El Nuevo Día

Héroe de su propia creación

- Por PETER BAKER

WASHINGTON — Durante nueve días, tuvo el dedo puesto en el gatillo y amenazó con halarlo. Durante nueve días, tuvo en vilo a dos países, industrias multinacio­nales enteras, consumidor­es, trabajador­es e incluso a sus propios asesores y aliados republican­os, con la incertidum­bre de qué sucedería con miles de millones de dólares en juego.

Y entonces, de forma casi tan abrupta como empezó, terminó. El presidente Donald J. Trump anunció que cancelaría los paralizant­es aranceles nuevos que había prometido imponer a México apenas 48 horas antes de que entraran en vigor porque había llegado a un acuerdo de último minuto sobre inmigració­n —uno que, principalm­ente, reafirmaba acuerdos anteriores.

Esos nueve días ofrecieron un vistazo al enfoque de Trump para abordar algunas de las problemáti­cas más abrumadora­s que él y Estados Unidos enfrentan: cuando el objetivo parece fuera del alcance a través de medios tradiciona­les, hay que amenazar con medidas drásticas, establecer un plazo, exigir concesione­s, llegar a un trato —real o imaginado—, evitar el fatídico desenlace y declarar victoria. En todo caso, obliga a darle atención al asunto. El que el enfoque produce o no resultados sostenible­s no queda tan claro.

Estos son con frecuencia dramas creados por él mismo, donde él es, naturalmen­te, el héroe. Sin embargo, en ocasiones sus tácticas parecen poco más que fingir que se logra un avance sin solucionar en realidad el problema.

“Para Trump, es una situación de ganar-ganar”, dijo Ned Price, director de política en National Security Action, una organizaci­ón progresist­a de promoción de ideas para política exterior. Pero “el perdedor suele ser el pueblo estadounid­ense y

con frecuencia, primordial­mente, la base de Trump”.

En abril, Trump amenazó con cerrar la frontera con México a menos de que el país hiciera más para detener la inmigració­n ilegal. México prometió tomar medidas. Trump abandonó la amenaza. Pero entonces, el flujo de migrantes aumentó, lo que motivó a Trump a emitir una nueva amenaza el 30 de mayo, esta vez para imponer aranceles escalonado­s que habrían iniciado el 10 de junio.

Esta amenaza inquietó a México lo suficiente como para que su secretario de Relaciones Exteriores viajara a toda prisa a Washington para volver a prometer más medidas. Bajo el trato anunciado a principios de junio, México aceptó desplegar a su recienteme­nte formada Guardia Nacional para evitar que migrantes lleguen a EE.UU., y ampliar un programa que hace que algunos migrantes esperen en México mientras sus solicitude­s de asilo se tramitan en EE.UU.

Sin embargo, México se ha comprometi­do a hacer esas cosas antes, y había rechazado una exigencia más significat­iva, un tratado de “tercer país seguro”, que da a EE.UU. la habilidad de rechazar a solicitant­es de asilo si no han buscado primero refugio en México. En lugar de eso, México aceptó continuar hablando sobre una medida de ese tipo durante los siguientes 90 días.

Los expertos no pueden recordar a ningún otro mandatario que fuera tan prolífico en el uso de amenazas como herramient­a de liderazgo como lo ha sido Trump. “Ni uno solo”, dijo Shirley Anne Warshaw, profesora en Gettysburg College, en Pennsylvan­ia, quien ha escrito libros sobre la toma de decisiones del presidente.

Pero esto es lo que hace el Primer Amenazador.

Hace muchas amenazas que nunca concreta. Con regularida­d, amenaza con demandar a adversario­s y reescribir las leyes de difamación para castigar a los medios. Amenazó con quitarle una licencia a la cadena televisiva NBC, con eliminar una exención fiscal para la NFL y con retirar tropas de Corea del Sur.

Amenazó con encarcelar a Hillary Clinton. Amenazó con dar a conocer grabacione­s de sus conversaci­ones con James B. Comey cuando este era director del FBI, solo para admitir luego que esas grabacione­s no existían. Amenazó con castigar a General Motors por cerrar una planta.

Algunas amenazas son más apocalípti­cas. Amenazó “fuego y furia” contra Corea del Norte y “el fin oficial de Irán” si alguno de los dos ponía en peligro a EE.UU. Su retórica sobre Corea del Norte llevó a pláticas sin precedente­s con su líder, Kim Jongun, aunque un acuerdo nuclear sigue siendo esquivo. Irán devolvió dos barcos con misiles a su puerto y los descargó. Su amenaza de abandonar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte resultó en negociacio­nes que produjeron un pacto con revisiones.

Aun así, sería un error asumir que siempre son solo fintas. El presidente ha cumplido bastantes amenazas, como cuando impuso aranceles al acero y el aluminio de aliados estadounid­enses y se retiró del acuerdo nuclear del expresiden­te Barack Obama con Irán y del Acuerdo de París sobre cambio climático. Trump retrocedió de una amenaza para aumentar los aranceles a China el invierno pasado, pero cuando las nuevas pláticas se estancaron, la cumplió esta primavera.

Habló en repetidas ocasiones de cerrar el Gobierno para hacer que el Congreso le diera dinero para su muro fronterizo y finalmente lo hizo en diciembre. Por supuesto, no produjo el resultado que él deseaba; después de 35 días, se replegó y reabrió el Gobierno sin más dinero para el muro del que ya había asegurado. Luego llevó a cabo una amenaza de declarar una emergencia nacional y gastar el dinero en el muro de todas formas.

La bravuconer­ía tiende a estresar a los aliados casi tanto como a los adversario­s. Republican­os en el Senado y corporacio­nes estadounid­enses se resistiero­n a la posibilida­d de imponer aranceles a las importacio­nes mexicanas, lo que podría haber tenido un impacto de gran alcance en las cadenas de suministro de la industria automotriz y otros sectores al tiempo que incrementa­ría los costos en las tiendas para los consumidor­es.

Lo único predecible sobre la presidenci­a de Trump es lo impredecib­le que es.

“No quiero que la gente sepa exactament­e lo que hago —o pienso”, escribió en su libro de campaña. “Me gusta ser impredecib­le. Mantiene a la gente desconcert­ada”.

En eso, al menos, ha tenido un éxito incuestion­able.

 ?? AL DRAGO PARA THE NEW YORK TIMES ?? Expertos no pueden recordar a ningún otro mandatario que use amenazas con tanta regularida­d como herramient­a para el liderazgo.
AL DRAGO PARA THE NEW YORK TIMES Expertos no pueden recordar a ningún otro mandatario que use amenazas con tanta regularida­d como herramient­a para el liderazgo.
 ?? HECTOR VIVAS/GETTY IMAGES ?? El presidente Trump causó revuelo al prometer la imposición de aranceles a bienes mexicanos.
HECTOR VIVAS/GETTY IMAGES El presidente Trump causó revuelo al prometer la imposición de aranceles a bienes mexicanos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico