriquecer el sonido, a fin de transportar al oyente a su zona mística, Sarah contó con varios invitados, como Vincent Niclo para la canción “Sogni”. Otros colaboradores fueron Eric Whitacre Singers y Yoshiki, además de varios coros: “Usamos una mezcla de coros, como uno de Los Ángeles para ‘Better is One Day’, son de una iglesia cristiana: los contratamos y el dinero se fue directo a su iglesia. La canción es hermosa”.
La eterna optimista (aunque nunca pudo cantar con su ídolo, Luciano Pavarotti, cuya voz consideraba “la perfección”) con apariencia juvenil, por su cara redondita, deleitará al público puertorriqueño el 17 de enero de 2019.