Valiosa aportación de los deportes no tradicionales
El programa del Departamento de Recreación y Deportes que produjo, entre otros, a esas glorias de Puerto Rico que son el luchador Jaime Espinal y la tenimesista Adriana Díaz, está detenido desde el verano del año pasado, por falta de fondos. El gobierno,
Se trata del Centro de Formación Deportiva del DRD, una iniciativa que, bajo distintos nombres, había funcionado de manera interrumpida desde 1990. El Centro tenía como fin adiestrar a jóvenes con potencial en deportes no tradicionales como tenis de mesa, lucha olímpica, balonmano, taekwondo, judo, tiro con arco y bádminton, entre otros. Unos 6,500 atletas juveniles se adiestraban anualmente bajo la supervisión de entrenadores a tiempo parcial cuyo sueldo pagaba el DRD en 85 centros en toda la isla.
Bajo ese programa, funcionaba el Club Sparta, el centro de lucha olímpica en Puerto Nuevo del que salieron Espinal, medallista olímpico de plata en Londres 2012 y Franklin Gómez, quien ha estado dos veces a un suspiro de la codiciada presea olímpica. También funciona el club de tenis de mesa Águilas de la Montaña, de Utuado, que produjo a Adriana Díaz, a su hermana Melanie, a Brian Afanador y Daniel González, quienes entre todos ganaron ocho medallas en los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018.
A partir del verano de 2019, el DRD no les renovó los contratos a los 85 entrenadores —que ganaban $480 mensuales—, lo que para todos efectos mató la iniciativa. La secretaria de Recreación y Deportes, Adriana Sánchez Parés, atribuyó la interrupción del programa a “los retos que estamos enfrentando con la Junta de Supervisión Fiscal”.
La falta de apoyo a estos atletas es un inmerecido desenlace para una iniciativa que rindió grandes beneficios y dio resultados tangibles por 29 años.
El año pasado, la iniciativa operó por cuatro meses con una modesta asignación de $300,000. Este año, el presupuesto aprobado por la Junta de Supervisión Fiscal destinó $3 millones “para la programación de categorías menores”, pero los fondos tienen que ser compartidos con otras agencias. Según Sánchez Parés, ese dinero no es suficiente para mantener en operaciones los Centros de Formación Deportiva.
Además, el DRD tiene un presupuesto de $32 millones para nómina, seguridad y gastos operacionales. Resulta difícil entender cómo en un presupuesto de ese tamaño no aparece una partida para un programa que, bien mirado, debería ser la principal prioridad de la agencia. Si la Junta, por una u otra razón, no designó partidas específicas para este programa, hay maneras de hacerle entender su importancia, para que autorice las transferencias necesarias.
La empresa privada y las organizaciones sin fines de lucro también deben prestarle atención al programa y dar la mano en la medida de sus posibilidades, como la dan en otros deportes más populares.
Al pensar en esta iniciativa, vienen a la mente los que han salido de ahí para convertirse en estrellas de sus respectivas disciplinas, como es el caso de las hermanas Díaz y de Espinal. Pero además hay miles de otros jovencitos que, aunque no llegaron a los podios olímpicos, se alejaron de la calle o encontraron disciplina y enfoque mientras fueron parte de este programa.
Son miles de criaturas que, estando ocupadas en estas disciplinas, no se convirtieron en un problema para la sociedad. De la misma manera, hoy, cuando los Centros de Formación Deportiva ya no existen, son otros niños y niñas a los que en muchísimos casos no les queda más opción que el ocio, con todos los peligros que ello entraña.
A estas alturas, no debería ser necesario señalar cuán potencialmente dañino eso puede ser para todo el país.