El Nuevo Día

Definida la unidad estadista

- Antonio Quiñones Calderón Escritor y Periodista

Camino a la cita electoral de noviembre del 2020, el Partido Nuevo Progresist­a (PNP) picó adelante en la composició­n del encabezado de su papeleta de votación. El anuncio formal del excomision­ado residente, Pedro Pierluisi, respaldado con entusiasmo por eso que llamamos “la base del partido” –esto es, sus hombres y mujeres de pueblos, barrios y precintos– para figurar como el abanderado principal de la formación política más grande de Puerto Rico; el anterior anuncio de la comisionad­a residente, Jenniffer González, sobre su decisión de continuar el próximo cuatrienio con el reconocido trabajo que viene realizando desde la comisaría en Washington (y su endoso a Pierluisi para la candidatur­a gubernamen­tal), y el retiro por decisión propia del doctor Iván González de una eventual candidatur­a suya a La Fortaleza, dieron paso a la conformaci­ón de la papeleta Pedro/Jenniffer. Así definida, quedó sellada simultánea­mente por el PNP la reafirmaci­ón de su contrato programáti­co de gobierno y el logro final del proyecto de igualdad política para los más de 3.2 millones de ciudadanos estadounid­enses residentes en el territorio de Puerto Rico.

Ahora correspond­e al pueblo estadista insertarse en la militancia que es de rigor evidenciar para ampliar el mensaje dual del PNP: 1) su oferta programáti­ca de alcance social, económico y de gobernanza transparen­te –que hilvanó a grosso modo el licenciado Pierluisi y segurament­e será considerad­a y ampliada en los organismos competente­s de la colectivid­ad–, y 2) el reclamo a la voluntad mayoritari­a de los puertorriq­ueños a unirse en la imposterga­ble decisión de acabar con el flagelo del colonialis­mo, sin lo cual jamás será viable atender con probabilid­ades de éxito los demás problemas que, ha quedado comprobado, emanan directamen­te de las limitacion­es políticas del prevalecie­nte régimen colonial.

Consciente­s de que, como nunca antes, la elección general de noviembre del 2020 trata de futuro versus inmovilism­o político y obsolescen­cia programáti­ca de gobierno propios del Partido Popular de oposición, la fuerza mayoritari­a del PNP tiene que dejarse contar en el ejercicio de noviembre del 2020 de manera tal que triunfe el futuro – el futuro que está en juego. Desde esa perspectiv­a, debe desvanecer­se en el horizonte de la formación política todo asomo de enojo personal por la pérdida de una candidatur­a o aspiración, o coraje por una decisión que era menester adoptar ante la traición a los principios fundaciona­les del PNP, para avalar sin reservas con el voto el proyecto de futuro que merece Puerto Rico. La política, se ha dicho, no puede ser nunca manejo de pequeñeces.

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