Gobernadora: no corra
En 1968, Luis Muñoz Marín le cerró el paso al entonces gobernador, Roberto Sánchez Vilella, en su intento de buscar la reelección dentro del Partido Popular Democrático. El gobernador se negó a claudicar a su candidatura. Bajo el reclamo de “que el pueblo decida” y con una nueva colectividad política tras de sí, el Partido del Pueblo (PP), Sánchez Vilella lanzó una campaña propia en la que generó amplias simpatías y apoyos solidarios. Obtuvo 107,359 votos para la gobernación y el PP 87,832. Aunque no ganó la reelección, Sánchez Vilella provocó la primera derrota electoral del PPD y logró que el PP quedara inscrito.
Sin embargo, el Partido del Pueblo probó ser golondrina de un solo verano. En las elecciones de 1972 el PP apenas obtuvo 2,910 votos, aunque Sánchez Vilella, en esta ocasión, aspiró a una posición en la Cámara de Representantes y obtuvo 59,885 votos.
En esta elección también participaron dos partidos adicionales de orientación independentista, el Partido Auténtico Soberanista de Jorge Luis Landing, y el Partido Unión Puertorriqueña de Antonio González. Ninguno de los dos pudo desplazar en fortaleza y prominencia al Partido Independentista Puertorriqueño (PIP). Lo mismo ocurrió en las elecciones de 1976 y 1980, cuando participó otra colectividad con objetivos independentistas, organizada por Juan Mari Brás, el Partido Socialista Puertorriqueño.
En 1984, Hernán Padilla, un alcalde exitoso de San Juan por dos términos, intentó buscar la candidatura a la gobernación por el Partido Nuevo Progresista (PNP). El entonces gobernador Carlos Romero Barceló no se lo permitió. Padilla, entonces, en pleno apogeo de sus simpatías, organizó una nueva colectividad, el Partido Renovación Puertorriqueña. Hernán apenas logró 69,807 votos y su partido no quedó inscrito, pero su impacto fue suficiente para derrotar a Romero Barceló en su búsqueda de un tercer mandato en la gobernación.
En las elecciones de 2008, una figura de nombre Rogelio Figueroa incursionó en el campo político con el Partido Puertorriqueños por Puerto Rico (PPR). Bajo la insignia de un coquí, una plataforma en defensa del ambiente y con una extraordinaria campaña publicitaria, Figueroa generó gran entusiasmo y obtuvo 53,693 votos, una cantidad suficiente para desplazar como tercera colectividad política al PIP.
Pero el PPR fue otra ave de paso. En las elecciones de 2012 esa colectividad pasó a la inconsecuencia política, pues apenas obtuvo 6,668 votos. En esta elección también participaron, sin lograr mayor apoyo electoral, el Partido de los Trabajadores y el Movimiento Unión Soberanista.
En la última elección, tuvimos la incursión interesante de Alexandra Lúgaro y Manuel Cidre como candidatos independientes a la gobernación. Su participación impactó la dinámica electoral. Estos obtuvieron 174,529 y 89,890 votos respectivamente, para alrededor de 16% de los votantes. A pesar de lo significativo del porciento obtenido, ambos quedaron muy lejos de una posibilidad real de ganar la elección.
Como los números antes examinados reflejan, fría y crudamente, en Puerto Rico resulta virtualmente imposible para una persona de gran simpatía, pero nueva en la política y sin estructuras políticas debidamente probadas, poder lograr prevalecer en una primera elección frente a aquellas figuras o colectividades firmemente establecidas y con estructuras políticas experimentadas.
La lección de la historia para la señora gobernadora Wanda Vázquez y quienes pudieran estar cultivando alguna esperanza de que esta aspirara a la gobernación en el 2020, es clara, muy clara. Gobernadora: no corra.