Inolvidable la hospitalidad ancestral de Albania
En la norteña región albanesa de Puka, caracterizada por la belleza de su naturaleza casi virgen, algunos vecinos intentan vivir del turismo en contra de sus costumbres y tradiciones ancestrales, según las cuales los viajeros son huéspedes a los que honrar y no clientes.
Este centro alpino de 5,000 habitantes rodeado de bosques, a 80 millas de la capital, apenas recibe visitas, a pesar de ser el lugar ideal para el desarrollo de turismo rural, ecológico, de montaña y aventura.
Los forasteros que llaman a la puerta de los hospitalarios habitantes para pasar la noche son considerados amigos y, por tanto, sería deshonesto cobrarles la estancia, a pesar de la pobreza en la que está sumergida la región.
“La casa es de Dios y del huésped”. Tradicionalmente el huésped solía comer solo con los varones de la casa, mientras as mujeres se dedicaban a cocinar, apartadas y sin tener contacto con los visitantes, algo que hoy sigue siendo una barrera para ellas. En todos los restaurantes y bares de la zona los camareros son hombres.
Además, otro obstáculo para el desarrollo del turismo rural es que la mayoría de los vecinos de Puka asocian el trabajo con la administración estatal, ya que durante casi medio siglo de comunismo en Albania no existían ni el trabajo ni la propiedad privadas. (EFE)