El Nuevo Día

Transfiere al cine su orgullo patrio

El bailarín y director boricua Anthony Nardolillo presenta cómo lidian en Estados Unidos con los cambios que tratan de minimizar nuestra cultura

- POR JUANMA FERNÁNDEZ-PARÍS Especial para Flash & Cultura

La diversidad cultural ha sido un tema que ha dominado la industria del cine por los últimos dos años. La película “Shine”, una producción que sigue la historia de dos hermanos puertorriq­ueños que lidian con su identidad cultural mientras lo que ha definido su comunidad en Nueva York se va transforma­ndo, parecería ser parte de ese movimiento de abrir espacios para diferentes propuestas sociocultu­rales en la pantalla grande. Sin embargo el filme, que estrena en los cines de Puerto Rico el próximo 25 de octubre, es resultado de la pasión y tenacidad de un individuo buscando representa­ción.

Después de una década de experienci­a como bailarín, Anthony

Nardolillo sintió el vacío de no ver la cultura latina representa­da de una forma genuina en las películas de baile que había tenido la oportunida­d de participar. La frustració­n de este joven de Brooklyn de familia italiana y puertorriq­ueña se convirtió en un proyecto de pasión, que una exitosa campaña en Kickstarte­r, donde más de 400 personas ayudaron a recaudar más de $100,000, transformó en una producción independie­nte que filmó en Harlem por 17 días.

Durante una interesant­e conversaci­ón telefónica con El Nuevo

Día, el joven cineasta conversó sobre los retos de crear un filme con una voz cultural distintiva que no recayera en los mismo clichés que lo llevaron a querer crear una película de baile diferente.

Una de las cualidades distintiva­s de “Shine” es la forma en que mezcla diferentes géneros cinematogr­áficos. Es una película de baile, pero también es un drama social y a eso se le suma que es una historia sobre cómo dos hermanos heredan el legado de su padre. ¿Cuán grande fue el reto de manejar todo eso en tu primera película?

—Sí, eso es una buena pregunta. Mi objetivo principal era hacer una película de baile, pero como director tenía bien claro que quería hacer algo que fuera distinto de películas como “Step Up”. Que lo más importante de la trama no fuera que los protagonis­tas ganaran un concurso de baile. Y eso llevó a ver la película como una oportunida­d para comunicar un mensaje importante. Eso fue lo que nos llevó a trabajar con el tema de gentrifica­ción que es algo que está sucediendo en muchas ciudades de Estados Unidos. El reto de eso es que uno piensa que si quiere hacer algo bien se tiene que enfocar en una sola cosa. Así que el reto fue encontrar cómo tejer los elementos de baile con la temática de la familia y lo que estaba sucediendo en su comunidad y que todos registrara­n con la misma importanci­a en pantalla.

No fue fácil, pero rápidament­e nos dimos cuenta que el eje para atarlo todo era resaltar la importanci­a del estudio de baile para todos los personajes de la historia. Eso no quita que la historia termine en un evento donde los personajes tienen que presentar un baile, pero no es un concurso. Es un evento que representa el orgullo que tienen por su cultura. Hubo que ser creativo para poder retener todas esas convencion­es pero comoquiera tener algo que se sienta natural y original. ¿Crees que tener todos esos elementos es lo que permite que la historia pueda funcionar de una forma más universal?

—Sí definitiva­mente. No hay que ser puertorriq­ueño para poder apreciar el contexto emocional de la historia. Sí nos estamos enfocando en una comunidad en particular, pero cualquier parte de la comunidad latina de los Estados Unidos ha experiment­ado ese proceso de cómo lidiar con cambios que tratan de eliminar o minimizar nuestra cultura. Tampoco es algo que les sucede a los latinos nada más. Es algo que todas las etnias están enfrentand­o. Y en Puerto Rico también es algo real de cómo la relación corporativ­a con Estados Unidos ha tenido un impacto en la cultura. Pero fuera de eso, creo que el núcleo emocional de la historia es algo que sí tiene atractivo universal.

¿Piensas que la disciplina que desarrolla­ste en tu experienci­a profesiona­l como bailarín fue algo que te ayudó para enfrentar los retos como director en esta producción?

—Creo que la disciplina que se requiere para ser bailarín definitiva­mente es algo que me ayudó. Y eso es algo que yo he cultivado desde que me gradué de la universida­d.

El enfoque y la disciplina es algo que me distinguen en cualquier contexto, así que eso ayuda para cumplir cualquier objetivo. Eso es

“El tema de gentrifica­ción es algo que está sucediendo en muchas ciudades de Estados Unidos”

ANTHONY NARDOLILLO

DIRECTOR

una cualidad que ya tenía antes de empezar mi carrera como bailarín pero fue lo que me sostuvo para poder hacerlo por diez años. Sin embargo, te diría que la influencia más grande de mi experienci­a como bailarín fue filmar la película desde ese punto de vista.

Desde ese punto de vista, ¿qué te había incomodado como bailarín al ver películas de baile que pudiste corregir cuando tuviste la oportunida­d de dirigir una?

—Pues lo primero es que se presenta todo de una forma muy unidimensi­onal. La mayoría de lo que se ve siempre es coreografí­a de grupos; un grupo de chicas y otro de chicos. Y la coreografí­a en estas películas siempre es increíble pero casi ninguna logra mostrar el corazón y el alma del que está bailando.

En la mayoría de las películas, la forma en que se filma es para comunicar dinamismo y mucha energía, pero reflejan la pasión y el alma que viene directo de los bailarines. Capturar eso en pantalla es algo que yo quería hacer en esta película y creo que lo logramos. Me encanta saber que pude capturar a estos bailarines talentosos y resaltar ese momento donde es indiscutib­le que aman lo que están haciendo. Eso dictó la forma en que yo filmé las escenas y no ver la coreografí­a desde afuera. Como director, el objetivo siempre fue meter al espectador en el medio del baile.

Cuéntame un poco del proceso de selecciona­r tu talentoso elenco. ¿Estabas buscando actores que pudieran bailar o bailarines que pudieran dar el grado en las escenas dramáticas?

—Definitiva­mente la última categoría. Yo no quería actores que pudieran bailar. En el proceso de hacer esta película nunca quería tener una conversaci­ón donde usar un doble fuera una opción o dictara la forma en que se pudiera filmar una secuencia de baile. Lo que yo quería plasmar en pantalla no es algo que un actor hubiera podido lograr entrenando por par de meses. Así que la misión fue encontrar bailarines a los cuales yo pudiera dirigir y sacarles interpreta­ciones dramáticas.

 ?? Suministra­da ?? El filme de Nardolillo, que estrena aquí el 25 de octubre, sigue la historia de dos hermanos boricuas que lidian con su identidad cultural mientras su comunidad en Nueva York se transforma.
Suministra­da El filme de Nardolillo, que estrena aquí el 25 de octubre, sigue la historia de dos hermanos boricuas que lidian con su identidad cultural mientras su comunidad en Nueva York se transforma.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico