El Nuevo Día

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“La resequedad afecta las relaciones sexuales, pues la fricción puede lastimar el tejido delicado del interior de la vagina. La irritación o laceración de la mucosa vaginal puede convertirs­e en foco de infeccione­s y fuente de dolor. Aunque muchas mujeres tienen lubricació­n luego de la menopausia, en ocasiones, no es suficiente para evitar el trauma mecánico de la fricción. Por ello, el uso de lubricante­s, especialme­nte los basados en agua, es esencial”, indica Valcárcel quien da los siguientes consejos: 1 Lubricació­n y más lubricació­n. 2 Mejorar la comunicaci­ón con tu pareja para educarla sobre la necesidad del uso de lubricante­s. 3 Mantener un registro de los cambios y lo que has tratado para mejorar. Eso es clave si no mejoras, o empeoras, y necesitas tratamient­o médico. Lo que ya has intentado dará un cuadro más claro de qué terapia debe ser usada. 4

La pareja debe educarse sobre el funcionami­ento de los órganos sexuales de la mujer a través de su vida. Entenderlo es clave para ayudar, apoyar y no lastimarla. Además, se recomienda que participe de las visitas médicas y haga lo posible por aclarar sus dudas.

“La resequedad vaginal es un problema común que, en su mayoría, tiene mejoría con tratamient­o”, finaliza la especialis­ta.

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