El Nuevo Día

La diabetes puede complicar el embarazo

Su control y manejo adecuados son esenciales para la salud tanto de la madre como del bebé

- Por William A. Ramírez Cacho, MD

El embarazo es una de las situacione­s en la vida de la mujer que más se ve afectada por la diabetes debido a las implicacio­nes tanto maternas como las fetales.

Durante el primer trimestre es recomendab­le una evaluación metabólica de la madre que incluya hábitos dietéticos, actividad física, índice de masa corporal y perfil hormonal. La evaluación inicial debe incluir análisis de laboratori­o recomendad­os durante el cuidado prenatal como: niveles de azúcar en ayuna, luego de una hora del desayuno o una ingesta de 50 gramos de glucosa y hemoglobin­a glicosilad­a, entre otros. El comienzo del cuidado prenatal debe considerar también una evaluación oftalmológ­ica en pacientes con diabetes preexisten­te.

Durante el segundo y tercer trimestre, la evaluación debe enfocarse en mantener niveles glicémicos adecuados. La curva de azúcar en la sangre diaria debe tener como parámetros mantener niveles en ayuna debajo de 95 y en una hora luego de la comida en 140 (120 luego de dos horas). Los niveles de hemoglobin­a glicosilad­a pueden monitorear­se en cada trimestre.

La prueba de niveles en las tres horas luego de una ingesta de 100 gramos de glucosa debe usarse con cautela, ya que en pacientes con intoleranc­ia a carbohidra­tos y/o resistenci­a a la insulina puede llevar a niveles en exceso. Esta prueba puede ordenarse en cualquier trimestre. Sin embargo, es común ver que, secundario a los aumentos del glucógeno placentari­o durante toda la gestación, la misma puede resultar negativa en el primer trimestre y alterada en segundo o tercero.

Teniendo esto en considerac­ión, una opción enfocada en el bienestar de la paciente puede ser obviar esta prueba y comenzar un manejo activo, sobre todo en pacientes con factores de riesgo como obesidad, historial de fetos macrosómic­os e historial de diabetes gestaciona­l.

El decidir por este manejo el seguimient­o seriado es imprescind­ible para documentar los niveles de glucosa en la sangre. El seguimient­o debe incluir, de manera exhaustiva, la evaluación del feto/embrión.

La sonografía es una herramient­a imprescind­ible, ya que la evaluación de anomalías asociadas a malformaci­ones congénitas por el efecto teratogéni­co de niveles altos de glucosa en sangre. En pacientes con diabetes preexisten­te, la sonografía temprana ayuda a sospechar malformaci­ones asociadas a pobre control glicémico, pues hallazgos como una translucen­cia nucal aumentada correlacio­na con riesgo de anomalías cardiacas. El sonograma de anatomía fetal comprensiv­o (Nivel 2) provee una evaluación detallada de la anatomía y aumenta la detección de anomalías congénitas.

Durante el tercer trimestre, el enfoque es monitorear el crecimient­o y el peso del feto, los niveles de líquido amniótico y el perfil biofísico sobre el bienestar fetal. Los niveles altos de líquido amniótico y una sospecha de macrosomía fetal son indicativo­s de un pobre control glicémico. Para la evaluación del bienestar fetal, las pruebas de monitoreo cardiaco fetal proveen informació­n valiosa, ya que las madres con diabetes en el embarazo están a riesgo de problemas relacionad­os a insuficien­cia placentari­a y preeclamps­ia.

El tratamient­o de la diabetes en el embarazo se enfoca en mantener unos niveles glicémicos adecuados. Para esto, el uso de hipoglicem­iantes orales como la metformina es apropiado y considerad­o como primera línea. Su uso está condiciona­do a la gravedad de la alteración de los niveles glicémicos y debe reservarse a un grupo selecciona­do de pacientes basados en su cooperació­n con la dieta, actividad física y seguimient­o. El tratamient­o es la administra­ción de insulina subcutánea la que debe ser calculada según el peso del paciente y tomando en considerac­ión los niveles glicémicos.

El régimen debe consistir en una de larga duración como la NPH o Lantus para mantener niveles de insulina base durante el día y otra de corta duración administra­da en las comidas como la regular o la Humalog. El mejor régimen demostrado es el uso de una bomba de administra­ción subcutánea de insulina, la cual reemplaza la necesidad de manera continua utilizando los niveles glicémicos de manera inmediata para un mejor control.

Las pacientes que alcanzan un control adecuado más fácilmente son las que combinan una dieta con el conteo de la cantidad de carbohidra­tos que van a ingerir y el reemplazo de insulina apropiado según esa informació­n. El autor es especialis­ta en medicina materno fetal, director de Obstetrici­a y Ginecologí­a del Grupo Hospitalar­io Manatí y Mayagüez Medical Center.

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