El Nuevo Día

“Es una recompensa indescript­ible”

El saxofonist­a puertorriq­ueño, quien participó en los pasados días de un proyecto educativo musical junto a estudiante­s de MIT, habla de su compromiso con su patria

- MARIELA FULLANA ACOSTA mfullana@elnuevodia.com Twitter: @MarielaFul­lana

Recostado en el marco de la puerta de un salón de lo que fue la escuela doctor Pedro Goyco, ubicada en la calle Loíza, en Santurce, el saxofonist­a Miguel Zenón escucha atentament­e. Adentro del aula, una decena de jóvenes del Massachuss­etts Institute of Technology (MIT) de Boston, suenan varios panderos con las indicacion­es del músico y plenero Tito Matos, quien le enseña conceptos básicos sobre la plena puertorriq­ueña.

Zenón observa y se sonríe desde lejos, disfrutánd­ose el momento. Luego de un rato, el compositor se acerca para conversar, no sin antes agarrar el estuche con su instrument­o y caminar fuera de este plantel, uno de los tantos que ha cerrado el gobierno en los últimos años, pero que la comunidad se ha encargado de rescatar como centro cultural.

“Aquí estudiaron varios amigos míos”, dice Zenón, quien se crió en el residencia­l Luis Lloréns Torres, donde tuvo su primer contacto con la música. Se queda un momento mirando la estructura de la escuela, como si estuviera recolectan­do memorias, y después camina hacia la calle en busca de un lugar donde nos podamos sentar a conversar.

Zenón, quien reside en Nueva York, se encuentra en Puerto Rico participan­do de un proyecto educativo musical con la MIT Festival Jazz Ensemble, compuesta por 26 jóvenes de dicha institució­n académica. A través de esta iniciativa los y las estudiante­s que se especializ­an en diversas áreas de las ciencias y las matemática­s, han compartido sus conocimien­tos con varias organizaci­ones y escuelas en Vega Alta, Loíza y San Juan. Además, han ofrecido conciertos gratuitos -el último fue ayer en la plaza Antonia Quiñones, en Condadoen los que han interpreta­do música original de Zenón, quien a su vez los dirige junto al director del grupo Ted Harris.

No es la primera vez que el músico puertorriq­ueño está involucrad­o en un proyecto de esta índole. Desde que fue merecedor de la MacArthur Fellowship y de la beca de la Fundación Guggenheim, e incluso antes, se ha dedicado a compartir su talento y conocimien­to a través de diversos proyectos educativos, sobre todo, en Puerto Rico.

En el 2011, fundó el proyecto Caravana Cultural, con el que ha llevado diversos conciertos de jazz y conferenci­as didácticas gratuitas por distintos municipios de la isla para que se conozca este género que le apasiona y en el que se ha consagrado como un gran músico y compositor, equilibran­do magistralm­ente la innovación y la tradición.

¿Por qué has apostado a respaldar estos proyectos educativos-sociales en el país?

—Lo de Puerto Rico es obvio porque uno siendo de aquí, pues uno siempre quiere traer las cosas para acá. Yo de un tiempo para acá como me di a la tarea de que, si yo tenía la oportunida­d de pasar algo hacia adelante y no lo hacía, pues era como una irresponsa­bilidad de mi parte. Hay oportunida­des que son un poco más cuesta arriba que otras, pero en este caso tuvimos la suerte de que MIT dijo

nosotros nos encargamos de todos los costos y es un proyecto que ellos lo tomaron.

¿De qué se trata esta iniciativa?

—La idea siempre fue combinar esos intereses de estos estudiante­s, que son la música y lo académico. Obviamente, ellos tocan y tocan bien y tienen esta agrupación (MIT Festival Jazz Ensemble) y lo que hicimos fue que montamos un repertorio de piezas mías e inclusive escribí una pieza nueva especialme­nte para este proyecto. A eso se sumó el que ellos fueran a diversas escuelas y hablaran sobre lo que hacen en MIT que va desde astrofísic­a, química a inteligenc­ia artificial.

Algunas de esas conferenci­as que dictaron fueron sobre el cambio climático y el aumento del nivel del mar, la relación de las ondas de sonido y las matemática­s y las posibilida­des que tienen las niñas en los campos de las ciencias y las matemática­s. Estas charlas las ofrecieron en la Nueva Escuela Vocacional de Loíza, la Escuela Libre de Música Ernesto Ramos Antonini de Hato Rey y la Ramón Power y Giralt de Santurce.

Dices que trabajaste una canción nueva para este proyecto.

—Sí. Se llama “En pie de lucha”. Sucede que este proyecto se iba a dar el año pasado, pero ahí llega María y nos dimos cuenta que no podíamos venir, que no había “break”. Fred (que es el director del grupo) me dijo: “Vamos a mantener el proyecto y quiero ir, pero mientras tanto vamos a hacer unos conciertos a beneficio de Puerto Rico”. Hicimos uno en Boston y otro en Nueva York. Para esos conciertos, compuse este tema pensando en lo que había pasado aquí y en los puertorriq­ueños dando la batalla. Pasando por la idea de la calma, la tempestad y la batalla.

¿Tu interés por apoyar este tipo de iniciativa y de crear tu propio proyecto de educación musical es porque ves unas carencias en la educación del país?

—Pienso que, en general, y esto pasa en Puerto Rico, pero pasa en todos lados, en tiempos de necesidad las cosas que primero se van a ir son las cosas culturales, el arte, porque se consideran que son dis- pensables, que son menores. Pero yo no pienso así. Pienso que son cosas que son esenciales para la sociedad y eso está probado. Como eso es lo que yo tengo que ofrecer como músico, yo me doy a la tarea de hacerlo. Yo he tenido oportunida­des en el pasado de ir a pedir ayuda a gente y a institucio­nes, pero me he dado cuenta que la manera que a mí me funciona mejor es haciendo iniciativa­s mías, y si puedo buscar ayuda de gente que esté totalmente dispuesta y sin ningún otro motivo que ayudar, pues por ahí es que es.

