El Nuevo Día

Evo Morales teme una guerra civil en Bolivia

El renunciant­e presidente de Bolivia reclama un “diálogo nacional” ante crisis

- AGENCIA EFE

MÉXICO.- El expresiden­te de Bolivia Evo Morales tiene “mucho miedo” a que la actual crisis, con al menos una veintena de muertos, desemboque en una guerra civil, por lo que apela al “diálogo nacional” y a que sus seguidores no se dejen llevar por la violencia.

En una entrevista con Efe, Morales reclamó ayer un “gran diálogo nacional” como única manera de acabar con la violencia y abrió la puerta a la mediación internacio­nal con presencia de la ONU, la Unión Europea o la Iglesia católica.

Con su nueva vida en México, país al que llegó como asilado político el pasado 12 de noviembre, agradece al presidente Andrés Manuel López Obrador salvarle la “vida”, pero no descarta “amenazas y atentados” de países “exageradam­ente industrial­izados”, en referencia a Estados Unidos.

¿A quiénes atribuye las muertes violentas tras su renuncia el pasado 10 de noviembre?

—Renunciamo­s justamente para que no haya más agresiones a mis compañeros. Para que no haya ese racismo. Hasta el domingo (día de la renuncia), hubo en Santa Cruz enfrentami­entos entre civiles, muertos y heridos. Me duele mucho. Pero desde el lunes (11 de noviembre), son ya 23 muertos de bala.

¿Recae la culpabilid­ad de estas recientes muertes en las fuerzas de seguridad?

—Las Fuerzas Armadas y los policías que conspiraro­n y se amotinaron ahora están matando al pueblo. Para que no haya hechos de sangre, renunciamo­s. Pero ahora viene el golpe de Estado y una dictadura con semejante matanza.

¿Hay riesgo para que se produzca una guerra civil?

—Tengo mucho miedo. En nuestra gestión hemos unido campo y ciudad, oriente y occidente, profesiona­les y no profesiona­les. Ahora vienen grupos violentos. Pandillero­s, drogadicto­s, pagados. Incluso se han infiltrado en las universida­des. Y se organizan como paramilita­res.

Hago un llamado a mi pueblo, del campo o de la ciudad; pobres, humildes o pudientes que ostentan el poder económico, a que no podemos estar enfrentado­s, peleando.

¿Cómo resolver la cada vez más compleja situación?

—Quiero que sepa la población que el día domingo (10 de noviembre) yo dije ‘si quieren vamos a nuevas elecciones y si tiene mucho miedo al Evo, sin Evo Morales’. Pero tampoco aceptaron. Era ‘Evo fuera’, y renuncié para evitar un baño de sangre, pero fue peor porque así es la derecha boliviana.

Le han advertido que tiene cuentas pendientes con la justicia en Bolivia.

—No entiendo semejante mentira, vengo de una familia muy humilde y los valores que aprendí en la familia son “No robar, no mentir, no ser flojo”. He llegado a la presidenci­a con la verdad y con la honestidad.

¿Hay posibilida­des de que se convoquen en breve elecciones? ¿Se atrevería a regresar y a ser candidato?

—No estoy aferrado a ser candidato.

Aunque ganamos en la primera vuelta las elecciones, lamento mucho ese informe de la Organizaci­ón de los Estados Americanos (OEA) que tomó una posición política, y no técnica o jurídica.

Después de tanta masacre, la situación política ha cambiado. El pueblo se ha movilizado y dice “fuera la dictadura”.

¿Es posible el diálogo como la única solución?

—No tengo otra alternativ­a que tener una gran diálogo nacional. Es importante la participac­ión de partidos que han perdido las elecciones. Nosotros, yo, quiero participar en el diálogo. Pasaron del racismo al fascismo, y del fascismo al golpismo que estamos viviendo en este momento. Mi delito es ser indígena, es una cuestión de clases, no nos perdonan que nacionaliz­áramos los recursos naturales.

¿La violencia pone en peligro el camino del diálogo?

—Algunos dirigentes dudan. Y el pueblo se ha ido por encima de los dirigentes en El Alto. Ahora dicen: ‘¿Cómo vamos a dialogar con masacrador­es?’. En cinco días son 23 muertos de bala. Ya no quieren diálogo. Estamos haciendo esfuerzo para el diálogo, pero quienes vayan al diálogo pueden ser declarados como traidores. ¿Se pueden llevar a cabo los cambios en Bolivia sin Evo Morales?

—Tal vez mi error fue aceptar la candidatur­a (que le ofrecieron) los militantes y los movimiento­s sociales. Una candidatur­a basada en una sentencia constituci­onal. Quién sabe si fue un error, pero a mí me dijeron: ‘Evo, tu vida no depende de vos, depende del pueblo’.

¿Quién podría ser su sucesor?

—Nosotros nos manejamos orgánicame­nte. Como fuerzas sociales, tenemos que debatir. Aunque sí cueste consensuar quién quisiera ser candidato, quién quisiera ser presidente.

¿Pero sí costará encontrar al nuevo Evo Morales?

—Yo soy muy optimista.

¿Qué papel puede jugar la comunidad internacio­nal?

—Mi gran deseo es que haya diálogo con mediadores. Pero el primer planteamie­nto va a ser recuperar la democracia. Mi posición es que haya diálogo con mediadores y va a ser por tres cosas: por la vida, por la democracia y por la patria.

¿Considera viable la mediación de la Unión Europea?

—Lamentable­mente, algunos países de

la Unión Europea tomaron una posición. No me gustó. Pero pese a esto, bienvenido, para nosotros el diálogo es importante. Y no solamente la Unión Europea, la Iglesia católica y también las Naciones Unidas.

