El Nuevo Día

CUANDO PEDIMOS UNA SEGUNDA OPORTUNIDA­D

- VIRGINIA GÓMEZ AUTORA DE EL BLOG MÁGICO

“Murió y no pude despedirme”, “No me dio tiempo a perdonarlo”, “Por qué no me esperó”... Son miles las personas que arrastran en su corazón la frustració­n de perder de repente a un ser amado.

Si la separación física es dura para todos, no importa la preparació­n espiritual que tengamos, lo que nos destroza es saber que ya no tendremos la oportunida­d de ver y abrazar a ese alguien que ya se fue.

El dolor se magnifica cuando se produce una muerte repentina: una caída, un accidente, un infarto, un paro respirator­io. Son tantos los casos de muertes fulminante­s que no dieron tiempo a decir “te amo, hasta pronto”… Solo ansiamos verlo nuevamente y nos amparamos en la fe.

Es una ironía que a estas alturas del conocimien­to humano nos afecte tan negativame­nte el final, pero lo cierto es que nunca estamos preparados para aceptar que la muerte es lo único absolutame­nte inevitable en esta vida y que tarde o temprano, de forma natural o trágica, nos conducirá al otro lado.

La muerte no existe. Nuestra conciencia es energía en vibración que al abandonar la densidad del cuerpo físico se libera para moverse a una vibración más alta. La conciencia es la individual­ización de nuestro espíritu, es lo que nos da nuestra identidad en este mundo y que continuará en otros porque vivimos en un universo multidimen­sional. Esa conciencia que guarda memoria de lo que ha sido y de las personas amadas es la que contacta con nosotros porque los lazos del amor son eternos. No obstante, es necesario recordar que esos amigos y familiares nunca nos han dejado y que siguen pendiente de nosotros, aunque de otra manera.

Escribo esta columna para quienes creen porque lo han vivido. Y para los que esperan ver para creer, quiero decirles que sí hay vida después de esta vida.

El mundo espiritual existe en el “éter” igual que internet está en “la nube”.

Para librarnos de esos prejuicios y temores que la ignorancia ha sembrado, empecemos por aceptar el siguiente principio científico. Cuando les digan que hablar con los espíritus es mental, piensen que la mente es la manifestac­ión intelectua­l de nuestro espíritu. Por lo tanto, es parte de nuestra naturaleza, según el psicólogo Carl Jung, y otros médicos de la actualidad como Brian Weiss, entre muchos expertos. Por lo tanto, ver o sentir a un espíritu es una manifestac­ión de la mente porque la mente pertenece a nuestro espíritu; no a la inversa.

En el momento en que nuestro espíritu abandone el cuerpo que ocupamos ahora nos llamarán cadáver. Mas nuestro espíritu continuará y guardará conciencia de lo que ha sido aquí y ahora.

Facilita la comunicaci­ón con los espíritus amados:

Meditando y orando.

Escribir una carta a esa persona. Expresarle todo lo que se desee. Conversar mentalment­e o en voz alta con esa persona.

Atención a las señales: la comunicaci­ón se recibe en símbolos y mensajes extraños o poco usuales para llamar nuestra atención.

Los sueños de visitación. Nos visitan para comunicarn­os que están bien o cuando estamos atravesand­o dificultad­es serias. Se identifica­n porque aparecen jóvenes aunque hayan fallecido ancianos. El mensaje que nos transmitan se debe interpreta­r literalmen­te.

Todos ansiamos volver a ver a los seres queridos que han fallecido

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico