El Nuevo Día

Ciudad de México

La capital azteca celebra 500 años de historia repleta de arte, tradición y diversión

- Por IGOR GALO

En la Plaza de Santo Domingo, en pleno centro histórico de la Ciudad de México (CDMX), se encuentra la antigua Aduana. Por allí tenían que pasar, antes de entrar y salir del Virreinato de la antigua Nueva España, cualquier colono de la época para declarar sus bienes. Este es el motivo de que, justo enfrente, en los soportales, abrieran muchas oficinas de escribanos que se dedicaban a gestionar los papeleos que la burocracia exigía.

Pero con la independen­cia de México este negocio declinó, por lo que los escribanos se tuvieron que reconverti­r en escribidor­es de carta para los hombres que, en su mayor parte sin saber escribir, querían impresiona­r a las mujeres con su prosa.

Ya en el siglo XX y, y hasta en la actualidad, estos negocios permanecen porque, según dicen, aquí es posible conseguir cualquier tipo de documento que uno necesite.

UNA HISTORIA EN CADA ESQUINA

Muchas historias para una sola plaza, de las muchas que componen el centro histórico de la Ciudad de México. Y es que en la que fuera capital económica, cultural y política del imperio español, cada esquina ha sido testigo de importante­s eventos históricos.

También está el Palacio del Monte de Piedad. El palacio se encuentra en el Zócalo, que viene a ser la plaza de Armas o Plaza Mayor en el resto de capitales hispanas del mundo. Pero en México se llama Zócalo. ¿Por qué? Cuando Porfirio Diaz, el dictador mexicano que también fue el presidente que más duro en el poder -32 años- en ese país, quiso celebrar los 100 años de la independen­cia de México mandó construir un momento en el centro de la plaza. Pero estalló la revolución mexicana y del monumento solo se llegó a construir la base del mismo, es decir el zócalo. Y desde entonces no es la plaza mayor, sino el Zócalo.

Por esta plaza de 46,8000 metros cuadrados, la segunda más grande del mundo, entraron los zapatistas de forma pacífica el 11 de marzo de 2001. Hace 500 años, en 1519, cuando en su lugar se levantaba el templo mayor de los aztecas, quien llegó fue Hernán Cortés.

En esta zona se pueden visitar decenas de museos o disfrutar de la famosa cocina mexicana en todas sus variantes, desde tacos callejeros hasta delicatese­n en restaurant­es como La Casa de los Azulejos, una joya de la construcci­ón colonial o en algunas de las terrazas turísticas con vistas la Catedral.

Recorrer sus calles es recorrer la historia de México, pero también de España o de las Américas. Un consejo es visitarla el primer día de visita para así zambullirs­e en la idiosincra­sia de este país, y mejor si es con un tour guiado. Hay muchas opciones. Una lo son los tour gratis en español por el centro histórico de México (www.civitatis.com/es/ciudad-de-mexico/free-tour-ciudad-mexico/)

IMPERDIBLE­S DEL CENTRO HISTÓRICO

Pero para quien decida visitar por

su cuenta, hay algunos puntos que no debe dejar pasar. Sin duda la Catedral es uno de ellos. La entrada es gratuita.

A su lado se encuentra el Templo Mayor, construido en el 1325 por los Aztecas, y que hasta mediados del siglo XX se encontraba enterrado bajo la ciudad colonial. Hoy se puede visitar junto al museo dedicado a las culturas prehispáni­cas construido a su lado.

El Palacio Nacional, donde vuelve a vivir el presidente de México desde diciembre de 2018, como lo hicieron lo virreyes en la época de la colonia española, es visitable. En su interior se pueden visitar los murales de Diego Rivera (ahora conocido como marido de Frida Khalo), quizás el máximo exponente del muralismo mexicano. Sus pinturas cuentan la historia desde el origen de los aztecas hasta la independen­cia, y no solo es una joya por los aspectos artísticos, sino por condensar en un mural 400 años de historia del país. En él se reflejan cientos de personajes históricos todos reconocibl­es y con nombre y apellidos, importante para la historia del país.

Otras visitas para los interesado­s en el arte muralista y la historia de México son la Preparator­ia Nacional, donde hay obras de Orozco y Siqueirosl­os otros dos componente­s de la santísima trinidad del muralismo mexicano, la Secretaría de Educación Pública (ministerio de Educación) que se puede visitar los días laborables, el Palacio del Bellas Artes o el Museo Diego Rivera, ubicado en la Alameda a las afueras del centro histórico.

Este museo de la historia de México y la España colonial que es el Centro Histórico de la Ciudad de México, escrito en mayúsculas porque es una ciudad dentro de la ciudad, está más vivo que nunca.

Siguen abiertos locales para comer y beber como el Café Tacuba, lugar de reunión de antiguos políticos, intelectua­les y escritores, o la plaza Garibaldi, donde los mariachis siguen tocando canciones a quienes toman cerveza o tequila en sus bares como se viene haciendo hace décadas. Recienteme­nte se abrió un Museo del Tequila en la misma plaza, más moderno y enfocado a turistas.

Una app gratuita para no perderse ninguna historia que se esconden en cada piedra de la CDMX es la oficial Monumentos CDMX de la Secretaría de Educación.

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 ??  ?? La impresiona­nte explanada que domina a Ciudad de México es conocida como el Zócalo por ser precisamen­te la base de un monumento que nunca se construyó.
La impresiona­nte explanada que domina a Ciudad de México es conocida como el Zócalo por ser precisamen­te la base de un monumento que nunca se construyó.
 ??  ?? Arriba: Vista de la Catedral Metropolit­ana y el Sagrario Metropolit­ano que junto al Zócalo fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Abajo: Detalle de las ruinas del Templo Mayor construido por los aztecas, que quedó sepultado bajo la ciudad colonial.
Arriba: Vista de la Catedral Metropolit­ana y el Sagrario Metropolit­ano que junto al Zócalo fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Abajo: Detalle de las ruinas del Templo Mayor construido por los aztecas, que quedó sepultado bajo la ciudad colonial.
 ??  ?? Izquierda: el Palacio de Bellas Artes y Museo, eje de la actividad cultural del centro de la ciudad. Arriba: Mural en el Palacio Nacional en el que Diego Rivera plasmó la historia de México.
Izquierda: el Palacio de Bellas Artes y Museo, eje de la actividad cultural del centro de la ciudad. Arriba: Mural en el Palacio Nacional en el que Diego Rivera plasmó la historia de México.
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