El Nuevo Día

Ser papá a cualquier edad

La experienci­a de convertirs­e en padres los sorprendió en distintas edades. Hoy comparten los retos y virtudes de criar en estos tiempos

- POR Ileana Delgado Castro ileana.delgado@gfrmedia.com

Tres hombres entre los 20, 30 y 50 años revelan cómo la paternidad los transformó

Ya han pasado la barrera de los 40 años, pero eso no ha impedido que se conviertan en padres, una realidad social que es cada vez más común en el Puerto Rico de hoy. De hecho, ya sea por el interés de lograr unas metas primero, laborales o personales, son muchos los que prefieren retrasar esa responsabi­lidad.

Uno de ellos es el ingeniero electricis­ta Edward Previdi a quien la paternidad le llegó a los 48 años, aunque antes de esa fecha confiesa que no pensaba tener hijos.

“Pero me casé con una mujer más joven (Emma Ruiz) que tenía deseos de ser madre y llegamos a un acuerdo de tener uno. Hoy mi hijo Ricardo está a punto de cumplir 9 años y aquello que yo pensaba que era un cliché -de que tener un hijo te cambia la vida-, en realidad es verdad, te cambia la vida”, reitera Previdi, quien trabaja en proyectos de energía renovable y de gerencia de construcci­ón con el gobierno federal.

Más que nada, afirma, el nacimiento de su hijo -al que vio nacer y le cortó el cordón umbilical- trastocó sus prioridade­s y le hizo redirigirl­as al bienestar y futuro del niño. “Tu visión del futuro la enfocas en tu hijo, no tanto en ti; buscas lo mejor para él”.

Sin embargo, también acepta que esa coyuntura propició que ahora cuide más de su salud y sea más consciente de mantenerse saludable. “A mi edad, si quiero ver crecer a mi hijo hasta su adultez o poderlo ver con una familia, tengo que cuidarme”, afirma Previdi, mientras pone en perspectiv­a todas las actividade­s en las que quiere participar con su retoño.

“El niño quiere estar en deportes, quiere jugar béisbol o baloncesto y yo

quiero poder compartir eso con él. Así que me tengo que mantener en forma porque, obviamente, es algo que yo también deseo. Así que la salud física para mí es muy importante”, asegura.

En ese sentido, Previdi dice que ha evaluado los pros y contras de tener un hijo después de los 40 y, a su juicio, hay más beneficios que desventaja­s. Por ejemplo, señala que a la edad que fue padre ya tenía una madurez y “ya uno hizo y deshizo” y ahora está más enfocado en la educación y desarrollo pleno de Ricardo.

“Además, quizás no tienes la presión financiera y hay más estabilida­d, algo que posiblemen­te no se tiene en la juventud. Claro, ahora también persigo mejor posición financiera porque pienso en el futuro de mi hijo”, admite el ingeniero.

Como desventaja, acepta que a los 48 años no se tiene la energía ni la vitalidad que se puede tener a los “veintitant­os o treinta y pico”. Además, también ha sopesado la idea de que, tal vez, no vea a su hijo tener su propia familia.

“Yo digo que, posiblemen­te, no voy a llegar a ser abuelo porque hay menos probabilid­ad (de que llegue a la edad de poder estar cuando Ricardo tenga sus propios hijos)”, agrega Previdi con cierta melancolía, mientras su hijo Ricardo escucha atentament­e la conversaci­ón y aporta que el abuelo de un amiguito de su escuela ya tiene 100 años. Al preguntarl­e, afirma que quiere que su papá llegue a esa edad. “Hay gente que llega a más todavía”, dice con inusual madurez para su edad.

Precisamen­te, la relación de padre e hijo es de una complicida­d muy tierna. Se nota que ambos disfrutan de compartir y de conversar. Los dos se sonríen pícarament­e cuando uno dice algo del otro. Quizás, por eso, el chico quiso hacer reír a su padre cuando se le pregunta cómo ve a su padre: “lo veo viejito”, dice entre risas.

Previdi se ríe a carcajadas mientras su hijo lo imita y se miran tiernament­e. Da la impresión de que se entienden a la perfección y el padre cree que la experienci­a de vida que tiene lo ayuda a esa compenetra­ción y en la crianza de su hijo, quizás mejor que una persona que es más joven e impulsiva. Sin embargo, acepta que nadie tiene un libreto de cómo ser papá y tampoco significa que un padre de 25 años no lo pueda hacer.

Aun así, cree que su edad le da una ventaja. De la misma forma, reitera que no siente que su edad se vea como una excepción en el entorno de su hijo. De hecho, asegura que en la escuela ve a padres de todas las edades. Además de que ha coincidido con otros de su edad y hasta mayores que él. “En unas clases de natación, cuando él era un bebé, había un papá que era

CAMBIO DE VIDA El ingeniero Edward Previdi comparte su experienci­a de ser padre a los 48 años “A mi edad, si quiero ver crecer a mi hijo hasta su adultez o poderlo ver con una familia, tengo que cuidarme”

de mi misma edad. Y en las clases de música a las que él va, hay padres mayores. Yo diría que lo raro es ver a un papá de veintitant­os años con un hijo de la edad de Ricardo. La mayoría tiene más de 30, pero también veo muchos de mi edad. Hoy día, además, la gente se conserva un poco mejor”.

Lo que sí le preocupa a Previdi es el mundo en el que va a vivir su hijo cuando sea adulto. “Uno se preocupa por todo lo que está pasando en el país, uno sabe cuántas cosas malas hay allá afuera y, por lo tanto, tiendo a ser sobreprote­ctor”, acepta.

Además, dice que, debido a su experienci­a en el desarrollo de energía renovable, también le preocupa cómo el cambio climático va a afectar directamen­te a la generación de su hijo si no se comienzan a tomar las medidas necesarias. “Por lo tanto, me mantengo buscando alternativ­as para beneficio de esas generacion­es”, analiza preocupado el ingeniero, quien ahora tiene 57 años.

Cuenta que, tanto él como su esposa planifican su vida alrededor de su hijo. Así que se dividen en cuanto a actividade­s extracurri­culares para que ambos participen. “Las vacaciones son con él, al igual que todas las actividade­s en la que él está involucrad­o, ambos siempre estamos presentes de una u otra forma”.

De hecho, dice que en esta etapa de su vida, en que tiene más trabajo que nunca, siempre busca la forma de compartir con el nene. “Por ejemplo, él está en el Conservato­rio de Música tomando clases de guitarra clásica y yo soy el que se encarga de llevarlo, al igual que a sus actividade­s deportivas. Mientras que su mamá, tiene otras facetas dentro de la vida de él en la que es ella quien lo acompaña”, agrega Previdi, quien espera celebrar este Día de los Padres tranquilo, en la casa con su hijo “y luego vamos a visitar a su abuelo materno, que es el único que tiene”.

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