Padres, jefes y colegas: Felipe Pérez, de El Mesón Sandwiches
●●● La confianza es el motor de la relación familiar y empresarial de Felipe y Felipe Hamílcar Pérez
“A veces se me olvida que es mi hijo y a él se le olvida que soy su viejo... eso nos ha ayudado mucho en esta aventura en Florida”
FELIPE PÉREZ EL MESÓN SANDWICHES
WINTER PARK, Florida. – La apertura de sucursales de la cadena de sándwiches puertorriqueña El Mesón en Florida Central no sólo marcó hace cuatro años el inicio de la expansión de esta empresa boricua en suelo estadounidense, sino que constituyó también en el inicio del pase de batón a una nueva generación de la familia que creó esta marca.
Aquel jovencito llamado Felipe Pérez que, de niño ayudaba a servir refrescos, emparedados, limpiaba mesas o cobraba a clientes en la primera tienda que abrió en Aguadilla en la década de 1970, ahora -poco a poco- va soltando las riendas del proyecto de expansión a Estados Unidos a otro Felipe, su hijo mayor, quien tiene 24 años y que ya es padre de dos niños.
Su entrada al negocio quizás comenzó antes de los previsto, pues hace cuatro años la misión del joven Felipe Hamílcar era clara: dar apoyo en la apertura de lo que fue la primera tienda de El Mesón en Orlando, específicamente en el centro comercial Florida Mall. Pero al ver cómo los clientes se volcaron en su apoyo al negocio, el joven vio la escritura en la pared y le dijo a su padre que quería quedarse en Florida. Recibió la bendición de su progenitor y se mudó.
“Al principio viajaba mucho a Orlando para asegurar que todo marchara bien pero ya no. Apenas vengo una vez al mes y vengo porque quiero, no porque sea necesario”, dijo el empresario de 54 años y quien tiene en sus planes agregar a su lista de sucursales en Florida Central otras tres tiendas, quizás en Winter Garden, Saint Cloud o Waterfold Lakes.
Felipe padre recordó que cuando trabajaba en la tienda de su padre, otra empresa abrió un negocio similar cerca de El Mesón de Aguadilla. Incluso, algunos de los empleados se fueron con el nuevo competidor. “Recuerdo que le pregunté a papi, muy preocupado, qué íbamos a hacer. Pero él se sonrió y me dijo: ‘No te preocupes. Preocúpate de mirar siempre hacia adelante y hacia al frente y de servir bien a la gente’. Siempre he tratado de seguir ese ejemplo y es lo que he enseñado a mis hijos”, afirmó.
Felipe Hamílcar, por su parte, dijo que tuvo la libertad de dedicarse a otra cosa, “pero siempre me gustó trabajar en El Mesón. Me gustaba y de niño limpiaba mesas, ayudaba a servir, luego fui cajero y en los veranos trabajaba a tiempo parcial con un horario a seguir. En el 2015, cuando abrimos la primer atienda en Orlando vi una oportunidad y agradezco a mi papá por dármela”, dijo.
La relación de estos dos empresarios es muy cercana, hablan a diario vía telefónica y en ocasiones viajan juntos a eventos relacionados con el mercado de los alimentos. “A veces se me olvida que es mi hijo y a él se le olvida que soy su viejo”, comenta. “Eso nos ha ayudado mucho en esta aventura en Florida”, agregó.
“Hay mucha confianza. Él es mi figura para seguir. Él es mi amigo. Confío en él”, dijo el joven en una de esas declaraciones que le forma un nudo en la garganta al más frío.
Lo llamativo de esta empresa es que la relación de “los Felipes”, también se repite entre empleados de la empresa. Hay trabajadores -o “mesoneros”, como se hacen llamar- que llevan varias décadas laborando en la empresa y hoy día sus hijos también trabajan allí. Es una tradición de ver el negocio como una extensión de la familia y de mirar la empresa no como una máquina de hacer dinero, sino de servir y servir bien siempre.