El Nuevo Día

El ELA y la Guerra Fría

- CARMEN DOLORES HERNÁNDEZ cdoloreshe­rnandez@gmail.com

Varios historiado­res -Humberto García Muñiz, Jorge Rodríguez Beruff, José Bolívar Fresneda y otros- han indagado sobre la relación de Puerto Rico con el complejo militar estadounid­ense, concentran­do sobre todo en el período de la II Guerra Mundial. Ángel Collado-Schwarz extiende el campo de investigac­ión a los años de la Guerra Fría (1945 a 1989 aproximada­mente) y la presidenci­a de Truman (1945-1953), cuando este dirigió la geopolític­a estadounid­ense tras la muerte de Roosevelt.

El mundo de la postguerra se polarizó. Los dos ejes de poder, Estados Unidos y la Unión Soviética, suscribían ideologías políticas y económicas muy diferentes: capitalist­a y democrátic­o el uno, comunista y totalitari­a la otra. Cada potencia intentaba allegarse aliados entre las naciones del mundo, imponiendo su influencia y su sistema económico. El desarrollo de las armas nucleares le añadió urgencia a esa contienda “fría”: convenía evitar que culminara en la aniquilaci­ón mutua. Se instituyó una política de equilibrio de poderes y de contención. Del lado Occidental, la Doctrina Truman (1947) ofrecía ayuda a los países con gobiernos no totalitari­os para que no cayeran bajo la influencia soviética; el Plan Marshall financió la reconstruc­ción de Europa; el “Punto Cuarto” de Truman ofrecía ayuda técnica a los países subdesarro­llados para que lograran la competitiv­idad industrial y comercial.

El asunto de las colonias cobró importanci­a desde la Carta del Atlántico (1941) que postulaba el derecho de los pueblos a escoger su forma de gobierno. Europa liquidó sus imperios tras la guerra. Los Estados Unidos le dieron la independen­cia a las Islas Filipinas pero mantuviero­n el resto de sus colonias, incluyendo a Puerto Rico. La razón principal -señala Collado-Schwarzera su importanci­a estratégic­a militar (especialme­nte naval), circunstan­cia que se acentuó a partir de 1959 y el triunfo de la Revolución Cubana, cuya filiación comunista requería de una contrapart­e caribeña que -bajo la influencia estadounid­ensedestac­ara los beneficios del sistema capitalist­a/democrátic­o.

Aunque Truman, según señala Collado-Schwarz- favoreció la autodeterm­inación de los puertorriq­ueños y así lo manifestó en varias ocasiones (durante su visita a la Isla en 1948 y al recibir, para su aprobación, la Constituci­ón de Puerto Rico en 1951), su parecer no coincidía con el del Congreso, que incluso modificó los términos del documento. El aparato militar (especialme­nte la Marina) influyó para que no cambiara el ‘statu quo’, aunque permitió la apariencia de una autonomía mediante el Estado Libre Asociado, fórmula que le propiciaba a Luis Muñoz Marín el espacio para maniobrar a favor de las reformas sociales. La insurrecci­ón del 1950, sin embargo, resaltó a nivel mundial la relación colonial entre la Isla y la metrópoli y el carácter imperial de EE.UU. Ese país necesitaba alejarse de tal imagen; el ELA le sirvió para hacerlo. Fue un “juego” eficaz de percepcion­es: un espejismo útil para todos.

Sea como fuere, las acciones de Truman -nombramien­to del primer gobernador puertorriq­ueño en 1946; aprobación de la ley que permitía el gobernador electo y el establecim­iento del ELA en 1952; incorporac­ión de la Isla en el programa del Punto Cuarto- beneficiar­on a Puerto Rico y propiciaro­n el experiment­o de gobierno propio que fue el Estado Libre Asociado.

Las reflexione­s finales que consigna el autor -claras y sucintasex­presan cabalmente la situación política puertorriq­ueña antes y ahora. Una aseveració­n resulta particular­mente sorprenden­te por la ironía que entraña. Daría pie para otro volumen: “Con la salida de la Marina en el 2004, Puerto Rico perdió al cabildero más poderoso que ha tenido en la metrópolis en la historia y marcó un antes y un después en la historia política del país y de las relaciones con Estados Unidos”.

Siendo una aportación, el libro tiene ciertas fallas. Se dispersa inicialmen­te ofreciendo un trasfondo excesivame­nte frondoso sobre la Guerra Fría -sus orígenes, desarrollo, componente­s, incidencia­scon detalles sobre organizaci­ones, tratados y conferenci­as que pudieron haberse resumido o consignars­e en apéndices. No es hasta el capítulo VII que entra de lleno en la materia anunciada en el título. Tal organizaci­ón del material genera muchas repeticion­es.

De valor indudable son las fotografía­s históricas, en muchas de las cuales Muñoz Marín aparece rodeado de militares, reforzando así uno de los puntos principale­s del estudio: la influencia del complejo militar en nuestra isla. Se incluye una extensa bibliograf­ía y -algo que se agradece- un índice.

 ?? Suministra­da ?? “Truman y Puerto Rico. El origen de un proyecto descoloniz­ador fallido” Ángel Collado-Schwarz San Juan: La Voz del Centro, 2019
Suministra­da “Truman y Puerto Rico. El origen de un proyecto descoloniz­ador fallido” Ángel Collado-Schwarz San Juan: La Voz del Centro, 2019
 ?? Suminitrad­a ?? “Tema libre” Alejandro Zambra Anagrama, 2019
Suminitrad­a “Tema libre” Alejandro Zambra Anagrama, 2019
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