BALLET: aliciente para el cuerpo y el alma
Con cada movimiento, un sentimiento. Con cada paso, una manifestación del arte. Se destapan las emociones al reaccionar a la sensibilidad que la música les genera. Su expresión corporal queda plasmada a través del ballet, una de las artes escénicas que ha servido de aliciente para tres mujeres sobrevivientes de cáncer de seno.
Desde la niñez se han sentido cobijadas en esta disciplina que requiere de una conjunción dinámica muscular y mental. Sus vidas se cruzaron desde la fundación de Ballet Concierto, hace 39 años, donde se fueron fortaleciendo unos lazos de amistad que se afianzaron con la aparición de una enfermedad que sufrieron en común.
Fue una nueva etapa de redescubrirse. Hoy, sonrientes, vivarachas, espontáneas y con la paz de saberse sanas y productivas, Carmen Ana Rodríguez, Caty Morales Maurás e Ita Hernández, en un aire de complicidad comparten con Por
Dentro cómo fue su proceso.
Carmen Ana Rodríguez: “Yo estoy viva por el ballet”
Hace escasamente tres años que el cáncer tocó a la puerta de esta bailarina profesional retirada, que desde los cinco años de edad comenzó su relación con la danza clásica. Fue precisamente en una clase de ballet que, en un movimiento hacia atrás, sintió un dolor particular y fue suficiente para que a los dos días acudiera a realizarse una mamografía.
La detección de un tumor abrió paso al diagnóstico, a varias inter-
Tres bailarinas retiradas, sobrevivientes de cáncer de seno, encuentran ganancias físicas y emocionales en la danza clásica.