La nueva meta forense es combatir la impunidad
Recibimos con satisfacción la noticia de que el Negociado de Ciencias Forenses (NCF) resolvió finalmente el problema de la acumulación de cadáveres que mantenía a familias esperando por semanas, cuando no meses, que les entregaran a sus seres queridos par
Aplaudimos la gestión de la nueva directora del NCF, la doctora María Conte Miller, quien informó que de ahora en adelante los cadáveres que lleguen a la entidad serán entregados a sus familias en 24 o 48 horas, como debe ser. Pero con el mismo énfasis le recordamos a la funcionaria que el país necesita también que se resuelvan con la mayor premura y diligencia otros graves problemas en el NCF, como lo son los retrasos en el procesamiento de evidencia científica, aspecto vital en el esclarecimiento de crímenes.
La doctora Conte Miller, una veterana patóloga que había tenido experiencia dirigiendo el NCF, fue designada al puesto por la gobernadora Wanda Vázquez el pasado 8 de octubre. En aquel momento, el NCF estaba inmerso en la enorme crisis operacional de la que no había podido salir desde el golpe del huracán María en septiembre de 2017 y tenía más de 100 autopsias pendientes.
Al ser nombrada, Conte Miller prometió resolver la dilación en un mes, cosa que logró, según dijo, haciendo más eficientes las operaciones de la dependencia e integrándose ella misma a hacer las autopsias. En este momento, solo quedan pendientes las autopsias de 170 cadáveres que no han sido identificados ni reclamados.
Esperamos que la misma eficiencia operacional pueda ser aplicada al procesamiento de evidencia científica que es indispensable para el esclarecimiento de los crímenes. Esto incluye, por supuesto, el procesamiento de los “safe kits”, que son las piezas de evidencia usadas para el procesamiento de delitos sexuales.
El NCF tenía hasta hace poco 2,331 “safe kits” sin procesar. Apenas recientemente envió 750 a Estados Unidos para que fueran examinados. Es importante entender lo siguiente: cada uno de los “safe kits” se refiere a por lo menos una víctima de violación sexual que puede llevar años esperando justicia porque el Estado ha sido incapaz de procesar la evidencia que podría ayudar a llevar a su agresor a responder ante las autoridades. Eso es inaceptable desde cualquier ángulo que se le mire.
La historia se repite con evidencia relacionada a muchos otros crímenes. El NCF es inaceptablemente lento analizando, por ejemplo, pruebas de balística y perfiles de ADN.
La prensa ha reportado instancias en que la Policía pasa a veces hasta un año esperando por el procesamiento de pruebas de balística necesarias para radicarle cargos a un sospechoso. Para el momento en que la evidencia está lista, en demasiadas ocasiones testigos y otros elementos claves para llevar un sospechoso ante la justicia no están ya disponibles, lo cual hace que los casos se caigan. Eso tampoco es aceptable.
Puerto Rico tiene un severo problema de impunidad. Por demasiado tiempo, hemos vivido con la enorme dificultad que representa el que la mayoría de los crímenes ocurridos en la isla no es esclarecida. No hay palabras que puedan expresar adecuadamente cuánto daño provoca ese problema de impunidad a nuestra vida colectiva. Entre otras cosas, afecta el orden social, fomenta la actividad criminal e intensifica el dolor de la víctima de un crimen que no recibe siquiera el consuelo de que quien lo perpetró es castigado.
El NCF es un componente esencial, indispensable, en la solución de este grave problema. Necesita nuestra isla que el justo empeño que se puso en resolver la acumulación de cadáveres se inyecte también al procesamiento de la evidencia que nos ayude a esclarecer los crímenes.