¿Ha acercado posiciones con la OEA tras decir que está “al servicio del imperio norteameri­cano”?.

—Ha sido una decepción. Yo por lo menos tenía cierta esperanza con la OEA y su auditoría electoral. Pero dieron el informe preliminar, donde se tomaron decisiones políticas. Intenté comunicarm­e con (su secretario general) Luis Almagro y no se quiso comunicar conmigo.

El domingo de madrugada, la OEA se suma al golpe de Estado, entre comillas. Esto es un golpismo. Nunca permitiero­n que entre la OEA a Nicaragua ni a Venezuela. Y ahora me doy cuenta qué rol juega la OEA en América Latina. Lo mejor sería cómo revisar, reestructu­rar, refundar o finalmente enterrar a la OEA.

¿Qué papel juega Estados Unidos?

—Estoy convencido de que detrás de este golpe hay intereses trasnacion­ales y especialme­nte de Estados Unidos. El primero en reconocer el golpe de Estado ha sido Estados Unidos, y ahí se demuestra su participac­ión. (Y cuando buscábamos salir del país) Estados Unidos llamó al canciller (boliviano) ofreciendo su avión. Me dijeron que me llevaban donde quisiera, pero me negué. Quién sabe dónde me hubieron llevado, a lo mejor a Guantánamo. UNA VIDA DE ASILADO ¿Qué espera de México y de su presidente, Andrés Manuel López Obrador?

—Como asilado político no tengo que inmiscuirm­e en temas internos de México. Estoy muy agradecido con el presidente, el gobierno y el pueblo mexicano por haberme salvado la vida.

¿Teme aquí en México por su seguridad? ¿Cree que podría padecer algún tipo de atentado?

—Algo que no nos perdonan algunos países exageradam­ente industrial­izados es que un país socialista pueda demostrar que con política de izquierdas hay futuro. Eso no nos lo perdonan. Cuando hemos empezado programas de industrial­ización, esto no conviene a países industrial­izados como Estados Unidos.

Siempre puede haber algunas amenazas y atentados. Sin embargo, tengo mucha confianza en Dios y en nuestra Madre Tierra.

El 10 de diciembre, Alberto

Fernández asume la presidenci­a de Argentina y ya le ha tendido la mano. ¿Aceptaría el asilo?

—Si me iría a Argentina, estaría más cerca de Bolivia. No lo he pensado. Durante esta primera semana en México cuesta quedarse en la ciudad. (Antes) cada día estábamos en tres departamen­tos de Bolivia. Eso lo extraño. Extraño aprobar o inaugurar obras, a veces entrar en campos deportivos, jugar, bailar. Cuesta, pero entiendo perfectame­nte mi situación.

¿Su familia está con usted?

—Estoy solo, y estamos haciendo algunas gestiones para que mis hijos puedan viajar.

Recienteme­nte entraron en la Casa Grande del Pueblo y denunciaro­n que tenía una suite como la de un “jeque árabe”.

—No han visto cosas lujosas. Se ha dicho que sacamos un gimnasio, unos cuadros. Yo no conozco eso, es otra mentira más. Hay jacuzzi y ducha, pero también en la residencia (anterior) y yo no la había construido. No entiendo esta guerra sucia. La política de austeridad siempre ha sido nuestra política.

Desde las elecciones del pasado 20 de octubre, que desataron una grave crisis en Bolivia, al menos 20 personas han fallecido y más de 500 han resultado heridas en enfrentami­entos entre partidario­s y detractore­s de Morales.

El pasado 10 de noviembre, Morales anunció la repetición de las elecciones presidenci­ales después de que la OEA diera a conocer numerosas irregulari­dades en los comicios del 20 de octubre en los que había sido reelegido para un cuarto mandato.

Pero poco después, y ante las sugerencia­s de policías y militares, Morales renunció a la presidenci­a después de casi 14 años en el poder.

El gobierno de México explicó que le ofreció asilo para proteger su vida. EL PAÍS ESTÁ PARALIZADO

Bolivia todavía permanece paralizada por la crisis que dejó hace una semana la renuncia de Morales, sin hallar de momento los caminos definitivo­s para atenuar las protestas sociales de algunos sectores y sin un diseño claro de la ruta que conduzca a nuevas elecciones.

Los esfuerzos de las nuevas autoridade­s interinas todavía no convencen del todo a las voces de sectores políticos y sociales que piden la paz y que exigen de una vez una convocator­ia del Ejecutivo interino a nuevos comicios.

Las protestas no han cesado, y ayer, algunos grupos bloquearon en La Paz los surtidores de gasolina pidiendo que se restablezc­a el servicio que se interrumpi­ó hace varios días.

Mientras, otras protestas que se realizaron principalm­ente en El Alto han bloqueado una importante planta de abastecimi­ento de combustibl­e y la vía que comunica a La Paz con el resto del país, como medidas para exigir la renuncia de la proclamada presidenta interina, Jeanine Áñez.

La conexión terrestre en la carretera que une a La Paz con las demás regiones del país está obstaculiz­ada y esto ha impedido que lleguen a esta ciudad alimentos fundamenta­les como la carne de res y pollo. Las filas en los mercados de abasto han sido extensas, mientras que el costo de la carne ha llegado a triplicars­e por la escasez.

“Hago un llamado a mi pueblo, del campo o de la ciudad; pobres, humildes o pudientes, a que no podemos estar enfrentado­s, peleando”

EVO MORALES

EXPRESIDEN­TE DE BOLIVIA

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Ap / juan karita Una bala entró por esta ventana en Sacaba, Bolivia, donde el sábado murieron al menos ocho personas cuando las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra manifestan­tes a favor del expresiden­te Evo Morales.
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