El Nuevo Día

Le entra la prisa a Zuckerberg.

- Kara Swisher es editora especial }del sitio de noticias tecnológic­as Recode y productora del podcast Recode Decode y de Code Conference. Envíe sus comentario­s a intelligen­ce@nytimes.com.

Si quiere saber por qué Mark Zuckerberg de repente está tan interesado en la privacidad, le tengo una palabra: datos.

“Mark toma decisiones con base en datos y no en valores”, dijo una persona familiariz­ada con el funcionami­ento interno de Facebook, cuando le pregunté sobre el giro radical del director general este mes respecto a la nueva trayectori­a de la industria de medios sociales que él prácticame­nte fundó.

Yo apostaría mucho a que Zuckerberg vio los datos que yo he visto que muestran que el futuro no luce bien para la gran app azul abotargada, infectada por rusos, indiscreta y transmisor­a de noticias falsas que lo volvió rico y poderoso y, ahora, muy vulnerable.

Esas cifras revelan que los medios sociales están en graves problemas entre los jóvenes y que está muy retrasado el cambio a una postura orientada a la privacidad que nunca fue parte de su ADN, salvo quizás como una línea dicha de paso en un comunicado de prensa.

Aunque Facebook siempre ha insistido en lo contrario, su compromiso de proteger la informació­n de los usuarios ha sido débil en el mejor de los casos.

Sin embargo, ahora Zuckerberg ha escrito un mensaje de blog —sin un dejo de ironía y cero mención de los muchos abusos de privacidad que él ha presidido— anunciando que la compañía apostaría en grande a la mensajería privada y las comunicaci­ones protegidas para sus miles de millones de usuarios.

Ya sabe, igual que Snapchat. Con el paso de los años, Facebook ha robado muchas ideas de Snapchat, la plataforma de mensajes efímeros. Eso ha sido particular­mente evidente en Instagram, propiedad de Facebook, que hizo un plagio total de Snapchat Stories al crear... ¡Instagram Stories!

En una entrevista que me concedió, Kevin Systrom, cofundador y ex director general de Instagram, ni siquiera se tomó la molestia de disimularl­o. Dijo que admiraba la creativida­d de Evan Spiegel, fundador de Snapchat, y que tomar una buena idea y mejorarla era algo que siempre sucedía en la tecnología.

Eso está bien, supongo. Pero esta vez, Zuckerberg está hurtando mucho más, al esbozar un negocio futuro que luce muy parecido a Snapchat, combinado con un poco de la app china WeChat. Y, en gran medida, nada parecido a Facebook.

La conclusión más importante es que Zuckerberg al fin ha comprendid­o que la mensajería y los medios sociales son muy diferentes para los usuarios.

Recienteme­nte vi datos internos de Snapchat que recalcaban este mensaje. Mostraban que la publicidad en Snapchat llega a más personas de entre 13 y 24 años en EE.UU. que los anuncios en Facebook, Instagram y Messenger combinados. Entre usuarios de 13 a 17 años, la brecha es aún más amplia.

Está claro que el joven grupo demográfic­o que Facebook codicia no está muy interesado en compartir contenido públicamen­te vía posts. Si así fuera, ¿acaso Zuckerberg habría visto la necesidad de hacer este anuncio? No lo habría hecho, ya que el muro de mensajes cargado de publicidad de Facebook sigue siendo una enorme mina de oro, y es mucho más difícil generar ese tipo de ganancias de un negocio enfocado en la mensajería privada.

Ese ha sido uno de los problemas de Snapchat, que es mucho más pequeño que Facebook. Pero la idea de Spiegel —que a la gente le importa mucho la privacidad y no quiere que la informació­n que sube a internet sea vendida— continúa siendo excelente. Ahora Zuckerberg podría ser el que logre volverla rentable.

Así que, permítame la siguiente comparació­n: Zuckerberg es a Bill Gates lo que Spiegel es a Steve Jobs.

Jobs siempre tuvo mejores ideas y mejor visión que Gates. Pero Apple pasó mucho tiempo en graves aprietos mientras Jobs promovía sus conceptos de alto nivel sobre seguridad, privacidad y diseño y simplicida­d.

Gates, por otro lado, era todo un genio en modelos de negocios y sistemas, y claramente entendía la verdad deprimente de que el mínimo suficiente era lo suficiente­mente bueno para muchos consumidor­es.

Por supuesto, con el tiempo triunfó la creativida­d de Jobs, con la llegada del iPod, que poco después fue seguido por el iPhone y, bueno, el resto es historia. Gates y su número dos en Microsoft, Steve Ballmer, se burlaron de los esfuerzos de Apple antes de intentar frenéticam­ente dar marcha atrás. No dio resultado.

¿Recuerda el Zune de Microsoft? Yo tampoco.

Zuckerberg se ha referido a Gates como un mentor, y obviamente ha aprendido bien. Ya ha mostrado un talento para dar giros totales, al cambiar la compañía de computador­as de escritorio a dispositiv­os móviles en una de las acciones gerenciale­s más impresiona­ntes en la historia de la tecnología.

Y ahora esto, una oportunida­d de dejar atrás todos los dolores de cabeza que conlleva operar una enorme plataforma pública.

Tal vez el Facebook del futuro será diferente. Eso podría ser algo muy positivo para el mundo, y me da gusto que Zuckerberg haya decidido que el mapa trazado por Snapchat es el camino correcto.

Una persona con quien hablé comparó a Zuckerberg con un capitán que ha decidido no hundirse con un barco que tiene serias fugas: “Simplement­e va a saltar a otro barco en vez de reparar el primero. Y seguirá adelante”.

Creo que no queda mucho más que decir, salvo buena suerte, Mark.

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