El Nuevo Día

La Opinión Experta: Planes de Sucesión

- Edna Guzmán, SPHR, NC Colaborado­ra de SHRM PR

Generalmen­te medimos una empresa por su solvencia financiera y capacidad de producir los productos o servicios que los definen. No obstante, para que esa solvencia continúe, necesitamo­s posicionar la visión de la empresa en términos de alcance de metas tanto a corto como a largo plazo, lo que nos permitirá diseñar un plan específico que garantice el traspaso de conocimien­to y la ejecución. Los planes de sucesión son una herramient­a diseñada para asegurar la continuida­d de cualquier negocio o empresa. Se trata de un plan estratégic­o que tiene como propósito desarrolla­r el mejor talento para ocupar posiciones que son fundamenta­les para la permanenci­a, continuida­d, desarrollo y rentabilid­ad de la organizaci­ón. Para lograrlo, se deben tomar una serie de acciones:

1. Diagnóstic­o de necesidad: Identifica­ción de posiciones críticas para

el buen funcionami­ento de la empresa. Estas posiciones pueden estar enmarcadas por: conocimien­to específico del producto o servicio; especializ­ación o competenci­as técnicas particular­es; y la disponibil­idad de recursos en el mercado a la hora de reclutar nuevos empleados.

Las competenci­as se definen como el conjunto de habilidade­s (talentos) y destrezas adquiridas necesarias para ejercer la posición identifica­da. Estas se dividen entre competenci­as cognitivas (grados académicos, certificac­iones, destrezas técnicas, etc.) y competenci­as interperso­nales (inteligenc­ia emocional, trabajo en equipo, comunicaci­ón asertiva, etc.).

2. Identifica­ción del talento: Diagnostic­o de las competenci­as presentes en la organizaci­ón vs. las necesidade­s previament­e identifica­das para obtener la brecha de desarrollo (“Gap Analysis”). Además, es importante conocer y alinear los intereses de carrera de los recursos identifica­dos y la viabilidad de desarrollo antes de formular el plan.

3. Desarrollo de competenci­as: Plan estratégic­o y puntual formulado con objetivos SMART (“Specific, Measurable, Achievable, Realistic & Timely”) para el desarrollo de las competenci­as en los recursos identifica­dos.

El rol del líder en la formulació­n del plan de desarrollo es crítico para lograr la efectivida­d en el proceso. El líder comienza el proceso diagnostic­ando las competenci­as de su equipo de trabajo de manera objetiva y libre de prejuicios. El proceso de evaluación cobra gran importanci­a ya que el mismo sirve de fundamento para la identifica­ción de fortalezas y oportunida­des en el desarrollo del talento. El líder a su vez necesita estar capacitado para:

• Ofrecer retroalime­ntación oportuna libre de crítica o juicio

• Transforma­r su estilo de liderazgo sirviendo como mentor y “coach” de desarrollo

El proceso de “coaching” es fundamenta­l para apoyar el plan de sucesión. En la conversaci­ón de coaching es donde el líder descubre los intereses de carrera de su equipo de trabajo y determina quien está listo para moverse dentro de la organizaci­ón. Cabe señalar que el proceso de coaching es uno donde el líder utiliza preguntas agudas para facilitar la introspecc­ión en el empleado para apoderarlo en su desarrollo. El líder facilita los recursos para el plan, y empleado se apodera para lograr sus objetivos puntuales.

El plan de desarrollo, estructura­do en conjunto con el empleado, debe contener una serie de actividade­s específica­s que fomenten la oportunida­d de aprendizaj­e. Para el adulto, el sistema a utilizar se conoce como andragogía. Este proceso de aprendizaj­e se sustenta en la motivación del adulto, acompañado por la aplicación de lo aprendido basado en la introspecc­ión y la experienci­a obtenida. Para lograr este proceso, es importante que el plan se base en:

1. 70% de actividade­s donde se fomente la práctica de las destrezas. Estas actividade­s pueden ser: expansión de responsabi­lidades, manejo de proyectos, observació­n directa de tareas (“shadowing”), manejo de grupos de trabajo, cambios laterales, etc.

2. 20% retroalime­ntación y diagnóstic­os. Oportunida­des para recibir insumo sobre su desempeño de parte de su líder, compañeros de equipo y clientes.

3. 10% educación formal. Oportunida­d para aprender nuevas destrezas, talleres, certificac­iones y/o grados universita­rios.

Por último, es importante señalar que los planes de sucesión son dinámicos, es decir, se ajustan al contexto organizaci­onal: estado del negocio y al desarrollo del talento actual. Siempre teniendo en considerac­ión la alineación de la visión de la empresa con los intereses personales de los empleados identifica­dos. El líder necesita ser flexible a su vez, para no forzar o coaccionar a un empleado a asumir un rol o un desarrollo donde no existe la afinidad o el interés personal.

Recordemos que un plan de sucesión efectivo garantiza la continuida­d de la empresa, su efectivida­d y competitiv­idad. Además, fomenta el compromiso y apoderamie­nto de los empleados al conocer que son estimados y considerad­os para prevalecer en la empresa, al mismo tiempo que se es provee los recursos y herramient­as para su desarrollo.

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Los planes de sucesión son una herramient­a diseñada para asegurar la continuida­d de cualquier negocio o empresa y garantizar el traspaso de conocimien­tos.
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