¿QUÉ ALIMENTA TU ALMA?

Ante la muerte del representante demócrata Elijah E. Cummings, los empleados que constituyeron su grupo de trabajo durante las pasadas dos décadas le rindieron homenaje a través de una página pública.

Entre otras cosas coincidieron con las figuras destacadas que han exaltado al congresista por sus cualidades sobresalientes de integridad, liderazgo valiente y compromiso con el servicio y la justicia. Destacaron que su vida privada fue consistente con su vida pública y que su propósito de ayudar a los más necesitados era genuino.

Compartieron también en su mensaje una anécdota que muestra la pureza de su compromiso con el servicio público. Revelaron que Cummings insistía en entrevistar personalmente a los candidatos a empleo en su oficina para poder “mirarlos a los ojos”. Entonces los escudriñaba, les preguntaba por qué estaban interesados en ser empleados públicos, cómo entendían que podían contribuir, qué los motivaba a servir.

Lo mejor llegaba al final, cuando se inclinaba, se me antoja pensar que la mirada seguía fija, sin pestañar, y preguntaba con su voz profunda: “But… what feeds your soul?” (“Pero… ¿qué alimenta tu alma?")

Esa pregunta tan poderosa lograba una reflexión intensa que redundaba eventualmente en compromiso, lealtad, eficiencia, respeto y confianza por parte de ellos.

Elijah Cummings creía que un debate de altura y respeto era posible. “Somos mejores que eso”, insistía. Sabía investigar con agudeza, interrogar con precisión e indignarse ante las injusticias. Consciente de la brevedad de la vida, le repetía a sus empleados algo que todos debemos recordar: estamos aquí “solo un minuto”.

De hecho, la certeza de esa fugacidad, la convicción de que la vida es efímera es lo que hace de su discurso uno más pertinente. Nosotros también debemos mirarnos a los ojos, examinar con atención la pureza de nuestras intenciones y preguntarnos con honestidad: ¿qué alimenta nuestra alma?