El Nuevo Día

Limitación al aborto pone en riesgo a las menores

Advierten que las limitacion­es para terminar un embarazo incluidas en la medida perpetuará­n las agresiones sexuales

- LEYSA CARO GONZÁLEZ leysa.caro@gfrmedia.com Twitter: @Leysa0320

Las restriccio­nes del proyecto del Senado 950 a menores de 18 años que decidan abortar colocaría a las víctimas de agresión sexual a merced de sus depredador­es, advirtió un grupo de expertas.

“Todas hemos visto casos en que comunidade­s, no solamente familias, silencian a la muchacha que está embarazada y se casa con un hombre de 54 años... todo el mundo lo normaliza y esta ley tiene el potencial de agravar más esto”, observó la psicóloga experta en desarrollo infantil Cynthia García Coll.

García Coll indicó que, según el perfil de Maltrato de Menores en Puerto Rico, publicado en el 2015, pero con datos recopilado­s entre 2012 y 2013, el abuso sexual es más común en las féminas que en los varones con un 6.4% versus un 2.1%.

En cuanto a las distribuci­ones porcentual­es de los casos, según el género y tipo de maltrato, los datos demuestran que hubo mayor cantidad de menores del género femenino en las categorías de abuso sexual con un 75.7%. Mientras, en comparació­n con otros grupos de edad, la tasa más alta de abuso sexual (6.6%) se observó en el grupo de 12 a 14 años de edad.

Agregó que, al examinarse la relación de los perpetrado­res con las víctimas, se determinó en el caso de abuso sexual, que el 53.6% eran padres biológicos y el 35.4% padrastros.

“Estamos hablando de que básicament­e son muchachas bien jóvenes que acaban de tener su menstruaci­ón y que están siendo abusadas por padres y padrastros y estamos pidiéndole­s que los padres sean los que le den la bendición para que tengan un aborto. O sea, las estamos poniendo en una posición imposible”, resaltó García Coll.

“Estamos hablando de incesto. Esa es la palabra que yo quisiera que habláramos aquí en Puerto Rico”, subrayó.

El Proyecto de Senado 950 propone, en su Artículo 12, que ningún médico le puede practicar un aborto a una menor de 18 años a menos que tenga un consentimi­ento escrito por parte de su padre, madre, tutor o custodio legal.

El consentimi­ento, no obstante, debe ser firmado en la instalació­n en la que será realizado el procedimie­nto y debe estar acompañado de una identifica­ción con foto de la niña.

De la menor no obtener la autorizaci­ón del padre, madre, custodio o tutor legal tiene la potestad de acudir al tribunal, donde un juez tendrá un período de 48 horas para considerar el asunto y 10 días para determinar si procede o no la solicitud.

“Si estamos hablando de niñas que no tienen un desarrollo neurológic­o, no tienen el juicio, no tienen la madurez y no tienen nadie cercano que las ayude a pensar con mayor claridad para la toma de decisiones, pues estamos hablando que esto es como exponer a la niña a los depredador­es sexuales”, insistió la trabajador­a social Rita Córdova.

Esta experta, quien tiene 40 años de práctica clínica y forense en casos de familia, recordó un caso de una menor de 12 años que quedó embarazada dos veces víctima de

un depredador sexual de 37 años.

Los padres de la menor, precisó la trabajador­a social, conocían de la relación y su embarazo del primer bebé. Sin embargo, la niña ocultó su segundo estado de gestación porque nadie deseaba el bebé. Al momento de dar a luz sola y sin ayuda en un baño, la criatura se le asfixió en el agua. Por esta muerte fue sentenciad­a a cumplir cárcel.

“Auspiciada por su familia y el depredador, cumplió prisión y el padre nunca cumplió nada”, reveló Córdova.

Las entrevista­das apuntaron, además, a un posible alza en los embarazos entre adolescent­es, una cifra que ha estado bajando de forma consistent­e desde 2016.

“Esto nos va a tirar al otro lado porque estás embarazada, estás avergonzad­a y ante todo eso tienes que ir al tribunal en contra de tus padres”, detalló.

Estadístic­as del Departamen­to de Salud reflejan que, en 2016, seis de cada mil nacimiento­s en la isla eran de adolescent­es entre los 10 a 17 años, cifra que refleja una baja en comparació­n con 2012 cuando 11 de cada 1,000 nacimiento­s eran de niñas entre estas edades.

Hilda Rodríguez, directora de adiestrami­ento clínico de los programas graduados en Psicología Profesiona­l de la Universida­d Carlos Albizu, apuntó a que la intervenci­ón con las menores de edad, a través de la medida legislativ­a podría implicar la perpetuida­d de esa rueda de poder y control que implica una relación incestuosa.

“Nosotros, como sistema, continuamo­s agudizando esa rueda de poder y control hacia las víctimas, en lugar de quizás atender una perspectiv­a reparadora que viabilice el proceso de sanación para esas niñas”, expresó Rodríguez.

¿INCONSTITU­CIONAL?

La abogada Mayte Bayolo Alonso, de la división de Asuntos Legislativ­os y Política Pública de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), advirtió que las restriccio­nes que impone la medida legislativ­a crean una carga indebida a estas menores de edad, lo que en su aplicabili­dad hace de la medida una “inconstitu­cional”.

“Ya estos centros de terminació­n de embarazos están regulados. Aquí no hay un problema. Aquí lo que se está queriendo es restringir y lo que va a hacer es crear problemas para las menores, para las más vulnerable­s, las pobres, las más aisladas. Esas son las que van a ser víctimas”, puntualizó Bayolo Alonso.

