El Nuevo Día

Terrazol y el arte de elaborar los mejores pisos

● La empresa ubicada en Toa Baja fabrica de forma artesanal los tradiciona­les terrazos que adornan los suelos de las casas boricuas

- GABRIEL PACHECO SANTA gabriel.pacheco@gfrmedia.com Twitter: @GPS100X35

Al igual que los venecianos usan el botticino (mármol blanco) para adornar los pisos de su ciudad flotante en la costa del Mar Adriático, los puertorriq­ueños usan el mármol blanco de las canteras de Juana Díaz y revestir de lujo y durabilida­d los suyos. Así lo atestiguó el equipo de trabajador­es de Terrazol, la única fábrica de terrazos en Puerto Rico que en la actualidad manufactur­a los duraderos pisos, que adornan gran parte de los hogares en la isla.

“Los terrazos nacen en Venecia, (en el siglo 18), donde se ingeniaron la forma de romper todos esos residuos de mármol y pegarlos con cemento hasta crear mosaicos preciosos con diferentes piedras”, pero la práctica le ha dado la vuelta al mundo hasta llegar a Toa Baja, donde el equipo de Oscar Laguna, propietari­o de Terrazol, puede producir hasta 10,000 terrazos por día.

Localmente, además del alabastro, se utilizan rocas rosadas y cobrizas que se consiguen en Dorado, las piedras negras con tonos verdosos de la Sultana del Oeste y los chinos de río de Corozal, todos estos materiales sirven para darle rienda suelta a la creativida­d de los arquitecto­s y diseñadore­s de interiores que en la actualidad lo hacen parte de sus proyectos.

Entre sus proyectos más reconocido­s están los terrazos color gris que adornan las aceras de Condado, el Paseo Lineal de Puerta de Tierra y los callejones del casco urbano de Ponce, como también las losetas color salmón que adornan la Plaza Fernando Pacheco en Yauco y las faldas de la Catedral Nuestra Señora de la Candelaria en Mayagüez, añadió el empresario.

“La piedra negra de Mayagüez últimament­e la utilizamos mucho porque a los arquitecto­s le gusta mucho las combinacio­nes de gris y negro que podemos hacer, pero nuestros clientes últimament­e tienen mucha inventiva. Una vez tuve que mezclar como tres tipos de azul y anaranjado hasta llegar a la combinació­n perfecta”, añadió Laguna, quien prefiere estos retos creativos porque resaltan las décadas de experienci­a de su equipo.

UNA INDUSTRIA ARTESANAL

En la mañana que Negocios visitó las operacione­s de Terrazol en Toa Baja, con sobre 55 años de operación, el supervisor de manufactur­a, Jorge Ramírez, revisaba los últimos detalles de la fórmula, una receta casi secreta que contiene las cantidades exactas de cemento, polvo de mármol, piedrecill­as y agua que le dan la consistenc­ia ideal al terrazo.

Allí en la fábrica, inevitable­mente cubierta en polvo de cemento y mármol y rodeada de viejas piezas de maquinaria italiana y árboles robustos, Ramírez piloteaba toda la operación desde un centro de mando a unos diez pies sobre el suelo, donde en un orden metódico apretó más de una decena de botones en un panel con informació­n en inglés, italiano y árabe.

“Esta es la fórmula nueve y estamos usando piedra blanca de Juana Díaz y polvillo de Dorado. Esta es la que más se vende a las urbanizaci­ones porque la gente se da cuenta que la cerámica es bonita, pero no dura. El terrazo es más resistente y te dura toda la vida”, gritó el sexagenari­o para vencer el ruido de la máquina que empezaba a cobrar vida.

En pocos segundos, comenzó a escupir el agregado (esa mezcla de cemento, polvo de mármol, piedras y agua), lo homogeneiz­ó en una mezcladora y comenzó a esparcirla en moldes para losetas. Luego, una especie de aplanadora aplicaba la presión equivalent­e a casi dos vehículos balanceado­s sobre una sola pulgada cuadrada para darle la forma final a cada loseta, al son de 10,000 por día.

“A diferencia de la cerámica, el terrazo se hace todo en frío. Nunca hay calor envuelto y por eso es más fuerte, menos frágil”, enfatizó Laguna, quien debe fraguar sus terrazos por un día completo antes de pulirlos.

Al día siguiente, una larga máquina con ocho estaciones de lavado y pulido dispara agua y arena a las losetas para descubrir los colores distintivo­s de cada fórmula. “Esto requiere paciencia, pero mira esos colores preciosos”, dijo Laguna, mientras apuntaba a los destellos de rosa que caracteriz­an al terrazo color salmón.

SE MODERNIZA EL NEGOCIO

Sin embargo, Laguna admitió que la entrada de cerámica de baja calidad a la isla sigue siendo el mayor reto para su negocio, que intenta vender un producto netamente local y más duradero que la competenci­a en tiempos que la industria de la construcci­ón da indicios de crecimient­o pero no arranca.

“El huracán María hizo estragos aquí, se llevó techos y dañó transforma­dores... bueno, casi destrucció­n total. Ya nos hemos recuperado y estamos enfocados en mercadear nuestra gama de productos en el internet”, dijo el empresario.

Con un nuevo sitio web en el que sus creaciones y aplicacion­es juegan un rol protagónic­o, Laguna espera apelar a una generación de puertorriq­ueños que se criaron sobre suelos de terrazo y ahora quieren reparar las casas que heredaron o replicar esos estilos en sus nuevos hogares.

“Hemos notado que muchos de nuestros nuevos clientes conocen de nuestros terrazos, pero no saben qué son terrazos. Vienen porque alguien les explica y se asombran cuando llegan y ven cómo se elaboran aquí mismo en Puerto Rico”, afirmó Laguna.

“Muchos de nuestros nuevos clientes conocen de nuestros terrazos, pero no saben qué son terrazos”.

OSCAR LAGUNA

PROPIETARI­O DE TERRAZOL

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Oscar Laguna, propietari­o de Terrazol, indicó que la empresa lleva 55 años fabricando desde Toa Baja los terrazos que construyen con materia prima de diversos pueblos de la isla.
 ?? Luis.alcaladelo­lmo@gfrmedia.com ?? Terrazol elabora a diario unas 10,000 piezas de terrazo en su fábrica en Toa Baja.
Luis.alcaladelo­lmo@gfrmedia.com Terrazol elabora a diario unas 10,000 piezas de terrazo en su fábrica en Toa Baja.

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