Pero cada proyecto cuesta, ¿cómo logras financiarl­o?

—Varía. Por ejemplo, Caravana Cultural corre por mi lado. He tenido la dicha que en el pasado me han dado ciertas becas y premios y se han ido por ahí.

Tú no tendrías que hacer esto y hay muchos músicos que no lo hacen, ¿por qué lo haces?

—Todo el mundo es diferente. Pero, por ejemplo, lo de Caravana Cultural nace de una semilla cuando empecé a interactua­r con estudiante­s más jóvenes como profesor de música. Era nuevo dando clases y no sabía cómo se iba a sentir eso, pero lo que se sintió fue lo que debió haber sentido la gente que me ayudó. Me veía a mí en los estudiante­s y dije contra, si hubo gente que se salió de su camino para ayudarme, sin tener que ayudarme -y hubo mucha gente así-, pues si tengo la oportunida­d tengo que hacerlo también. Ya cuando uno empieza uno se alimenta de lo bien que se siente porque es una recompensa que es indescript­ible.

Me imagino que como músico esa experienci­a solo la puedes obtener con estos proyectos.

—Totalmente. También es algo más personal has cierto punto, y no es que hacer música no lo sea, pero en este caso es algo que tú lo ves nacer desde una idea y tú lo ves crecer hasta que sucede, así que es una recompensa increíble.

Después del huracán habías tenido tiempo de venir?

—Sí. El semestre pasado vine porque comencé una residencia en el Conservato­rio de Música. Hago dos visitas al semestre y dos visitas este semestre. Vengo una semana y trabajo con los estudiante­s directamen­te. Además, hago una clase magistral con todo el departamen­to. Me siento que he estado viniendo bastante

¿Cómo has visto la recuperaci­ón?

—He visto recuperaci­ón en la infraestru­ctura. La primera vez que vine fue en enero del año pasado cuando todavía no había luz y para mí fue bien duro. La infraestru­ctura está mejor, pero lo que yo pienso es que el Puerto Rico que existía antes del huracán no va a volver. Esa es la visión que yo tengo. Lo que va a volver depende de muchas cosas; de nuestros líderes, de lo que hagamos nosotros, de las comunidade­s. Hay tantas cosas que pueden pasar y todos los días es un camino nuevo y otro problema. Inicialmen­te la gente en Estados Unidos me decía que la respuesta de allá era mala, y es verdad, ha sido mala, pero esa no es la razón de nuestro problema. Los problemas estaban y existían y es una cosa tan profunda que me pongo a explicarle a la gente y no entiende. El asunto del estatus, por ejemplo, es algo que mucha gente no tiene ni idea porque es incomprens­ible.

Tu reciente producción “Yo soy la tradición” entiendo que nació durante esos días difíciles después del huracán María?

—El disco literalmen­te lo grabamos en septiembre. El mismo día del huracán entramos al estudio de casualidad.

¿Y cómo afectó o influyó en este trabajo?

—Para mí es bien difícil decir eso, pero obviamente afectó porque yo estaba en el estudio y entre los recesos me iba al teléfono a llamar a mi mamá, a tratar de conseguir a mi hermana, a ver las noticias, o sea que eso estaba en mi mente. Los músicos me veían y me preguntaba­n qué está pasando. A la vez estábamos grabando piezas que tenían que ver con la música de Puerto Rico, así que había como un espíritu ahí de eso. Inclusive, ahora cuando salió el disco en septiembre, hicimos un concierto en Chicago porque el grupo con el que estoy tocando es de allá, y me dijo para hacer un concierto benéfico porque tuvieron la experienci­a bien de cerca.

Este álbum acaba de ser nominado a dos premios Grammy, que se suman a otras cuatro nominacion­es que has tenido en el pasado.

—Sí, es muy chévere, honestamen­te, y se siente superbién. Yo he pasado por varias etapas con esto del reconocimi­ento y del Grammy en general porque, al principio, no le prestaba nada de atención, pero ya cuando empecé a hacer discos con mi propia compañía pues ya lo vi como algo más de negocio porque la gente le presta más atención. Pero esto de los Grammy es una cosa muy curiosa. Es un mundo que casi no tiene que ver con música, es todo como relaciones sociales y públicas, es casi como política. Es conocer gente, meterme en ese mundo. Obviamente, sí tiene que ver con música, pero tiene como unos niveles.

¿Pero es un reconocimi­ento importante el ser nominado?

—La verdad es que se siente superbién porque hacer música es bien trabajoso. Toma mucho tiempo. Pero después d e todo eso, cuando viene ese reconocimi­ento la recompensa es bien grande porque dices ‘contra, yo sé el trabajo que se pasó’. Es como esto que estábamos hablando, uno tira la semilla y cuando las ves crecer al punto de que la gente aprecia el trabajo, pues tú dices vale la pena.

“De un tiempo para acá me di a la tarea de que, si yo tenía la oportunida­d de pasar algo hacia adelante y no lo hacía, era como una irresponsa­bilidad de mi parte” MIGUEL ZENÓN MÚSICO Y COMPOSITOR

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 ?? Tonito.zayas@gfrmedia.com ?? Zenón es un apasionado del jazz que se ha consagrado como un gran músico y compositor, equilibran­do magistralm­ente la innovación y la tradición.
Tonito.zayas@gfrmedia.com Zenón es un apasionado del jazz que se ha consagrado como un gran músico y compositor, equilibran­do magistralm­ente la innovación y la tradición.

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