Afianza su candidatura a la gobernación
⤑ El ex comisionado residente en Washington es, hasta el momento, el único aspirante a La Fortaleza por el PNP, tras recibir el endoso de Jenniffer González y del médico Iván González Cancel, quien desistió de postularse
La pregunta oscurece el ambiente político como ominoso nubarrón que anuncia tempestades: ¿Están despejadas las dudas que tuvo el alto liderato de su partido para bloquear el verano pasado el ascenso de Pedro Pierluisi a la gobernación?
En medio de la angustia personal que vivió aquellos días de julio pasado, la decisión del gobernador Ricardo Rosselló Nevares para escoger de sustituto al líder que desbancó y cuyo ascenso a la gobernación descarriló en las primarias de 2016 pareció ser lógico, sensato, sabio, de justicia poética, en medio de aquella crisis constitucional que atravesábamos. La personalidad suave y conciliadora del pasado secretario de Justicia y comisionado residente Pierluisi encajaba como anillo al dedo… un bálsamo que prometía el retorno a la normalidad institucional de gobierno. Hasta que surgieron las dudas. Piedras como peñones que surgieron de su propio campo partidista hasta desvanecerse lo que parecía solución ideal.
El principal argumento esgrimido hace cuatro meses por sus compañeros de partido contra el ascenso de Pierluisi a la gobernación fue un nexo indisputable con el mundo financiero que pretende el cobro acelerado de la deuda pública que nos ahoga, sin consideraciones al impacto económico paralizante que conllevaría. ¿Ha cambiado esa circunstancia?
Como argumento relacionado se dijo entonces tanto por adversarios como por correligionarios, que estando Pierluisi en el Congreso ayudó a montar la Junta de Control Fiscal Federal, escoger y nominar a sus miembros, y que luego la representó profesionalmente al reintegrarse a la práctica privada como socio del bufete de abogados de la Junta. ¿Se ha disipado ese conflicto?
“Politics makes strange bedfellows”, dicta una conocida frase de cultura política norteña. Nada extraño que ahora juren lealtad y canten loas a Pierluisi los mismos que ayer redujeron a tres días su intento de ocupar Fortaleza. La ambición de ganar y retener el poder hace milagros, pero: ¿Cómo ahora borrar lo antes dicho con tanta firmeza? No quepa duda de que el principal adversario partidista que encarna el Partido Popular Democrático usará la impugnación del pasado julio que originaron los propios legisladores progresistas contra Pierluisi, para torpedear su candidatura a lo largo del escabroso reto de la próxima campaña electoral; que se alimentarán los recelos, las suspicacias, desconfianza e incredulidad
que predomina en un pueblo harto del favoritismo gubernamental al privilegiado y el despiadado saqueo a fondos públicos, para exacerbar la opinión pública contra la candidatura de Pierluisi y el PNP.
Ni siquiera el ideal estadista pueda esta vez servir de estimulante. Pierluisi no despierta las pasiones que los Rosselló, padre e hijo, usaron con tanta eficacia en campaña electoral, o de la que sería capaz Jenniffer González como portaestandarte progresista en 2020; mientras que la posible candidatura popular de Eduardo Bhatia no representa amenaza ideológica para los creyentes en la estadidad.
Así las cosas, aún no están herméticamente cerradas las puertas de la candidatura a la gobernación en el PNP.
“Nada extraño que ahora juren lealtad y canten loas a Pierluisi los mismos que ayer redujeron a tres días su intento de ocupar Fortaleza. La ambición de ganar y retener el poder hace milagros”