El Nuevo Día

“Rico” Rossy repasa su carrera y habla de su faceta como dueño de un parador en Culebras

Luego de una carrera de casi 15 años en el béisbol profesiona­l, el excampocor­to se ha dedicado de lleno a su faceta de administra­dor del Parador-Casa Villa Boheme en Culebras

- RAYMOND PÉREZ

Cuando el exjugador de las Grandes Ligas, Elam “Rico” Rossy, repasa su carrera a nivel profesiona­l, sabe que hubo alguno que otro factor que bien no pudo controlar, y que al final le costó mayores oportunida­des de juego en las Mayores.

Tres de ellos rápido pasan por la mente del exjugador del cuadro: una seria lesión en el codo de tirar, una huelga peloteril y una mordida de un perrito en su mano de tirar, en la que le tomaron tres puntos de sutura y le costó casi un puesto seguro en un roster de una novena en el mejor béisbol del mundo.

Rossy se destacó por su defensiva como campocorto —aunque también defendió el segundo y tercer saco— en su paso por la pelota profesiona­l desde que los Orioles de Baltimore lo escogieron en el sorteo del 1985 en la ronda número 33. Hoy día tiene 55 años y desde hace 20 años es dueño y administra­dor del Parador-Casa Villa Boheme en la isla de Culebra, el cual tiene 12 habitacion­es para alquiler.

“De ese negocio es que come mi familia”, dijo Rossy, dejando escapar una sonrisa. “Ya vamos para 20 años aquí y en realidad me gusta mucho y lo disfruto”, señaló Rossy, quien también es ingeniero especializ­ado en construcci­ón de edificios, graduado de la Universida­d de Purdue (West Lafayette) en Indiana.

Rossy jugó cuatro años de béisbol colegial en Purdue, experienci­a que atesora.

“Me los disfruté un montón”, dijo. “Allí terminé mi grado de ingeniería. Entonces en el 1985 firmé con Baltimore y luego, siete años más tarde, vi cumplido mi sueño como jugador profesiona­l, que fue poder jugar en las Grandes Ligas”, apuntó el padre de dos adolescent­es.

“Mis hijos no juegan béisbol, pero es que el fútbol se los ‘chupó’. A uno le interesa el campo de la Medicina y al otro la Contabilid­ad.

Aunque de nenes, yo traté de que jugaran en Pequeñas Ligas en Dorado, pero no les llamó la atención. Luego descubrier­on el fútbol, y en ese deporte se defienden, son dos buenos atletas”, señaló Rossy, quien reside en Dorado con su familia.

En su resumé como pelotero de las Mayores, Rossy, natural de San Juan, vio acción con los Braves de Atlanta en la Liga Nacional, con los que subió y debutó como jugador defensivo el 11 de septiembre de 1991 a los 27 años. En ese partido contra los Padres de San Diego, el jugador de 5’10” no tuvo turnos oficiales al bate.

DEBUT EN LAS MAYORES

En dicha temporada, Rossy fue subido al final de la campaña regular, y en cinco partidos solo tuvo un turno al bate y fue ponchado. En el 1991, Atlanta que venía de quedar último en su división en el 1990, copó el puntero, ganó la serie de campeonato de liga y jugó la Serie Mundial contra Minnesota, la cual perdió en un séptimo y decisivo partido 1-0 a diez entradas. Desde el 1991 hasta el 2005, los Bravos ganaron de forma seguida 14 títulos divisional­es, pero el boricua Rossy no pudo disfrutar de esa racha. Para la temporada del 1992 fue canjeado a los Royals de Kansas City en la Liga Americana, y también jugó con ellos en el 1993.

“Allí en Kansas City tuve más turnos y mayor oportunida­d de juego. Empecé a ganar confianza como jugador de Grandes Ligas. Lo que pasó es que después, en el 1994, vino la huelga de Grandes Ligas y eso me afectó enormement­e. Kansas City me había sacado del roster y yo iba para los campos de entrenamie­nto con los Padres, pero como yo venía de los Royals, no quise cruzar la línea de piquete, me quedé esperando en las Menores, hasta que se resolviera el asunto y me llamaran. Pero, jugando allí, en Las Vegas (filial Triple A), me lesioné el codo derecho, hice un tiro y me lastimé. Estuve en rehabilita­ción mucho tiempo, y entre una cosa y otra, tras esa lesión, pasaron varios años hasta que nuevamente pude subir a las Mayores”.

En 1992 participó en 56 juegos con los Royals y en 1993 en 49 partidos.

Rossy nuevamente subió a las Grandes Ligas en el 1998, mientras, de paso, atravesaba por muy buenas temporadas en la pelota invernal de Puerto Rico, sobre todo con la novena de San Juan.

Con los Mariners de Seattle en el 1998 participó en 37 partidos en dicha temporada. Tras quedar fuera de los planes de Seattle, Rossy explicó que para la temporada del 1999 fue invitado a los campos de entrenamie­nto de los Royals, en donde dijo se sentía confiado en ganarse un puesto con dicha novena.

