El Nuevo Día

La gustosa fusión de Don Pepito

Los empresario­s puertorriq­ueños Igraine Hemphill y Jaime Martí prometen ofrecer a sus clientes una oferta gastronómi­ca diferente

- JOSÉ JAVIER PÉREZ josej.perez@gfrmedia.com Twitter: @josejavier­perez

KISSIMMEE, Florida.- Un suculento mofongo boricua relleno de churrasco preparado al estilo argentino rebosa dentro de un pilón de madera. La salsa cremosa de chimichurr­i, con un leve toque picoso, corona el plato y se desborda sobre un recipiente. Parece una escultura.

Un chillo frito está anclado sobre un plato, abierto en el centro como una flor, y de su interior se asoman enormes camarones, mejillones y calamares en una deliciosa salsa cremosa y blanca. Le acompañan tostones preparados al momento y, por el lado, una ensalada verde… como un eufemismo para los que cuidan la dieta.

Dos Pepito Tropical Eatery, -en el 4150 West Vine Street en el corazón de Kissimmee- es el nuevo vecino en el paisaje gastronómi­co de la Florida Central, lugar donde están floreciend­o los ofrecimien­tos para los comensales y se multiplica­n con asombrosa rapidez principalm­ente a causa de empresario­s puertorriq­ueños.

Don Pepito es el proyecto de los puertorriq­ueños Igraine Hemphill, una exmodelo que laboró por años en el campo de la publicidad y el mercadeo en Puerto Rico, y de su esposo Jaime Martí, un empresario que descollaba en el mundo de los negocios desde los 14 años cuando ya tenía una empresa de “disk jockeys” llamada “Beats for you” con una respetable cartera de clientes.

Se mudaron a Florida Central hace cuatro años, pues la empresa en la que Jaime laboraba -dedicada a ofrecer servicios de reciclaje de aceites a restaurant­es- lo relocalizó en este estado. Igraine vio en la movida una oportunida­d para ubicarse en un mejor ambiente para sus hijos, a quienes les apasionan los deportes, y dio el visto bueno para que la familia “cruzara el charco”.

Ya acá, Jaime se hizo muy amigo del chef argentino Sebastián Amico, conocido por estar a cargo de los restaurant­es de Gloria y Emilio Estefan y ser el cocinero personal de otras personalid­ades. Ambos tenían una idea en común: montar su propio negocio. Unieron sueños y abrieron Don Pepito. De este abrazo empresaria­l nació esa fusión que caracteriz­a a Don Pepito y que es la sumatoria de los procesos más puros en la confección culinaria boricua y caribeña con la argentina.

“El nombre del restaurant­e es en honor a mi papá”, explicó Jaime, al aclarar que la idea de denominar así esta empresa vino de su esposa. Y es que esta pareja combina lo estructura­do y metódico de él con la creativida­d explosiva y gran sentido de humor de ella. Esa mezcla se percibe en el amplio espacio del restaurant­e en el que se combina lo elegante, que no intimida, con lo casual que invita a sentirse como en casa.

Abrieron el 25 de febrero y la oferta que esta pareja ofrece a sus clientes se extiende más allá de sus sabrosos y bien presentado­s platos. Prometen que no tendrá que esperar mucho en una fila: “Tenemos 5,632 pies cuadrados en un espacio donde podemos acomodar 200 personas sentadas”.

El lugar emplea a 25 personas en diversos turnos y requirió una inversión de aproximada­mente $150,000.

Junto a la garantía de esperas breves, se suma el juramento de estos empresario­s de que siempre tendrá productos frescos en su plato. “Los mariscos los buscamos cada día en una pescadería y utilizamos productos de calidad”, dijo Jaime. “Y todo se hace al momento. Aquí no hay ‘hot tables’ para mantener comida caliente previament­e preparada”, aclaró Hemphill.

En esencia, este restaurant­e ofrece una vuelta a lo básico en la cocina y ello no debe confundirs­e con simpleza. “El mofongo no lo hacemos con mantequill­a, pues la mantequill­a te deja una filmina en la boca que impide que disfrutes otros sabores”, soltó Jaime. “Lo hacemos con aceite”, aclaró Igraine.

Al menú se suma el ofrecimien­to de una barra completa donde se sirve de todo, ya que el establecim­iento tiene licencia para dispensar todo tipo de bebidas. Además, en el menú no falta el bistec encebollad­o, las chuletas cancán, el lechón asado con cuerito incluido, mofongos, trifongos y paellas. “¡Y nuestros tostones son aplastados en casa!”, intervino Igraine con jocosa picardía.

“Todo esto nos garantiza que podamos ofrecer al cliente una oferta gastronómi­ca diferente”, dijo Jaime quien espera, para finales de este año, abrir otro restaurant­e en Oviedo y en el 2020 en Tampa. Más adelante, consideran lanzar franquicia­s de un concepto más pequeño.

“Aquí en Florida hay tantos puertorriq­ueños y latinos que hay un gran espacio y oportunida­d para todos en este tipo de industria. Lo importante es que compitamos en buena lid y nos ayudemos”, afirmó Jaime.

“Aquí en Florida hay tantos puertorriq­ueños y latinos que hay un gran espacio y oportunida­d para todos en este tipo de industria” JAIME MARTÍ PROPIETARI­O

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Especial para el nuevo día/ carla d. martínez El mofongo es una de las especialid­ades de este restaurant­e que ubica en el 4150 West Vine Street en el corazón de Kissimmee, en Florida.
 ?? Especial para el nuevo día/ carla d. martínez ?? Jaime Martí e Igraine Hemphill son los dueños de Don Pepito.
Especial para el nuevo día/ carla d. martínez Jaime Martí e Igraine Hemphill son los dueños de Don Pepito.

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