Es clima un arma en el debate.
WASHINGTON — En el verano, cuando las olas de calor abrasan ciudades o lluvias inundan las costas, algunos ambientalistas y científicos climáticos destacarán cualquier vínculo factible con el calentamiento global, esperando que el clima del día ayude a la gente a entender el peligro futuro proveniente del cambio climático.
Luego llega el invierno. Y quienes buscan negar la ciencia de que los humanos están calentando el planeta tratarán de cambiar el diálogo.
En enero, cuando se estaban congelando amplias franjas de EE.UU., el presidente Donald J. Trump recurrió a Twitter para burlarse de los temores climáticos: “¡No nos vendría mal un poco de ese buen Calentamiento Global ahora!”.
A medida que se endurecen las líneas de batalla entre los partidarios y los oponentes de la acción climática, ambos toman las rachas de clima extremo como un arma para tratar de sumar gente a su bando.
Eso eleva la apuesta en cuanto a la forma en que los científicos, que durante mucho tiempo han tratado de distinguir entre fluctuaciones climáticas de corto plazo y cambios climáticos a largo plazo, hablan de los vínculos entre los dos.
“El clima, y en particular el clima extremo, es como la mayoría de la gente experimentará el cambio climático”, dijo Susan Joy Hassol, directora de la organización de difusión científica Climate Communication.
En años recientes, algunos científicos climáticos se han enfocado en tratar de convertir las rachas de clima extremo en momentos didácticos. “Así es como luce el calentamiento global”, afirmaron los científicos en el verano del 2012, una temporada de sequías generalizadas, incendios forestales y alertas por calor extremo.
Sin embargo, esa estrategia puede ser un arma de doble filo. Los detractores del cambio climático también han buscado usar el clima cotidiano para moldear las percepciones. James Inhofe una vez llevó una bola de nieve al pleno del Senado de EE.UU. para insinuar que el calentamiento global no era un problema.
Los científicos y los ambientalistas se han tratado de contraatacar. Quizás señalen que los días de calor récord se están volviendo mucho más frecuentes que los días con temperaturas mínimas históricas, y que nadie espera que el calentamiento global acabe con la nieve por completo.
“No hay mucho que les pueda uno decir al 9 o 10 por ciento de la población que va a desestimar la ciencia climática pase lo que pase”, apuntó Marshall Shepherd, catedrático de ciencias atmosféricas en la Universidad de Georgia.
“No obstante, mucha gente siente una curiosidad legítima” respecto a cómo puede ser real el calentamiento global si hoy hace frío.
Hay algunas señales de que están cambiando las opiniones. Un sondeo reciente de investigadores en las universidades de Yale y George Mason halló que el 69 por ciento de los estadounidenses estaba “preocupado” por el calentamiento global, 8 puntos más que la primavera anterior.
Una posible explicación es la racha de desastres por clima extremo en el 2018, como incendios forestales y huracanes, junto con mayores esfuerzos de científicos e incluso meteorólogos de televisión locales para enmarcar eso en un contexto climático.
“Durante mucho tiempo, los estadounidenses vieron el cambio climático como una amenaza distante”, señaló Edward Maibach, profesor en George Mason. “Pero a partir de nuestro sondeo más reciente, creo que ya no se puede decir eso. Estamos viendo mucho movimiento en personas que entienden que el cambio climático ya está sucediendo”.
Otros son más cautelosos respecto a interpretar estas tendencias. Un estudio del 2017 arrojó que es más probable que antes que la gente que experimenta clima extremo apoye medidas de adaptación climática. Pero el efecto era modesto y disminuía con el tiempo.
Wanyun Shao, catedrática asistente de geografía en la Universidad de Alabama, ha hallado que una racha constante de clima cambiante sí empieza a borrar las dudas sobre el calentamiento global.
“Para algunos, toma más tiempo”, dijo. “Pero con el tiempo, la gente empieza a confiar en sus propias experiencias”.