El Nuevo Día

¿No halla la felicidad? Confórmese con alegría

- Envíe sus comentario­s a nytweekly@nytimes.com. ROBB TODD

Algunas personas están dándose por vencidos con la felicidad. En lugar de ello, están tomando una vuelta semántica hacia la alegría.

“Estamos en lo correcto al desear felicidad; es solo que el proceso depredador de buscarla lleva fuera del alcance a lo que aparenteme­nte queremos”, escribió Jonathan Rowson, gran maestro del ajedrez, en The New York Times.

Rowson dijo que había sido un alivio darse cuenta de que la felicidad no es lo más importante en la vida. Muchas

personas ni siquiera quieren ser felices, añadió, pero no están seguras de qué es lo que realmente quieren.

“Yo supongo —y es solo una suposición— que lo que buscamos es alegría”, escribió. “La alegría es misteriosa porque la deseamos como placer, pero no la podemos hallar sin dolor”.

Si la alegría es preferible a la felicidad —y eso depende de cómo define una persona esas palabras— es buen momento para encontrarl­a.

“Parece que la alegría está en todas partes hoy día”, escribió Laura M. Holson en The Times.

Una de las razones de su ubicuidad, dijo Ingrid Fetell Lee, autora de un libro sobre encontrar alegría en cosas ordinarias, es que es difícil definir la felicidad. Dijo a Holson que lo maravillos­o de la alegría es que no necesitas ser feliz para sentirla. Y es fácil de encontrar. Caminar al aire libre o lanzar confeti puede traer alegría.

Sin embargo, el exceso de alegría tiene su lado negativo. Michelle Shiota, profesora asociada de psicología social en la Universida­d Estatal de Arizona, dijo a The Times que buscar alegría en cada momento para disfrazar la tristeza o el enojo conlleva riesgos.

“Lo que las personas llaman emociones negativas son un síntoma de que algo está mal y que tenemos que cambiar”, dijo Shiota. “Aprendemos de ellas”.

La alegría no siempre significa un estado de alta emoción, añadió. Se le puede encontrar en una habitación tranquila. De hecho, estar altamente emocionado en todo momento interfiere con la alegría.

En Silicon Valley, hay tanto estímulo que provoca alegría que algunas personas están experiment­ando con “ayunos de dopamina”.

Los tres fundadores de SleepWell, una empresa de arranque de análisis del sueño, se están privando de básicament­e todo durante estos ayunos: comer, música, tocar, contacto ocular, hablar, mirar pantallas y trabajo.

“Somos adictos a la dopamina”, dijo James Sinka, el más entusiasta de los tres fundadores respecto al ayuno, a The Times. “Y debido a que obtenemos tanto en todo momento, terminamos solo queriendo más y más, de manera que las actividade­s que solían ser placentera­s ahora no lo son”.

Nellie Bowles escribió en The Times que la gente que hace ayunos de dopamina “se está moviendo hacia dos grupos muy antiguos: los que practican la meditación en silencio y los amish”.

Así que una vez más, lo que era viejo ahora otra vez se vuelve nuevo.

Sharon Salzberg, que imparte meditación budista, dijo que cuando salió su libro “Loving-Kindness: The Revolution­ary Art of Happiness”, tuvo que defender a la felicidad de personas resueltas a renovar su imagen.

“Una cantidad de personas han estado diciendo, ‘¿por qué no dices ‘alegría’?”, dijo Salzberg a The Times, agregando que malinterpr­etaban la felicidad como simplement­e buscar el placer.

De acuerdo con el Dalai Lama, la auténtica felicidad se encuentra en el corazón y la mente y no depende del placer físico, que es fugaz.

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