El Nuevo Día

El costo del lujo italiano: abuso

- Por ELIZABETH PATON y MILENA LAZAZZERA

PROVINCIA DE BARI, Italia — En el pueblo de Santeramo in Colle, en el sur de Italia, una mujer de mediana edad estaba sentada trabajando arduamente en la mesa de su cocina. Cosía cuidadosam­ente un abrigo de lana, del estilo que se venderá en entre 800 y 2,000 euros (entre 935 y 2,340 dólares) cuando llegue a las tiendas como parte de la colección otoño-invierno de MaxMara, la marca italiana de moda de lujo.

Pero la mujer, que pidió no ser identifica­da por temor a perder su medio de vida, recibe solo un euro de la fábrica que la emplea, por cada metro de tela que termina. “Me toma alrededor de una hora coser un metro, así que de cuatro a cinco horas completar un abrigo completo”, dijo la mujer, que

Salarios de hambre por hacer artículos de lujo a mano.

trabaja sin contrato ni seguro. “Intento hacer dos abrigos al día”.

El trabajo es subcontrat­ado a ella desde una fábrica local que manufactur­a para algunos de los nombres más conocidos en el negocio del lujo, entre ellos Louis Vuitton y Fendi.

El trabajo en casa es una piedra angular de la cadena de suministro de la moda rápida. Es predominan­te en India, Bangladesh, Vietnam y China, donde millones de trabajador­as caseras de bajo sueldo se cuentan entre las menos protegidas en la industria, gracias a su estatus de empleo irregular, aislamient­o y falta de recursos legales.

El que existan condicione­s similares en Italia en la producción de algunas de las prendas más costosas podría dejar pasmados a aquellos que ven la etiqueta “Made in Italy” como un sinónimo de artesanía sofisticad­a.

Aunque no están expuestas a condi-

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