¿CÓDIGOS PARA QUÉ?
El sueño de Inés era poder comprar su casita. Para ello trabajó como mesera hasta que ahorró para adquirir una que amplió y remodeló con la ayuda de un vecino. ¿Qué sabía Inés de que las casas deben estar diseñadas y construidas según los Códigos de Construcción por arquitectos e ingenieros con sus debidos permisos? ¿Códigos para qué?
Inés fue su propia “arquitecta”, como ella misma decía. Pero su casa duró en “pie” poco tiempo. Llegó el huracán y la devastó, llevándose los ahorros de toda una vida y dejando a su familia sin hogar.
Ayer se cumplieron 100 años del terremoto de Mayagüez, hace unos días 33 años del derrumbe de Mameyes, y hace un mes, un año del paso del huracán María. No importa el siglo ni el año, el escenario se repite.
El principal desafío que tenemos hoy es que Inés, y todos los ciudadanos, entiendan que la reconstrucción, siguiendo las normas establecidas, no cuesta más. Al contrario, protege lo que no tiene precio: su familia y su hogar.
No se trata de requisitos técnicos, los códigos de construcción son requisitos humanos. Su propósito es crear las condiciones para que este techo, utilizado para protegernos, no desaparezca de forma ruidosa y amenazadora ante una amenaza natural.
Actualmente se ha calculado que hay más de medio millón de casas con daños significativos, y sobre 900,000 construidas sin permisos. Por eso, de manera sencilla los puertorriqueños deben conocer el “ABC” del diseño, la construcción y la supervivencia ante los peligros naturales. Debemos educarnos para entender que lo fundamental de los códigos y permisos de construcción es que significan vida.
Hoy nuestro país se encuentra en el mejor momento para comprender el deseo de reconstruir bien: tenemos los recursos profesionales, gubernamentales y tecnológicos. Nos falta la herramienta principal: la educación del pueblo.
Si reconocemos la importancia de los códigos, cada persona procurará que su casa esté diseñada y construida según los códigos y permisos. Así el mensaje habrá llegado. Entonces, la pesadilla de la devastación terminará y despertaremos al nuevo Puerto Rico resiliente que tanto anhelamos.