El Nuevo Día

Genio con guantes

“El Radar” fue el mejor boxeador de su generación y su excesiva confianza pudo haber evitado aún más gestas en el cuadriláte­ro

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Si hay algo de arte en el violento deporte del boxeo, Wilfred Benítez es su Vincent Van Gogh.

Un genio dentro del cuadriláte­ro, inspirado en ocasiones por la autoconfia­nza que viene con ser reconocido como el máximo exponente de la fistiana pura, Benítez le dio a la fanaticada un puñado de victorias deslumbran­tes frente a peleadores del calibre de Antonio Cervantes y el “Manos de Piedra” panameño, Roberto Durán.

Esas victorias, junto con la distinción de no solo ser el campeón mundial más joven en la historia, sino también

el primer latino campeón mundial en tres divisiones, le ganaron a Benítez el tercer puesto entre las Leyendas Boricuas del Ring.

Al igual que Van Gogh, Benítez podía ser temperamen­tal y casi alocado en ocasiones. La confianza en sí mismo, que lo ayudó a brillar ante algunos de los mejores peleadores de todos los tiempos, también en ocasiones lo llevó a no entrenar para peleas importante­s y a subestimar a oponentes que a menudo le resultaron más complicado­s de lo que él imaginaba.

Entre estos se encontraba un carismátic­o joven de Maryland que lo retó cuando Wilfred era campeón welter del Consejo Mundial de Boxeo (CMB): Sugar Ray Leonard.

“Benítez, en realidad, para entonces (cuando se enfrentaro­n) era mejor que yo. Pero yo estaba en mucha mejor condición física que él y tuve más tesón cuando la pelea se fue extendiend­o”, dijo Leonard a El Nuevo Día en una historia publicada en el 2009, conmemoran­do el 30 aniversari­o de esa pelea, celebrada el 30 de noviembre de 1979 en el Caesar’s Palace de Las Vegas, Nevada.

Y no es hipérbole de parte de Leonard. En una de las transmisio­nes internacio­nales de la pelea, se puede escuchar al veterano comentaris­ta estadounid­ense Bob “The Colonel” Sheridan decir que el veterano cronista boxístico Mario Rivera Martinó le informó que el entrenamie­nto formal a tiempo completo de Benítez apenas duró nueve días.

Rivera Martinó, que falleció en 2017 y quien será exaltado póstumamen­te al Salón de la Fama del Boxeo Internacio­nal en Canastota este verano, visitó varias veces el gimnasio de don Goyo Benítez en Saint Just y quedó alarmado con lo relajado e informal del acuartelam­iento de Benítez.

“Como él hacía el peso fácil y era un boxeador de técnica impresiona­nte, apenas entrenó”, dijo Martinó en 2019.

Benítez, quien previament­e fue campeón súper ligero, pesó 144 ½ libras para el combate. El máximo permitido en la división welter es 147 libras. Leonard, quien era el retador y el menos experiment­ado de los dos a pesar de ser dos años y cuatro meses mayor que su rival, pesó 146 libras y derrotó a Benítez por nocaut técnico en 15 rounds.

Pero la carrera de Benítez fue mucho más que ese duelo entre dos de los mejores técnicos en la historia del peso welter.

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 ??  ?? A la izquierda, Wilfred Benítez entrena de cara a su pelea con Sugar Ray Leonard. Arriba, “El Radar” arrincona a Leonard durante la reyerta celebrada en 1979 en Las Vegas.
A la izquierda, Wilfred Benítez entrena de cara a su pelea con Sugar Ray Leonard. Arriba, “El Radar” arrincona a Leonard durante la reyerta celebrada en 1979 en Las Vegas.

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