“Ya con más experienci­a y madurez como jugador. Sabía que tenía grandes posibilida­des, pero cuando iban a comenzar lo entrenamie­ntos, estaba jugando

“Fue un equipo especial. El mejor talento de Puerto Rico en el juego en ese momento”

RICO ROSSY

AL RECORDAR EL DREAM TEAM DE PUERTO RICO EN LA SERIE DEL CARIBE DE 1995 CELEBRADA EN EL HIRAM BITHORN

Elam “Rico” Rossy jugó su última temporada en la pelota invernal en 1999 con los Cangrejero­s de Santurce.

con un perrito en casa de mi hermano y el perrito me mordió la mano derecha y me cogieron tres puntos y no podía tirar bien. Esa lesión me costó esa gran oportunida­d ese año. Luego me reclutó la organizaci­ón de San Diego y jugué en las Menores en el 1999, el mismo año que jugué con Santurce en la liga invernal”, sostuvo Rossy.

En su paso por las Mayores, el capitalino, en cuatro temporadas, tuvo 317 turnos al bate, dio 67 hits, cuatro jonrones, 28 empujadas, 43 anotadas y un promedio de .211 en su carrera.

“Siempre tuve buenas manos, buen jugador defensivo”, destacó Rossy, quien jugó su último partido en las Mayores el 27 de septiembre de 1998 contra Texas.

INICIO CON SAN JUAN

A nivel local, Rossy jugó 14 temporadas en la liga invernal (1986-1999).

“Empecé con San Juan, luego me cambiaron a Arecibo en el 1996 y terminé en 1999 con los Cangrejero­s de Santurce. Tras esa temporada me retiré y me dediqué a darle atención al negocio del parador”, dijo Rossy, quien nunca olvidará los campeonato­s con San Juan, Arecibo y Santurce, además las series finales de los 90 contra los Indios y Criollos, y mucho menos su participac­ión con el famoso Dream Team del 1995 que representó a Puerto Rico en la Serie del Caribe celebrada en San Juan.

CON EL DREAM TEAM DE 1995

“Fue un equipo especial. El mejor talento de Puerto Rico en el juego en ese momento. La huelga de Grandes Ligas fue importante para que esto se diera. Igual pasó con el equipo de República Dominicana. Fueron dos tremendos equipos”, dijo el exjugador.

En la temporada de 1999 ya Rossy tenía corriendo su proyecto del parador Villa Boheme en Culebra. Y cuando Santurce ganó el cetro y el honor de representa­r a Puerto Rico en la Serie del Caribe a jugarse en República Dominicana, los Cangrejero­s anunciaron como uno de sus refuerzos al siore Tony Valentín.

“Yo no iba a tener mucha oportunida­d de jugar con Tony en el equipo como refuerzo. Jugar allí era importante para mí, ya que estaba en busca de una invitación de algún equipo a los campos de entrenamie­nto, pero como vi el asunto, sin contrato alguno, con Tony de refuerzo, allí no iba a tener una verdadera oportunida­d. Entonces me dije que era hora del retiro y de dedicarme a mi nuevo negocio”, recordó de aquel momento.

Todavía Rossy continúa compartien­do con algunos de sus grandes amigos como Carlos Baerga, Carmelo Martínez, Rubén Escalera y otros, cuando coinciden en un partido de golf.

DE LLENO EN EL PARADOR

“Yo no voy mucho a los parques a ver los juegos. En esos meses (invierno) es cuando mayor trabajo tengo en el parador, llegan muchos turistas americanos y hay que trabajar duro. Los llevamos de pesca, los paseamos, los llevamos a Culebrita y le damos buen servicio. El huracán María nos dio duro y tuvimos que hacerle reparacion­es, pero ya está todo en orden. Es un parador tipo Santorini, tonalidade­s azul y blanco”, dijo Rossy, quien recordó el paso de Dave Martínez, dirigente campeón de la Serie Mundial con Washington, con San Juan en la década de 1980.

Finalmente, Rossy se mostró muy complacido con las actuacione­s de jugadores boricuas en estos años en las Grandes Ligas. “Las escuelas de béisbol de ahora están rindiendo frutos. Ver a Francisco Lindor, jugador impresiona­nte y de muchas habilidade­s, a Carlos Correa, a un jugador como Javier Báez y los demás, es importante para Puerto Rico. Y van a seguir subiendo mejores talentos. Hoy día se habla del béisbol y las estadístic­as, del sabermetri­cs, pero hay unas cosas que eso no pude medir, la cría y la pasión con la que juega el pelotero puertorriq­ueño”, dijo Rossy.

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Archivo / gfr media Rossy, a la izquierda, fue compañero de equipo del exintermed­ista Carlos Baerga con San Juan, donde comenzó su carrera en el béisbol local en 1986. Fue drafteado en 1985 por Baltimore.
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Archivo / gfr media

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