Impostergables servicios esenciales
Donde todo es prioridad, nada es prioridad”. Esa cita de mi profesor y mentor, el doctor Manuel Ángel (Coco) Morales es aplicable al dilema que enfrentan la mayoría de los gobiernos que tienen la costumbre de querer abarcarlo todo, conociendo de antemano que esa práctica es incorrecta, ineficaz y disfuncional. En el caso de Puerto Rico, llevamos décadas siendo testigos de una especie de catalogación de políticas públicas inconexas, impensadas e improvisadas, las cuales podrían ser también las causas de la crisis institucional en la cual estamos sumergidos. Acá poco se piensa, poco se pondera, poco se analiza y poco se prioriza.
Campaña tras campaña y gobierno tras gobierno los programas de los partidos políticos son parte de un ejercicio repetido, rutinario y segmentado de listar sin prioridad una serie de temas, los cuales por su afectación al país merecerían establecerse a base de un orden prioritario. Ello, no solo nos ofrecería un mapa de ruta conveniente sino que nos ayudaría a colocar recursos y establecer prioridades en relación a cada uno de esos temas. De eso trata, establecer una agenda de gobierno a base de los servicios esenciales. Es el establecimiento de un orden de prelación en relación a asuntos que afectan al constituyente y de conformidad a ello, la construcción de la respuesta del gobierno en su rol de “pater familia”.
La necesidad del establecimiento de un sistema de servicios esenciales en un país, nace de la complejidad asumida por los gobiernos modernos. La sencillez en la estructura de los gobiernos de antaño, ayudaban a señalar con relativa facilidad los servicios de educación, salud, seguridad, energía, acueductos y familia, cuya esencialidad era incuestionable. Hoy, las sociedades son más complejas y la globalización, los cambios demográficos, los avances tecnológicos, las posturas generacionales, el replanteamiento del rol del Estado, las privatizaciones y la corrupción en países literalmente en quiebra, obligan a los gobiernos a apuntar con precisión sobre sus servicios esenciales y las políticas públicas a ser diseñadas.
En el caso de Puerto Rico, el estado anárquico de co-gobernanza entre el Gobierno de Puerto Rico y la Junta de Control Fiscal, su sostenida crisis estructural, su incapacidad de respuesta ante lo que prehistóricamente se entiende como servicios básicos – que no es lo mismo que servicios esenciales - y su improvisación repetida en asuntos de gestión pública y fiscal, obligan al diseño y establecimiento de una estructura de servicios esenciales. No es posible seguir improvisando políticas públicas, reformas, presupuestos y políticas de austeridad, sin una acción afirmativa de establecimiento de servicios esenciales. A ello se le ha huido, como el diablo a la cruz.
Agendar los servicios esenciales requiere rigor, estructura, conocimiento de gobierno y honestidad gerencial. Lo que es un servicio esencial en un momento, no necesariamente lo es en otro. Lo que es servicio esencial para el gobierno central, posiblemente varíe para un gobierno municipal. Lo que es servicio esencial en tiempo de bonanza económica, quizás no lo sea en tiempos de crisis fiscal. Incluso la priorización de un servicio esencial luego de un desastre natural, como en el caso de Puerto Rico lo ha sido post María, podría ser distinta debido a la necesidad inmediata de infraestructura, comunicaciones y servicios básicos de sobrevivencia. El establecimiento de servicios esenciales es vital para conocer con precisión donde van dirigidos los recursos y el presupuesto en un sistema de alternativas limitadas. En fin, los servicios esenciales están regidos por el principio de la prioridad y por la capacidad del gobierno de luego de ser establecidos, ser revisados y modificados de tiempo en tiempo. La agenda no es solo el pago de la deuda y de supervisión de la política fiscal. Subyace en esa agenda, un asunto gobernanza, de estructura y de gestión pública, en el cual atender los servicios esenciales es una prioridad impostergable. No oigo, ni veo que se hable de ello.
“Los servicios esenciales están regidos por el principio de la prioridad y por la capacidad del gobierno de luego de ser establecidos, ser revisados y modificados de tiempo en tiempo”