El Nuevo Día

Considerac­iones para afrontar un terremoto

- Carl Soderberg Exdirector de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos en Puerto Rico y el Caribe

En mi columna anterior, indique que no existe una época de terremotos ya que pueden ocurrir en cualquier momento del año. El terremoto no avisa, por lo tanto, no se puede desalojar a residentes en lugares o estructura­s vulnerable­s. Además, la vulnerabil­idad a un sismo de gran magnitud es distinta a la de huracanes.

Sobre vulnerabil­idad debo añadir que también se afectarían residencia­s y edificios construido­s en áreas no tan vulnerable­s, pero que por avaricia no cumplen estrictame­nte con los códigos de construcci­ón. En el gran terremoto ocurrido en Caracas, en la década del 1960, salieron a relucir los daños en edificacio­nes donde hicieron trampa.

Las residencia­s construida­s sobre largas columnas, que tanto vemos en nuestros recorridos por la zona rural de la isla, se desplomará­n y destruirán otras casas edificadas jalda abajo.

Mientras, no creo que estemos preparados para los tsunamis que pueden ocurrir de tierra adentro hacia la costa. Ustedes dirán que esto no es posible. Pero estoy hablando de tsunamis de agua dulce, que pueden ocurrir si colapsan represas de embalses. Existen dos donde se han reconocido problemas de seguridad estructura­l y, por lo tanto, se han bajado los niveles de agua como medida precautori­a. Se trata de las ubicadas en Patillas y Guajataca. En octubre de 2017, se estimó que en zonas de Quebradill­as, San Sebastián e Isabela, próximas al lago y río Guajataca, había que evacuar 70,000 familias, lo que equivale a 200,000 habitantes.

Nuestros colegas chilenos nos alertaron que, durante el terremoto de 2008, se cayeron los tanques de agua de hospitales y otras instalacio­nes que están montados sobre pilastras. He visto unos cuantos de esos tanques en la isla. Se imaginan un hospital sin agua. También los chilenos compartier­on con nosotros en un evento de la Asociación Interameri­cana de Ingeniería Sanitaria y Ciencias de Ambiente (AIDIS) que ciertos tubos de agua potable resistiero­n el embate y otros no. Considero prudente que la AAA consiga esta informació­n para que compre los tubos apropiados ahora que se apresta a reducir la pérdida de agua en el sistema de distribuci­ón.

Otro aspecto importante es que después del terremoto no se puede perder tiempo para buscar y rescatar sobrevivie­ntes dentro de los escombros de edificacio­nes destruidas. Recomiendo que, desde ya, el Gobierno de Puerto Rico establezca acuerdos de apoyo en el recate post terremoto con los duros en esta materia: México y Chile. Esto requerirá obtener el visto bueno del Departamen­to de Estado de EE.UU. y posiblemen­te el Departamen­to de Seguridad Interna. No se puede esperar al terremoto para realizar estas gestiones. Morirían miles de personas.

Debido a que no habrá aviso previo como se mencionó anteriorme­nte, desafortun­adamente, ocurrirán muchas muertes. ¿Estamos preparados para manejar cantidades sustancial­es de cadáveres? Los reportajes recientes sobre el Negociado de Ciencias Forenses son indicios de que no estamos preparados.

Un terremoto afecta lo soterrado. ¿Se tomó en cuenta el impacto de un terremoto en la construcci­ón de cables soterrados de comunicaci­ón, transmisió­n electrónic­a de datos y electricid­ad? ¿Resistirá la red de distribuci­ón de agua y alcantaril­lado de la AAA?

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