Tania Vázquez y Wanda Vázquez
Cuando la prensa del país, haciendo uso de sus fuentes en el Negociado Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) e indagaciones propias, reveló que la secretaria del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Tania Vázquez, era objeto de una pesquisa relacionada a contratos de compañías allegadas al superintendente del Capitolio y excandidato del Partido Nuevo Progresista (PNP), José Jerón Muñiz Lassalle; la reacción de la administración fue protegerla.
Primero, la secretaria Vázquez negó públicamente ser blanco de la investigación federal. Un día después, la prensa la desmintió. Ese día la gobernadora, Wanda Vazquez Garced, le reiteró su confianza y anunció que la secretaria de la gobernación, Zoé Laboy, se reuniría con ella para conocer más acerca de los detalles revelados.
Cuatro días pasaron hasta que La Fortaleza diera a conocer que por voluntad de la propia titular del DRNA se le aceptaba la renuncia.
Sin embargo, la renuncia no será efectiva hasta que Vázquez regrese de unas vacaciones que decidió tomar en medio de los serios cuestionamientos a sus ejecutorias en el gobierno.
A Tania Vázquez no solo se le cuestiona por favorecer contratos y nombramientos a allegados de Muñiz Lassalle, sino también por permitirle una injerencia inapropiada en asuntos internos y de las agencias a su cargo.
Sobre este asunto varios legisladores del Partido Nuevo Progresista, incluyendo al presidente de la Cámara, Carlos “Johnny” Méndez, aseguran haber informado personalmente al exgobernador Ricardo Rosselló sin que nada ocurriera.
Si las investigaciones federales reveladas se materializaran en acusaciones, Vázquez sería la tercera jefa de agencia de esta administración en aprietos ante la justicia federal.
Resulta incomprensible cómo la gobernadora y sus allegados han reaccionado tan lentamente para cortar por lo sano una situación insostenible desde el punto de vista de sana administración. Más aún, por qué ha tardado tanto Wanda Vázquez en limpiar la casa, en una administración plagada por el fantasma de la corrupción.
Pareciera que apenas a dos meses de asumir las riendas, el compromiso de garantizar un gobierno limpio y transparente comienza a desvanecerse.