Sueños y optimismo
Las noticias sobre el estado crítico de nuestra economía no conducirán a soñar con un grado de optimismo sobre nuestro futuro. Así, propongo que nos concentremos en algunas posibilidades que pudiesen crear un nuevo y más competitivo Puerto Rico.
Durante la década del 1940 se establecieron las bases de la estructura gubernamental con la que actualmente contamos. Para ese momento, con el desempleo en cifras dobles y una pobreza rampante, el gobierno se consideró como la fuente de empleo más sostenida y segura. Durante más de seis o siete décadas, el paradigma de que el sector privado no creaba la cantidad de empleos que requería la isla se perpetuó, y, por ende, vemos la inmensa cantidad de empleos en el sector público, y como si fuera poco, una tasa de participación laboral que ronda alrededor del 40%.
Hemos visto en Estados Unidos que en décadas pasadas se han creado compañías en mercados que no existían. ¿Quién se hubiese imaginado a una compañía que promovía la transportación sin tener ni un solo vehículo (Lift, Uber)? O, una compañía que promueve el uso de televisores sin tener uno (Apple TV)?
Imagínese ahora que la próxima compañía a estos o niveles similares la creara un puertorriqueño, en Puerto Rico.
¡No tendríamos la actual controversia sobre la cantidad y la productividad del sector gubernamental!