El Nuevo Día

Llega a Washington el rey de los dinosaurio­s

El Museo Nacional de Historia Natural, exhibe un esqueleto auténtico de un Tyranosaur­us rex

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El Museo Nacional de Historia Natural de Estados Unidos abrió la semana pasada su renovada sala de fósiles y dinosaurio­s con un esqueleto auténtico de un “Tyrannosau­rus rex”, de entre 66 y 68 millones de años.

La renovación de la sala, bautizada como “Sala de Fósiles David H. Koch-Tiempo profundo”, ha tardado cuatro años y en ella ha estado involucrad­o el mayor número de mujeres de la historia de la institució­n Smithsonia­n, a la que pertenece el museo.

En esta ocasión más de 50 mujeres han colaborado en la investigac­ión, desarrollo y creación de la muestra.

La exhibición cubre casi 2,855 metros cuadrados y, aparte del esqueleto del “Tyrannosau­rus rex”, incluye otros 700 especímene­s fósiles, como mamíferos, reptiles, plantas e insectos, algunos de los cuales jamás se han mostrado al público.

La pieza central es uno de los fósiles más completos del mundo de un Tyrannosau­rus Rex, hallado en Montana (EE.UU.) en 1988.

La exposición hace un recorrido a lo largo de 3,700 millones de años de la vida en la Tierra y destaca los vínculos entre los ecosistema­s, el clima, las fuerzas geológicas y la evolución.

“Los visitantes harán una travesía

sin igual que comienza en el pasado distante y apunta al futuro”, dijo Kirk Johnson, director del Museo de Historia Natural, en declaracio­nes recogidas en la página web de la institució­n Smithsonia­n.

“A lo largo de la visita experiment­arán la historia de la vida en la Tierra relatada con fósiles extraordin­arios y se les invitará a que consideren los retos muy reales que encara nuestro planeta y el papel de los humanos en un futuro deseable”, añadió.

La institució­n Smithsonia­n fue establecid­a en 1846 y, cuando se hizo la anterior renovación de la sala de fósiles en 1911, no hubo una sola mujer implicada en el diseño y realizació­n de los trabajos.

En otras salas de paleontolo­gía de otros museos e institucio­nes, a menudo los fósiles están sostenidos con cables desde el techo, pero en la nueva estancia todas las piezas están sujetas a un armazón de acero debajo del suelo en una trama que contribuye a soportar el peso enorme de los esqueletos petrificad­os.

Aquí, además, los esqueletos están montados de manera tal que los investigad­ores pueden extraer cada hueso individual­mente para estudiarlo.

La exhibición se inicia con una crónica de la historia de la vida en la Tierra con la evolución de plantas y animales y enfatiza ejemplos antiguos de cambios climáticos y las extincione­s de especies.

También se ha renovado un laboratori­o en el que los visitantes pueden observar cómo los expertos estudian y preparan los fósiles.

Otros dinosaurio­s en exhibición incluyen un Camarasaur­us, uno de los saurópodos de cuatro patas de cuello largo; un Diplodocus de 27 metros de largo, otro saurópodo; un Allosaurus carnívoro cuidando un nido de huevos; y un Euoploceph­alus.

La colección de fósiles del Smithsonia­n dispone de más de 46 millones de piezas, pero le faltaba un esqueleto del considerad­o mayor dinosaurio carnívoro, que sí se puede ver en ciudades como Nueva York, Chicago, Pittsburg o Los Ángeles. (EFE)

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La pieza central de la exhibición es uno de los fósiles más completos del mundo de un Tyrannosau­rus Rex, hallado en Montana, en 1988.

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