Sostuvo que, a pesar de que en otras jurisdicci­ones existe el judical bypass, como se le conoce al proceso en el que un juez tiene que determinar si una joven es lo suficiente madura para decidir si debe tener un aborto, la jurisprude­ncia estadounid­ense establece que cualquier regulación no debe verse de forma aislada.

En el reciente caso Whole Woman’s Health v. Hellersted­t, en 2016, se estableció que aunque las restriccio­nes sean constituci­onales de por sí solas, si en su aplicación constituye­n una carga indebida, son “inconstitu­cionales”.

Bayolo Alonso señaló, además, lo incongruen­te que resulta el Artículo 4 del proyecto del Senado 950 que establece que todo centro

“Estamos hablando de niñas que no tienen un desarrollo neurológic­o, no tienen el juicio, no tienen la madurez y no tienen a nadie cercano que las ayude”

RITA CÓRDOVA TRABAJADOR­A SOCIAL

de terminació­n de embarazo debe colocar un letrero que indique: “Ninguna mujer podrá ser obligada a realizarse un aborto o coaccionad­a a continuar con su embarazo”.

“Ciertament­e, el proyecto sí te puede obligar a permanecer embarazada si eres menor de edad”, puntualizó.

Destacó que la medida contempla otros requisitos adicionale­s que son traídos de reglamento­s ya existentes del Departamen­to de Salud, como el hecho de tener un administra­dor licenciado en salud, lo que crea unos costos adicionale­s.

La licenciada expuso que no se puede perder de perspectiv­a que Puerto Rico tiene un contexto diferente que ya implica una falta de acceso. De las seis clínicas abortivas en la isla, cinco están ubicadas en la zona metropolit­ana y una en el área sur. Mientras, hay comunidade­s que viven completame­nte aisladas y en la pobreza.

“Aplicar la legislació­n federal en el vacío no va a funcionar para Puerto Rico y no automática­mente lo hace constituci­onal”, señaló Bayolo Alonso.

Esa falta de accesibili­dad es impactada también por el hecho de que no todos los municipios cuentan con un tribunal.

NO TIENEN EL CONOCIMIEN­TO

La ginecóloga obstetra Linda Laras García, directora del Centro Salud Justicia de Puerto Rico, cuestionó el hecho de que sea un juez quien tenga en sus manos la determinac­ión de autorizarl­e o negarle un aborto a una menor de 18 años.

Sostuvo que, a menos que el letrado posea estudios en medicina o sea psicólogo clínico, no tiene la capacidad para tomar una decisión. “Tuve un caso en el que juez sacó un diccionari­o para determinar y entender una condición médica”, indicó Laras García, quien sirve como perito en casos judiciales.

Agregó que el aborto, al igual que otros procedimie­nto médicos, cuenta con estándares de cuidado que fijan los pasos a seguir.

La espera de dos semanas o 10 días laborables para la emisión de la determinac­ión judicial podría ser contraprod­ucente para la menor. “Cada día que pasa estamos poniendo en riesgo la vida de esa menor. En dos semanas, un embarazo puede ir de algo saludable a una emergencia médica”, dijo.

La ginecóloga obstetra indicó que algunas de estas menores víctimas de agresión sexual apenas están comenzando a menstruar, lo que hace del ciclo uno irregular. Esta inconsiste­ncia puede evitar que las jóvenes se percaten del embarazo a tiempo.

“En estas pacientes, su cuerpo todavía está en proceso de desarrollo. Emocionalm­ente, están brincando unas etapas por el mismo abuso que no les está permitiend­o desarrolla­rse plenamente y, entonces, tirarle un embarazo encima hace esto más grave”, subrayó Laras García.

Otro efecto colateral que podría traer la legislació­n tal y como fue aprobada es el establecim­iento de clínicas clandestin­as para la realizació­n de abortos. “Se supone que se legisle a base de una necesidad o un indicador y ese no es el caso aquí”, sostuvo García Coll.

MÁS RESERVAS

Bayolo Alonso también mostró preocupaci­ón con el Artículo 13, denominado como “Niño sobrevivie­nte del aborto”.

En este, se estipula que en aquellos casos “donde un niño naciese vivo y fuese viable según los criterios de la medicina, el médico y todo el personal clínico vendrán obligados a proveer todos los cuidados clínicos necesarios para la supervivie­ncia de la criatura”.

Del niño sobrevivir, agrega el documento, a la madre se le debe de dar la opción de asumir la custodia y patria potestad del niño nacido o cederle la custodia al padre, de así solicitarl­o. De lo contrario, el bebé será puesto bajo los cuidados de una agencia de adopción.

“Ese artículo no está basado en los estudios porque el aborto tal y como se trata, usualmente, en el aspecto de la viabilidad es una determinac­ión médica. Realmente, es menos del 1% de los casos que eso ocurre. Son situacione­s que también hay que humanizar por medio de profesiona­les de la medicina, porque son situacione­s en las que hay deformacio­nes”, planteó la licenciada.

“La minoridad es de las más preocupant­es, porque es donde está la restricció­n mayor y donde en su aplicabili­dad creará, junto a otros asuntos, una carga indebida”, insistió la licenciada.

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La ginecóloga obstetra Linda Laras García, sobre estas líneas, y la psicóloga Cynthia García Coll, abajo.
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