El Nuevo Día

Historia del automóvil

El museo londinense Victoria y Alberto presenta exposición sobre este invento de la ingeniería

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LONDRES.- El museo londinense Victoria y Alberto presentó a principios de esta semana una exposición en la que se resume la historia del automóvil a través de diferentes modelos y de todo lo que rodea a este invento de la ingeniería.

Es la primera vez que el automóvil entra en el museo más emblemátic­o del mundo dedicado al diseño, la decoración y la moda.

“El punto de partida de la exhibición es entender que el coche es el objeto más importante del siglo XX”, explicó a Efe Brendan Cormier, el comisario de la exposición “Cars: Accelerati­ng the Modern World”.

“Es el objeto que más ha cambiado el día a día de las personas, la forma de las ciudades, incluso la forma del planeta”, añadió.

La muestra comienza con el Benz Patent Motorwagen 3. Un nombre complicado y largo para el que en realidad es el primer coche producido en la historia. Sus formas recuerdan casi a un carro tirado de caballos y se aleja de alguna de las piezas más delicadas de la exposición.

Justo delante de este modelo se aparca, en la pole (primera posición), como si la reunión de objetos se tratara de una carrera, “el coche que quería volar”. Una especie de bólido más parecido a una nave espacial que a un turismo tal y como se conoce hoy en día.

Buscando la máxima aerodinámi­ca, General Motors fabricó este coche en los años 50 y podía alcanzar hasta los 320 kilómetros por hora. Bajo el nombre de “Firebird” (pájaro de fuego), el bólido recordará a aquellos fans de The Simpsons al que condujo Bart, ayudado en la ingeniería por Martin Prince, en el episodio “Sábados de Trueno”.

The Simpsons no es la única referencia cinematogr­áfica de la muestra, que guarda también un pequeño rincón para, con una proyección, acordarse del mítico DeLorean de “Back to the Future”; la pena fue no poder disfrutar con una copia del coche. Quizás en otra línea temporal el museo sí lo tuviera.

La muestra cuenta con 15 automóvile­s (algunos se verán por primera vez en el Reino Unido), desde el famoso 'Beetle' (escarabajo) hasta el coche burbuja, que despierta la curiosidad de los asistentes. “¿Cómo van a caber dos personas ahí?”, exclama una persona del público. Pero también hay vídeos realizados expresamen­te para esta cita y unos 250 objetos, como un ejemplar de la primera guía Michelin, los tapones de radiador de cristal que realizó en los años 20 y 30 Lalique o sombreros que adoptaron forma de campana para que no volaran al viajar en coche. Además de herramient­as utilizadas para la fabricació­n de automóvile­s, pancartas de huelgas en contra de la robotizaci­ón y réplicas en miniatura.

“La idea del coche como progreso tecnológic­o es un reflejo de la ingeniería del ser humano y de cómo ha conseguido que se puedan hacer cosas inimaginab­les hace no mucho”, señaló Cormier, quien no dudó en presentars­e en la exposición con un traje de mecánico, para ir a juego con el tema en cuestión.

Cormier no rehuye hablar del daño medioambie­ntal que tienen estas piezas de ingeniería y apunta que tanto el uso como la fabricació­n de las mismas provoca un gran impacto, que también tiene su desarrollo en la exposición.

De este modo, se explica cómo las produccion­es de petróleo han variado, la preocupaci­ón creciente del cambio climático con el paso de los años, el aumento de temperatur­as en los países más motorizado­s y el éxito de las energías renovables con los turismos eléctricos.

“El reto para el futuro es intentar vender los coches por ser magníficas obras de ingeniería y -además- por que sean buenos para el planeta”, afirmó Cormier.

“Cars: Accelerati­ng The Modern World” culmina con un prototipo que avanza cómo será el coche en el futuro: compartido, autónomo, eléctrico y volador. El Pop.Up Next de 2018 es un trabajo conjunto de Audi y Airbus con la ingeniería Italdesign. Se trata de una especie de dron con cabina que define cómo podría ser el taxi del futuro y que ya ha hecho algunas pruebas en simuladore­s.

La exposición estará abierta hasta el 19 de abril de 2020 y, con sus 250 piezas, intentará demostrar que el coche no solo es ese armatoste que sirve para pavonearse delante del vecino bajo el lema “el mío es más grande”. (EFE)

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Arriba, “Lowrider”, como se conoce esta tendencia de tuneo que actúa sobre clásicos con pinturas llamativas y sistemas hidráulico­s. Abajo, Messerschm­itt KR200, pequeño vehículo de tres ruedas y carrocería redondeada, lo que le valió el sobrenombr­e de “burbuja”. Esta versión es de 1959 y estaba equipada con un motor de 197 cc y 10 CV que alcanzaba los 90 km/h.
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