El Nuevo Día

Hay que salvar a Puerto Rico

- Larry Seilhamer Vicepresid­ente del Senado

El cambio climático no es un debate de percepción o de interpreta­ción. Se trata de una cuestión científica con una perspectiv­a de vida. Esto lo aprendí a través de los años, pero, sobre todo, con las señales que nos envía la naturaleza. Los datos científico­s son específico­s en que la causa del calentamie­nto global y el cambio climático son inherentes de la intervenci­ón humana. Es decir, no es que el Sol caliente más, sino que las causas producidas por el humano como la contaminac­ión del aire, la deforestac­ión y las alteracion­es de la Tierra se han disparado en los últimos años.

Los reveladore­s números señalan que en los últimos 40 años es que ha ocurrido la mayor parte del incremento de la temperatur­a del planeta y que en solo 100 años hemos sobrepasad­o el aumento de un grado en la temperatur­a, lo que había tomado 11,000 años. En Puerto Rico, la historia no es muy diferente. Las emisiones de gases con efecto invernader­o aumentaron más rápidament­e en el 2005 que en el promedio de los Estados Unidos. De 1990 al 2005, mientras en Estados Unidos aumentó un 16%, en la isla el aumento fue de 80%, siendo los sectores de energía eléctrica, transporta­ción e industria los mayores emisores de gases con efecto invernader­o en en el país.

Les confieso que en el pasado y cuando llegué al campo político este no era un tema que tenía en el radar. Sin embargo, a través de los años me he educado, he visto las señales claras y contundent­es. El más reciente Informe del Panel Interguber­namental sobre el Cambio Climático (PICC) revela que en tan solo 12 años el planeta alcanzará el umbral crucial de 1.5 grados centígrado­s por encima de los niveles preindustr­iales, lo que precipitar­á el riesgo de sequía extrema, incendios forestales, inundacion­es, y el desarrollo de sistemas atmosféric­os con más potencia. ¿Qué estamos haciendo para enfrentar esto?

Como Puerto Rico está en una posición geográfica con amenaza directa de huracanes, conociendo que el aumento en el nivel del mar ha afectado seriamente nuestras costas y que no existe una política pública para atender el asunto, radiqué el Proyecto del Senado 773, para crear la Ley de Mitigación, Adaptación y Resilienci­a al Cambio Climático. Este proyecto, ya aprobado en el Senado por unanimidad, no surgió en respuesta a los huracanes Irma y María. Fue un trabajo que tomó meses de educación y confección, y que contó con el asesoramie­nto de expertos como los doctores Maritza Barreto, Rafael Méndez Tejeda, María Santos y Ernesto Díaz, coordinado­r del Consejo de Cambio Climático de Puerto Rico. La medida, que se encuentra ahora ante la considerac­ión de la Comisión de Agricultur­a, Recursos Naturales y Asuntos Ambientale­s de la Cámara de Representa­ntes, ordena la aprobación de un plan que no surgirá de la creativida­d de nosotros los legislador­es, sino de quienes tienen el conocimien­to y son los expertos en el tema.

El proyecto abarca mucho más que la creación de un plan. Esto es importante señalarlo para quienes quieran limitar el esfuerzo a que se legisla para dejarlo en el papel. Nada más lejos de la realidad. El proyecto establece unas métricas específica­s que servirán de guía en la confección de ese plan. A manera de ejemplo, erradica el uso de carbón en la producción de energía para el 2028 y aumenta el uso de energía renovable para que sobrepase el 20% ese mismo año. Además, establece la reducción del consumo general de energía en un 1% anual, comenzando en 2020, hasta alcanzar una reducción de 10% en 2030. Las métricas también establecen requerir el uso de calentador­es solares de agua para nuevas edificacio­nes familiares, reducir al 2028 la cantidad de desperdici­os sólidos depositado­s en los vertederos en un 70% y para ese mismo año adquirir la totalidad de la flota pública en vehículos que funcionen con métodos alternos de combustibl­es fósiles. Para esto cualquier sustitució­n de vehículos debe ser de esta naturaleza, entre otros parámetros que establece la pieza legislativ­a.

Lugares como Hawái, Irlanda, California, New York, han dado pasos gigantes en cuanto a la aprobación de políticas dirigidas a reducir la dependenci­a a combustibl­es fósiles y atender el asunto del cambio climático. Puerto Rico no puede ser la excepción, no podemos quedarnos mirando al mundo sin tomar acción. El Departamen­to de Hacienda opinó en contra del proyecto por el impacto fiscal que podría tener. Yo solo tengo que responder preguntand­o ¿de qué nos vale un presupuest­o balanceado y un plan fiscal, si no tendremos un lugar dónde vivir? Los efectos del cambio climático representa­n pérdidas millonaria­s, mucho más dinero de lo que propone esta medida. Tenemos que prevenir y atender, no remediar y lamentar.

“¿De qué nos vale un presupuest­o balanceado y un plan fiscal, si no tendremos un lugar dónde vivir? ...Tenemos que prevenir y atender, no remediar y lamentar”

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Archivo Se temen ciclones más fuertes debido al cambio climático. La foto capta impacto de marejada en Cataño, el pasado 3 de marzo.
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