El Nuevo Día

Broche de oro para una temporada de ensueño

- RUBÉN RODRÍGUEZ Periodista

Alex Cora y sus Medias Rojas cerraron anoche con broche de oro lo que resultó ser una temporada de ensueño tanto para la ciudad de Boston como para los puertorriq­ueños que estuvieron siguiendo de cerca las ejecutoria­s del equipo comandado por el cagüeño durante los pasados siete meses.

Cora estaba destinado a hacer historia por ser cuando menos el segundo boricua en estar al mando de una novena en las Grandes Ligas. Pero lo alcanzado por el humilde exjugador del cuadro de las Mayores sencillame­nte lo puso en un sitial envidiable en los anales de este deporte.

Tras guiar en la temporada regular a sus Medias Rojas a un record de victorias en la franquicia, Cora no se conformó con ello y de inmediato expresó en su sinceridad habitual a los medios de comunicaci­ón, “yo vine aquí a ganar una Serie Mundial”. Y lo cumplió. Primero dejó en el camino a los poderosos Yankees de Nueva York en la Serie Divisional en cuatro juegos. Luego, los Medias Rojas desbancaro­n a los campeones y favoritos Astros de Houston en cinco juegos.

Estamos hablando de dos equipos que ganaron cien juegos o más en la temporada. Y lo hicieron de forma abrumadora con marca de 7-2.

Entonces llegó la Serie Mundial. Y los desafortun­ados Dodgers de Los Ángeles fueron las nuevas víctimas.

Sin dudas, Cora mereció ganar la Serie Mundial.

Es cierto que en el béisbol los buenos dirigentes los hacen los jugadores. Boston tenía un trabuco. Pero Cora fue responsabl­e de gran parte del éxito de los Medias Rojas. Estableció una comunicaci­ón distinta a la del mentor anterior John Farrell.

Sin abandonar sus responsabi­lidades como dirigente se convirtió en amigo, hermano y consejero de sus jugadores. Supo lidiar con cabezas difíciles como David Price y Hanley Ramírez -dejado libre. Dirigió con el llamado ‘libro’, con corazonada, con el dichoso ‘sibermetri­c’ y con sobre todo valentía. No le tembló el pulso a la hora de tomar decisiones.

Fueron pocas las veces que fue criticado por los medios de comunicaci­ón de Boston, pero también se los echó en el bolsillo con su carisma.

En fin, la consecució­n del título de la Serie Mundial para los Medias Rojas de Cora pone fin a una de las historias más bonitas para un puertorriq­ueño en las Mayores.

Acá a los lejos los boricuas esperamos su regreso a la isla para celebrar con él.

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