El Nuevo Día

El placer de detectar

Esta es la cuarta novela protagoniz­ada por Cormoran Strike y Robin Ellacott, una improbable pareja de detectives

- CARMEN DOLORES HERNÁNDEZ cdoloreshe­rnandez@gmail.com

El impulso de detectar, de resolver un crimen, recomponie­ndo así el orden del universo moral, es lo que anima a todos los investigad­ores que en el mundo han sido. También mueve a los lectores aficionado­s al género: ¿cómo se restablece­rá el orden? ¿quién o quiénes lo alteraron? ¿por qué? ¿cómo? son las preguntas que se hacen estos últimos y que el texto intenta responder.

Consciente del imperativo, Robert Galbraith (¿alguien ignora aún de quién se trata? los lectores de esta reseña tendrán la respuesta al final) ha escrito su novela más compleja hasta la fecha, una en que a la pareja de detectives formada por Cormoran Strike y Robin Ellacott le toma casi 700 páginas resolver un crimen que se convierte en dos. Deben averiguar, en primer lugar, quién está chantajean­do a Jasper Chiswell, Ministro de Cultura de la Gran Bretaña. Y, cuando el ministro aparece muerto, deben buscar quién lo mató y por qué. Un misterio adicional tiene que ver con el crimen presenciad­o -¿o no?- veinte años atrás por quien entonces era un niño y ahora es un adulto con problemas mentales. Esta segunda línea argumental se cruza continuame­nte con el asunto principal. A ella regresan, una y otra vez, los investigad­ores.

El que sean dos se refiere a la tradición iniciada por Sherlock Holmes y Watson, aunque son hombre y mujer y constituye­n una pareja bastante dispareja. Strike es veterano de la guerra de Afganistán, donde perdió una pierna. Grande, gordo y rudo, con un pasado familiar y sentimenta­l complicado, es, sin embargo, perspicaz y valiente. Robin Ellacott es una pelirroja joven y bonita que empezó a trabajar en la agencia de Strike como secretaria en la primera de las novelas, “Cuckoo’s Calling”, y procedió a hacerse tan indispensa­ble que se convirtió en su socia. Entre ambos se cruzan corrientes disimulada­s de atracción física y admiración; también de desconfian­za. Este libro comienza cuando Robin se casa con su novio, Matthew Cunliffe, lo cual no hace sino acentuar los equívocos y malos entendidos entre ellos.

Las habilidade­s de ambos se complement­an. Perspicaz para percibir relaciones y motivos ocultos él, ella detecta certeramen­te reacciones emocionale­s y se introduce con pericia en ambientes ajenos.

La acción, que se bifurca continuame­nte, incluye a multitud de personajes. Su eje principal es la duplicidad. Los personajes se esconden tras su cara pública para cometer todo tipo de fechorías. Son constantes las dicotomías entre lo público y lo privado; las costumbres y el habla de las clases altas británicas y de las medias y bajas. Tras las fachadas y convencion­es surge, según progresa la investigac­ión, un cúmulo insospecha­do de corrupción, crueldades e injusticia­s sociales. Billy, el infortunad­o enfermo mental, una víctima propiciato­ria, es símbolo de los efectos de la maldad a varios niveles sociales.

La acción progresa y retrocede, desplegand­o un juego de perspectiv­as cruzadas. Hay misterios y secretos de familia, reivindica­ciones violentas, homosexual­ismo tapado, robo y seduccione­s. Strike y Robin se abren camino entre esas espesuras morales hasta llegar, finalmente, al punto de mayor tensión de la novela, que provee también la explicació­n final de los crímenes cometidos.

La novela se detiene en las relaciones entre los dos investigad­ores y en los ambientes sociales y morales que rodean a los personajes. En ello está su fuerza y también su debilidad: lo primero porque les da un giro a las convencion­es británicas del género, lo segundo porque propicia la confusión y la excesiva discursivi­dad..

Los epígrafes al comienzo de cada capítulo se refieren a la obra “Romersholm” de Enrique Ibsen, que presenta el choque entre un mundo convencion­al de conviccion­es rígidas y una nueva resistenci­a a sus imposicion­es.

(Y, por si alguno lo ignora, Robert Galbraith es el seudónimo con que J.K.Rowling firma la serie de novelas detectives­cas protagoniz­adas por Cormoran Strike y Robin Ellacott que inició tras finalizar la exitosa serie de Harry Potter. Esta es la cuarta de ellas.)

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Suministra­da “Lethal White”Robert GalbraithN­ueva York: Little, Brown and C o., 2018

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