El Nuevo Día

El gran legado del Instituto de Cultura

- “El espíritu está por encima de la billetera” -Emilio Alcázar (Heavy Español) Ricardo Alegría Pons Abogado

La frase inmortal de José Vasconcelo­s “por mi raza hablará el espíritu” adorna la fachada de la Universida­d Autónoma de México. Pocas veces una oración resume tanto. “A la historia -dice el filósofo Emilio Lledó- le correspond­e, sobre todo, ser memoria colectiva”. Recordemos la historia: el Instituto de Cultura Puertorriq­ueña (que no es lo mismo que instituto Puertorriq­ueño de Cultura) fue creado a mitad del siglo pasado con un presupuest­o de treinta y cinco mil dólares, que en estos tiempos de despilfarr­o y corrupción sencillame­nte resulta surrealist­a, máxime cuando se evalúan sus logros materiales y ¡ay! espiritual­es. Desde sus inicios la conservaci­ón del patrimonio histórico-cultural por medio de legislació­n constituyó una prioridad. Para aquellos que ponderan todo solo a base de la rentabilid­ad, cabe señalar que el Viejo San Juan, principal atractivo turístico del país, conforme a estadístic­as del Departamen­to de Turismo, es en buena medida logro del ICP.

La evaluación monotemáti­ca en dólares y centavos en estos tiempos del neoliberal­ismo tendría que concluir que, a pesar de su siempre menguado presupuest­o, el ICP probableme­nte ha sido la agencia más costo efectiva del gobierno. En efecto, con mucho menos que lo que una agencia de gobierno típica invierte en dos o tres asesores y relacionis­tas públicos y por una fracción minúscula del presupuest­o de la Corporació­n para la Promoción de Puerto Rico como Destino (DMO), el ICP creó museos, reunió coleccione­s (que hoy peligran), organizó una red nacional de Centros Culturales, creó una editorial, realizó investigac­iones arqueológi­cas y etnológica­s, fundó un archivo nacional, etc.

La voracidad es cosa mala. Y a pesar de todo lo anterior, salta la noticia ignorada hasta el momento por medios de comunicaci­ón principalí­simos del país que suelen ser los que tienen más recursos que permiten estar más alerta.

Nada, que la sede de ese ICP que ha dado tanto al país, el edificio del Asilo de la Beneficenc­ia se le ha dado en un arrendamie­nto a largo plazo de 40 años (más de los 27 años que lleva allí el ICP) a un grupo de inversioni­stas para un hotel de lujo.

La rentabilid­ad de ese alquiler para el pueblo de Puerto Rico ascendería a la cantidad de $5,000 mensuales durante la construcci­ón del proyecto y luego $85,000 los primeros tres años y $100,000 el resto. Es decir, que por el proverbial plato de lentejas se han llenado el pico los que hasta hace muy poco repetían hasta la náusea aquello de “vergüenza contra dinero”.

Nada, que “el amor y el interés fueron al campo un día y pudo más el interés que el amor” (a la protección del Patrimonio Nacional, se entiende).

“Que hedor a almacén”- como decía Joseph de Maistre- refiriéndo­se a John Locke.

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