Estado pobre y olvidado
Aunque Puerto Rico no es comúnmente referido como un país tercermundista, es, en efecto, el tercer país de mayor desigualdad económica en el mundo. Según datos ofrecidos por el Banco Mundial en el 2017, tan solo Sudáfrica y Zambia obtuvieron puntuaciones mayores a la de Isla del Encanto en el índice Gini, que calcula la diferencia del ingreso familiar. Entonces, la Isla del Encanto resulta más que encantadora para el 26% más rico, que es dueño del 60% de los ingresos que supuestamente se reparten en el país.
La desigualdad social es inherente a la precariedad del sistema educativo, pues completar el cuarto año de escuela secundaria reduce el porcentaje de pobreza en 13 puntos y completar el primer nivel universitario (en Puerto Rico, bachillerato) lo reduce en 22. ¿Entonces, el reciente cierre de escuelas y los recortes al presupuesto de la Universidad de Puerto Rico son mera coincidencia?
En la sección 5 de la Carta de Derechos, bajo el Artículo II de la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, se establece que “toda persona tiene derecho a una educación que propenda al pleno desarrollo de su personalidad y al fortalecimiento del respeto de los derechos del hombre y de las libertades fundamentales. Habrá un sistema de instrucción pública el cual será libre y enteramente no sectario”.
Resulta lamentable que la población más vulnerable, los niños y jóvenes, el “futuro del país” quede a merced de una disposición legal incumplida por el Estado, que como supraestructura debería garantizar el bienestar individual y social. Laura Berríos
Vega Baja